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Viajar al pasado, otra forma de disfrutar de las vacaciones

La Sociedad de Ciencias Aranzadi organiza trece investigaciones arqueológicas durante el verano, como la de Zaldua, donde la labor de los voluntarios ha sido clave para la excavación de lo que podría ser la ciudad vascona de Iturissa o Summun Pirineum.


María Fernández lleva tres años rescatando el pasado de Euskal Herria como voluntaria en los campos de verano que organiza la Sociedad de Ciencias Aranzadi. «He terminado la carrera de arqueología en Barcelona y prefiero excavar en casa, con los de aquí», explica. Junto con otros nueve voluntarios, participó en la excavación internacional que visitó GARA justo el último día de trabajo. El proyecto tiene por objeto la delimitación y definición de las estructuras constructivas del principal asentamiento urbano ubicado en la calzada romana del Pirineo, concretamente en el paraje de Zaldua, en el término de Auritz (Nafarroa). Ya en 2017 comenzaron la excavación de lo que podría ser un edificio público de gran importancia de la antigua ciudad de Iturissa o Summun Pirineum. La investigación está dirigida por expertos del Museum of London Archaeology (MOLA) y Aranzadi, y cuenta además con el apoyo del Ayuntamiento de Auritz, Euskalkultur Fundazioa y el Gobierno de Nafarroa.

Durante tres semanas, los voluntarios, que se hospedaron en el camping de Urrobi, acudieron al yacimiento con rasquetas, escobillas, picos y palas, desde las 9.30 de la mañana hasta las 17.30, con un descanso de una hora para comer. «La mayoría somos estudiantes de Arqueología o Historia, aunque también hay algún autóctono», aclara Fernández. Precisamente, Aranzadi ofrece alojamiento y manutención gratuita en los doce de los trece campos de investigación arqueológica que realiza durante el verano en Euskal Herria. Estas excavaciones se realizan en cuevas, dólmenes, poblados, calzadas, castillos o ermitas, en colaboración con los ayuntamientos y los habitantes de los municipios donde se ubican los yacimientos, como es el caso de Zaldua.

«Es una edificación importante por el grosor y la riqueza material. Es típicamente romano y no descartamos que se trate de un edificio público de carácter administrativo», detalla Ekhiñe García, una de las arqueólogas que dirigió el proyecto de excavación de la ciudad.

En el año 2011, Juan Mari Martínez Txoperena, natural de Auritzberri, restaurador y miembro desde hace medio siglo de Aranzadi, halló un miliario en Mugarriluze, lugar situado junto a la calzada romana del Pirineo que unía Astorga y Burdeos. Txoperena ya sospechaba de que una de las ciudades vasconas citada en los escritos del historiador Ptolomeo y en el itinerario de Antonino podía encontrarse cerca de su pueblo. Así, siguiendo la calzada llegó hasta una necrópolis (Otegi) de las que «suelen aparecer al comienzo de las ciudades» y que el propio restaurador ya encontró en 1985.

Todo hacía indicar que el asentamiento urbano podría encontrarse entre Auritz y Auritzberri. Pero hasta que no realizaron una prospección mediante técnicas geofísicas no pudieron confirmar la extensión de la ciudad (4,5 hectáreas), que lleva siglos bajo tierra y de la que, según García, «no se ha excavado ni el 1%». Sin embargo, tal y como explica Oihane Mendizabal, otra de las directoras de la excavación, «las evidencias arqueológicas tienen que ir de la mano de las escritas, y todavía no hemos encontrado epigrafía que nos indique que esta sea la ciudad de Iturissa o Summun Pirineum».

Un dado de bronce y lucernas

Antes del inicio de la perforación (9 de julio), Aranzadi abrió un periodo de inscripción al que se apuntó mucha gente, por lo que tuvieron que escoger. «En este caso, se pretende hacer todo en inglés para practicar, así que se busca gente con un mínimo nivel de esa lengua», aclara Txoperena. La mayoría de las excavaciones de verano son bilingües (castellano y euskara), aunque la de Amaiur –donde se está delimitando y documentando el cubo mayor, una construcción de 1513 ideada para albergar una gran plataforma cañonera– se realizará solamente en euskara, para que los voluntarios que acudan puedan ejercitar tanto las técnicas de excavación como el idioma.

En Zaldua, la intervención ha seguido las directrices arqueológicas del MOLA, cuyos responsables, Julian Hill y Claudia Tommasino, se muestran satisfechos con el trabajo realizado. «Llevamos cuatro años viniendo y estamos muy satisfechos», apunta Hill. Este arqueólogo británico, que lleva años excavando entre zonas financieras y rascacielos de Londres la ciudad romana de Londinium, explica que el paisaje estival del Pirineo y la tranquilidad de este «ayudó mucho», aunque el tono de su piel, con el inconfundible tono rojo de quien se ha quemado, delate lo contrario. «Hemos tenido suerte porque solo llovió un día», aclara, por otra parte, la arqueóloga venezolana Tomassino. Los dos agradecen a los habitantes de la zona, a Aranzadi y a todos los voluntarios la hospitalidad recibida durante esas tres semanas.

Voluntarios que excavaron 200 metros cuadrados de asentamiento, de 2,5 metros de profundidad, y donde han hallado objetos de la época junto al edificio que, según García, se encontraba en el centro de la ciudad: «Por los materiales encontrados, sabemos que se trata de un edificio posterior al siglo I d.C. y que se ocuparía hasta los siglos III y IV». Entre estos elementos se ha encontrado, sobre todo, material de construcción como mármol procedente de Italia, ladrillos, baldosas o tuberías para conducir el aire caliente. También han descubierto objetos «más especiales» que reflejan la vida cotidiana de la época: un basurero, dos lucernas (lámparas de la época romana), fichas de juego talladas en hueso, un dado de bronce...

«Es un proceso que durará varios años», apunta Juantxo Agirre, secretario general de Aranzadi, que espera seguir colaborando con el MOLA y los voluntarios para seguir descubriendo los tesoros que se encuentran entre los parajes pirenaicos y que nos remontan a la época de dominación romana.

La excavacion de Iturissa es una de las que lleva a cabo Aranzadi, que se desarrollan principalmente en Nafarroa y en Gipuzkoa, donde algunos trabajos han terminado mientras que otros se desarrollarán en las próximas semanas, como es el caso de Basagain. En setiembre realizarán una excavación arqueológica en el poblado fortificado de la Edad del Hierro que se encuentra en Anoeta. En Araba, en cambio, son otras instituciones las que trabajan en otros veinte yacimientos. Todos estos trabajos abarcan diferentes épocas de la historia, incluso del siglo XX.

Pasado reciente

Entre las relacionadas con el pasado reciente, figuran la que Aranzadi va a realizar en Bizkaia, una excavación arqueológica en las trincheras de una batalla del año 1937 de Lemoatx, y la que se va a desarrollar en el norte de Nafarroa. Jose Miguel Gastón, director del Instituto Navarro de la Memoria, anuncia que, del 15 al 29 de agosto, veintiséis voluntarios de distintas nacionalidades trabajarán en la reconstrucción de dos de los seis barracones donde cerca de mil presos estuvieron encerrados y sometidos a trabajos forzados mientras construían la carretera que une Igari y Bidankoze durante 1939.

El proyecto del Instituto Navarro de Deporte y Juventud y la Dirección General de Paz, Convivencia y Derechos Humanos está liderado por el Gabinete Trama. Además de la reedificación de madera, Gastón explica que tienen prevista una prospección arqueológica y, también, un panel informativo. «En un futuro se señalizará, ya que el objetivo es poner en valor el trabajo de Memoriaren Bideak», expone. Esta asociación lleva homenajeando desde 2004 a estos esclavos –fundamentalmente andaluces y vizcainos– del Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores, con el objetivo de reconocer a quienes dejaron años de su juventud trabajando forzosamente en las montañas del Pirineo. Gastón añade que tienen prevista la continuación de trabajos del «cementerio de las botellas» del monte Ezkaba y, «dependiendo de los ritmos de trabajo», cuatro o cinco exhumaciones en distintas localidades como Cabredo, Arazuri o Lirrazusti.