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Entrevue
UBALDO ZUÑIGA, GERMÁN MORENO Y LUZ MERY LÓPEZ
EXGUERRILLEROS Y MIEMBROS DE LA DIRECCIÓN DEL PARTIDO POLÍTICO FARC

«La correlación de fuerzas no es favorable para la lucha armada en Colombia»

Ubaldo Zuñiga (alias Pablo Atrato), Germán Moreno (Rafael Malagón) y Luz Mery López (Valentina) forman parte de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común y están al frente de Ecomún, la cooperativa nacional conformada por excombatientes.


Ubaldo Zuñiga fue uno de los negociadores de las FARC-EP en La Habana. Ahora, integra la dirección del partido FARC y preside Ecomún (Economía Sociales del Común), entidad encargada de recibir, administrar y gestionar los recursos de la reincorporación y de coordinar las cooperativas locales que han sido creadas en todo el país por excombatientes. Germán Moreno fue comandante en tiempos de guerra, hoy es el representante legal de Ecomún. Y Luz Mery López, exguerrillera también, su gerente. Los tres conversaron con GARA sobre los casi dos años transcurridos desde la firma de los Acuerdos el 25 de noviembre de 2016 en el Teatro Colón de Bogotá, sobre las diferen- tes visiones que se han ido gestando en la FARC y sobre las líneas trazadas por el pleno.

¿En qué punto está el proceso?

Zuñiga: Las FARC han cumplido al pie de la letra el acuerdo de paz. Cumplimos con la concentración, con la dejación de las armas, con nuestro paso a la vida civil y política. Hace un año se constituyó la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. El Gobierno ha cumplido con algunas cosas, como la asignación de la renta básica –el equivalente a 200 euros mensuales– para casi la mayoría de los excombatientes que estamos en proceso de reincorporación. Somos cerca de 12.400. La implementación del punto uno del Acuerdo, la reforma rural integral, está en pañales. El Gobierno no ha cumplido con la restitución de tierras ni con la entrega de tres millones de hectáreas; y eso tiene estancados los proyectos productivos de nuestra gente porque no hay tierra donde trabajar.

Como miembros de la dirección de la FARC, ¿cómo valoran posicionamientos como el de Iván Márquez, quien se negó a asumir su escaño en el Senado, «El Paisa» y «Romaña»?

Zuñiga: Son discusiones bastante difíciles. Es de público conocimiento que dentro del partido hay algunas fisuras y dificultades internas que, desafortunadamente, han terminado ventilándose en la opinión pública, algo que no debió de ocurrir. El camarada Iván Márquez encabezó, además, la lista al Senado y no tomó su escaño porque, en su opinión, no había garantías. Él argumenta que no se respetó a cabalidad el Acuerdo, que primero el Gobierno y luego el Congreso lo han tergiversado en su esencia, particularmente en lo que corresponde a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Márquez y otros alegan que no hay garantías para participar en la vida política.

¿Les ha sorprendido su actitud?

Zuñiga: Esperábamos que tomara posesión de su escaño en el Senado y estuviera al frente de este proceso pero, desafortunadamente, no ha sido así. Es respetable su opinión. En su última carta, Márquez dijo que seguiría insistiendo en la paz, pero que siente que no hay las garantías suficientes para salir a la vida pública y exponerse así a que lo asesinen. Hasta donde yo sé, hubo un operativo militar en Miravalle con el objeto, no se sabe, si de asesinarlo o capturarlo. El hombre logró salir. También argumenta la situación de Jesús Santrich, en prisión, contra quien el fiscal ha admitido que no tiene pruebas.

En el segundo pleno de la FARC también se aireó una carta de Joaquín Gómez en la que pone en cuestión el liderazgo de Rodrigo Londoño «Timo» al frente del partido y su posicionamiento. ¿Creen que se están sobredimensionando las diferencias internas y lógicas que puede haber en un partido político, más teniendo en cuenta que solo tiene un año de vida?

Moreno: El segundo pleno de la FARC hizo un análisis de todo lo que tiene que ver con la vida interna de la FARC, la implementación de los Acuerdos y la reincorporación de nuestro colectivo. Los medios, la derecha y los sectores que están en contra del proceso de paz estaban esperando que en nuestro partido se generara una situación de conflicto interno. Resulta que no ha sido así. Lo ocurrido es lo normal, lo que pasa en cualquier otro partido. Hicimos el análisis democráticamente, tranquilamente, de una forma responsable y respetuosa. Sobre las cartas de Iván, de «El Paisa», de Joaquín Gómez y Bertulfo Álvarez, el pleno valoró positivamente que estuviéramos haciendo ese debate y que estos camaradas históricos tomaran parte en él. El pleno dio todo su respaldo a «Timo» como presidente del partido, a la gestión que viene desarrollando y a la bancada parlamentaria de la FARC. Les estamos diciendo «vengan para los espacios», nuestro partido tiene unos mecanismos, unas normas, una disciplina y unos estatutos, por tanto, vamos a regirnos por ellos y a jugar todos en igualdad de condiciones todos. Y todos estamos corriendo riesgos. Si Iván corre riesgos, también los corre el excombatiente que está en Tumaco, en Catatumbo, en el Magdalena Medio o donde sea. Y también está en riesgo «Timo», y nosotros mismos. No es cierto que algunos los corran más que otros. Lo que está en riesgo es todo un proceso. Entonces, ¿nos escondemos? Vamos a seguir cumpliendo el Acuerdo y exigiéndole al Estado que también lo haga. Para ello nos vamos a apoyar en la lucha parlamentaria, en la gestión diplomática, en la movilización y en el acompañamiento internacional y de la segunda misión de la ONU. No estamos solos y la ultraderecha no las tiene todas consigo. Hay condiciones importantes para salirle al paso a la contrarreforma que pretende el nuevo Gobierno de Iván Duque. Hay un forcejeo muy importante donde la sociedad se tiene que definir. Esto ya no es un problema entre FARC y Gobierno, sino entre la sociedad y un sector, entre otras cosas, responsable de la Colombia destruida en todo este recorrido histórico de guerra.

López : Yo represento las voces de cientos de hombres y mujeres que estamos en los territorios. En medio de la adversidad y de la complejidad que entraña la reincorporación, somos garantes de una apuesta ética y política. En todos los territorios hemos vivido la lentitud, negligencia y falta de voluntad política del establecimiento. Pero también somos testigos de la fuerza política de nuestra gente.

¿Cuál es la realidad en los espacios de capacitación y reincorporación?

Moreno:Tenemos más de 250 proyectos de emprendimiento. Estamos teniendo una incidencia muy fuerte, lo que hace que la ultraderecha tenga mucho temor. Ubaldo es el presidente de Ecomún, yo el representante legal y la compañera aquí presente es la gerente de una cooperativa que confecciona trajes y en este momento tienen firmado un contrato para producir mil trajes. Eso no es cualquier cosa. En los territorios tenemos los viveros más grandes que existen en Colombia de plantas de cacao, que se enmarcan dentro de la implementación del punto número 4, la sustitución gradual de cultivos de uso ilícito.

Zuñiga: Todas las iniciativas que están desarrollando en los territorios son por iniciativa propia y con recursos propios. La reincorporación camina muy lentamente. El Gobierno dice que sí va a cumplir, pero lo quiere hacer a nivel individual, mientras que nosotros apostamos por una reincorporación colectiva que nos permita mantener la integración y fortalecimiento de nuestro movimiento.

¿Cómo están viviendo la reincorporación y la respuesta de la sociedad?

Zuñiga: Es difícil. Hemos afrontado esto con entereza. Tomamos la decisión de dar el paso a la lucha política abierta sin armas. No nos equivocamos en eso. Pero está resultando un poco más difícil de lo que pensábamos. No significa que hayamos renunciado a la vigencia de la lucha armada, sino que la correlación de fuerzas no es favorable para la lucha armada en Colombia y tomamos la decisión que había que tomar. Creo que la sociedad no estaba preparada para recibirnos y tenemos que seguir construyendo esos espacios que nos permitan hacer la política, hacer una reincorporación completa, porque el tema no son las FARC, sino una sociedad completa. La paz no es la firma de un acuerdo y el silenciamiento de los fusiles. Tenemos una Colombia polarizada, que raya con el fascismo, con un odio visceral que muchas veces no logramos entender. Pero la apuesta es la correcta y vamos a insistir para, desde nuestra humilde posición, ayudar a cambiar esta sociedad.

Moreno: No es fácil responder este tipo de preguntas porque inmersos en las tareas del proceso no hemos tenido mucho tiempo para ponernos a hacer un balance personal. Nos hemos entregado de lleno al proceso y al cumplimiento de las tareas asignadas. Tengo bien claro que este proceso no depende de lo que haga el Estado o el Gobierno de turno, sino de lo que la FARC sea capaz de hacer colectivamente. En lo personal, estoy muy contento porque he logrado encontrar a tres de mis cuatro hijos. Hacía 35 años que no sabía nada de dos hijas. Estoy reencontrándome con mi familia, que es el caso de muchos compañeros. El termómetro más importante del proceso es que yo esté hoy aquí hablando contigo, porque de lo contrario yo seguiría con el morral al hombro.

López: Ha sido una experiencia muy intensa. Estuve en prisión seis años y medio, donde viví la agudización del conflicto con la llegada de compañeras heridas, de campesinas encarceladas acusadas de ser guerrilleras sin serlo, la tortura, la desaparición… Tras la firma del Acuerdo, hemos tenido que asumir tareas y roles que nunca nos hubiésemos imaginado. La construcción de la paz es más compleja que la guerra, pero, a su vez, el hecho de haber vivido el conflicto armado nos da las capacidades y fortalezas políticas e ideológicas necesarias para el papel que estamos asumiendo. Como mujer, eso ha significado transformaciones y romper paradigmas de una sociedad patriarcal como la colombiana. Nos dicen desmadradas, que no somos femeninas… hay un montón de prejuicios contra nosotras las excombatientes.

Como exinsurgente, ¿qué opinión le merecen las denuncias de violencia sexual contra las FARC y la campaña de la Fundación Rosas Blancas?

López: Es una forma de vulnerar nuestros derechos y de castigar el hecho de ser mujer y de haber sido guerrillera. Siempre hemos exigido que la JEP sea el escenario jurídico y con garantías para abordar estas denuncias y buscarle soluciones. Varias compañeras han presentado una demanda jurídica. La campaña a la que aludes solo ha generado odio y prejuicios en nuestra contra. A todos los lugares a donde nos invitaban, lo primero que nos preguntaban era cuántas veces nos habían violado. Estuve 25 años en la guerrilla y en ningún momento viví o vi un hecho así. Nuestros testimonios contradicen esos hechos. En ningún lado se escucha que nuestros cuerpos fueron usados como trofeos de guerra por parte del Ejército y de los paramilitares. La construcción de la verdad implica que sean escuchados nuestras voces y vivencias.

¿Como excomandante, qué hubiera hecho si hubiera presenciado un hecho así?

Moreno: Hubiera convocado un consejo de guerra. Tuve responsabilidades, fui comandante. Y, efectivamente, cuando se produjeron esos abusos, hubo sanciones muy drásticas. Ya Valentina (en alusión a Luz Mery) lo ha expuesto. Como mujeres y excombatientes, son ellas las que tendrán que decir este me violó, se aprovechó o abusó de mí.