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Paupérrimo y descafeinado derbi

Alavés y Athletic empataron un partido que desde el inicio parecía estar condenado a la igualada. Pocas ocasiones y poco juego por parte de ambos conjuntos que no consiguieron inquietar al rival. Como nota positiva, que Mendizorrotza cerrará el año con la marca de estar ocho meses invicto y que los vizcainos alcanzan en la tabla al Villarreal.


Pobre de goles y de ocasiones. Incluso, pobre de juego. Mendizorrotza no pudo gozar de la mejor versión de su equipo y el rival tampoco mejoró las prestaciones para construir un partido vibrante. Pero así son los derbis. No necesitan mucho más para ser vibrantes, aunque la chispa de calidad nunca viene de más. Nadie puso a prueba a los guardametas en los primeros 25 minutos y aun así el nerviosismo se palpaba en el ambiente. Un ambiente que para ser un lunes estuvo a la altura con más de 19.300 espectadores que resistieron al frío de Gasteiz.

«Apaga la tele, enciende el fútbol». Ese fue el tifo elegido por Iraultza 1921 para la cita y es que, ¿a quién se le ocurre poner un derbi un lunes a las 21.00, evitando así una de las jornadas más apasionantes tanto en la previa del partido como posteriormente?

Sea como fuere, Alavés y Athletic fueron los elegidos para cerrar la decimosexta jornada liguera, el último partido del año que acogía un Mendizorrotza que logró alargar la racha de invicto. Le costó resistir porque lo cierto es que los albiazules hicieron pocos méritos para ganar. Hizo lo mínimo para empatar: defender bien, con ga- rantías, con Laguardia y Maripán achicando aguas y con Pacheco como el último escudo.

El portero extremeño estuvo poco exigido en la primera mitad –menos aún Herrerín, que no recibió ningún disparo excepto uno muy centrado de Ibai– que solo tuvo que intervenir en dos disparos de Raúl García. La cosa cambió en los minutos iniciales de la segunda mitad, que siguió con el mismo rumbo que acabó la primera. Athletic estuvo más atrevido o, por lo menos, así demostraban los ataques que llegaban de tanto en tanto y sin enriquecer el juego. Pacheco estuvo atento para sacar la manopla en un disparo de Córdoba –el más brillante de la noche de ayer– en la mejor jugada del partido. Y poco más que añadir.

Sexto empate a domicilio

Abelardo apostó por alinear a Guidetti como acompañante de Calleri. El sueco no era titular desde finales de setiembre y fue evidente esa falta de sintonía con el argentino, que tampoco estuvo enchufado –no tuvo una clara en el minuto 78 tras un peinada de Bastón–. Visto lo visto, el técnico asturiano no quiso esperar más para sacar a Sobrino con la premisa de revolucionar el partido y Guidetti fue el sacrificado en el descanso. Pero ni por esas.

Williams, el elegido por Garitano para provocar el mismo efecto, acabó el partido con el mismo resultado que Sobrino –provocando quizás algo más de peligro–. Por esa parte, se puede destacar la labor de ambas líneas defensivas, aunque se encargaran simplemente de despejar los balones, no ofrecieron ninguna laguna.

Los tres cambios del entrenador albiazul fueron ofensivos, muestra de su insatisfacción con el empate. El más necesitado era el Athletic, que necesitaba los tres puntos para salir de los puestos de descenso pero el Alavés no quiso conformarse con otro empate porque eso significaría no conocer la victoria por quinto partido consecutivo, contando el encuentro de Copa.

Pero lo cierto es que el derbi estaba condenado al empate a nada –el Athletic es el equipo que más empates ha cosechado a domicilio, seis– y los minutos finales lo volvieron a confirmar. Demasiados balones aéreos, demasiadas faltas y ningún remate. Hasta se hicieron largos los tres minutos de añadido.

Mendizorrotza no estará tan orgulloso con el partido que cierra el año pero por lo menos puede presumir de estar invicto un mes más, además de estar un punto más cerca del objetivo.