El revólver de Hernández Cordón
Julio Hernández Cordón regresa a Donostia, su ciudad talismán, para presentar su último trabajo ‘Cómprame un revólver’. Aquí ganó en 2007 el premio Cine en Construcción por ‘Gasolina’ y un año después, cuando la película estaba terminada, se llevó el premio Horizontes. En 2015, con ‘Te prometo anarquía’ recibió una mención especial de la sección latina del certamen donostiarra. Por eso considera que «aquí me descubrieron o al menos me pusieron en la vitrina», ha explicado en Desayunos Horizontes.
‘Cómprame un revólver’ es su proyecto más ambicioso, también a nivel de producción por la participación de una de las productoras más importantes de México, aunque para este director de Guatemala que, también se siente mexicano, sea «cine de autor con una poética que está más en las cosas que se callan y se pueden interpretar de muchas maneras».
El filme aborda México en un futuro cercano y reconocible con altos índices de violencia, asolado por el narcotráfico y la desaparición de mujeres con la particularidad de que está contado por una niña que se esconde detrás de una máscara. Huck, que en la película es la hija de un adicto atormentado que cuida de un campo de béisbol en el que los narcos juegan sus partidos, está interpretada por Matilde Hernández Guinea, la hija pequeña del director y guionista cuando tenía 9 años. Su hermana mayor también aparece en este filme que habla de la familia y la resistencia y en la que Hernández Cordón ha querido explicarles el horror a sabiendas que hoy en día cualquier chaval tiene acceso a una información «que nosotros no teníamos».
Rodada en Hermosillo, en el Estado de Sonora, uno de los oasis de las familias de los narcos, su mayor peligrosidad reside en la cercanía con la frontera y en un desierto que por el día te mata de calor y de picaduras de insectos y por la noche te enfría. En ese ambiente se movió el reparto de esta cinta compuesto, además de por sus hijas, por actores no profesionales donde abundan los boxeadores «por sus miradas profundas y perdidas, y porque la historia que yo cuento ellos la han vivido», señala.
Al realizador le sorprende que se hable tanto de México y luego existan tan pocas películas que aborden la temática del tráfico de drogas y sus carteles. «Allí se hace sobre todo comedia romántica», afirma. Aún así se reconoce molesto porque en este problema global «solo se hable de México cuando todo el mundo está salpicado, bancos que blanquean dinero, paraísos fiscales...». Hernández Cordón aboga por no mirar para otra lado y cree en Europa «si desaparecieran mil y dos mil mujeres la gente saldría a protestar. Hay que decir basta».