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‘BlacKKKlansman’, se puede ser racista, pero no tanto

Iratxe Fresneda

Hace mucho tiempo que Spike Lee irrumpió en el panorama cinematográfico para quedarse y ofrecer otra mirada de la realidad norteamericana. A pesar de que hacía tiempo que había comenzado su carrera audiovisual rodando cortos y piezas para televisíón, ‘Haz lo que debas’ (1989) fue su lanzamiento definitivo.

La música y las inquietudes de la comunidad afroamericana han sido sus principales pilares temáticos, siempre envueltos en un halo de denuncia social y defensa de los derechos civiles. Más de treinta películas avalan una carrera que, como la de cualquier creador que se precie, ha tenido sus altibajos. Cercana a la propuesta inteligente y bien rematada que fue ‘Plan oculto’ (2006), ‘BlacKKKlansman’ es una película eficaz y coherente en su discurso.

La cinta cuenta la historia de un policía negro que se infiltra en la cúpula del Ku Klux Klan con la ayuda de un compañero que se hace pasar por racista radical. Sí, así de loca es la sinopsis que no decepciona ni desentona con el desarrollo de la obra, elevando a la categoría de belleza el modo en el que genera situaciones absurdas y que nos recuerda su estimable capacidad para la comedia.

Basada en el libro homónimo escrito por el protagonista de la historia real en la que se basa el de Atlanta, ‘BlacKKKlansman’ tiene color, ritmo, engancha y nos hace reír a carcajadas aún a sabiendas que lo que nos está contando afectó y afecta dolosamente a un importante sector de la población afroamericana. El racismo está de moda, el racismo aterra, ¿Podríamos reírnos del racismo y de la xenofobia? Spike Lee parece haber hallado la terapia.