Manuales de supervivencia
El libro que Pedro Sánchez llevará esta semana a los kioskos buscando un revulsivo viralizable se llama ‘‘Manual de resistencia’’. Intenta ahondar en su leyenda, con un título que habrá generado debate en la editorial, porque el adjetivo está notablemente rebajado: Sánchez no es un resistente, es un auténtico superviviente, incluso un resucitado, primero frente al vetusto aparato de su viejo partido y después contra el peor resultado electoral del PSOE. Sus tres milagros están ahí y solo se explican desde un cierto arrojo: ganar las primarias a Eduardo Madina en 2014, resurgir arrollando a Susana Díaz en 2017 y desbancar a Rajoy vía moción de censura en 2018.
Llegado a La Moncloa y enfrentado a cuestiones de Estado, el resistente ha demostrado no ser tan osado. La receta que empezaba a aplicar en Catalunya es equiparable a la empleada en Euskal Herria en la cuestión de los presos: muchas más palabras que hechos, buenos deseos que determinación. El espíritu de supervivencia le dictó ayer a Sánchez que ante una derecha en auténtico alzamiento lo prudente es guardar en el cajón la vía del diálogo en Catalunya, que probablemente no buscara más que amortiguar el impacto demoledor que va a tener allí el juicio a sus dirigentes. Con ello Sánchez pretende ganar algo de vida, salvar el suicida adelanto electoral a mayo al que le pretenden condenar tanto la revuelta de mañana en Colón como los cantos de sirena del felipismo. Pero la derecha ha olido la sangre y no va a soltar la presa. Lo primero que debe hacer cualquier superviviente es no mostrar temor.
El inquilino de La Moncloa buscará ahora otro soplo de oxígeno en una batalla menor, la de los presupuestos; como si la clave de esta semana fueran unas enmiendas a la totalidad y no el juicio a un Govern en el Supremo. Por embestidas como estas, Catalunya y Euskal Herria tienen acreditado su afán de resistencia, más aún que Sánchez. Y estos días, en esos 100 metros que van del Colón al Palacio de las Salesas, volverán a confirmar que su manual de supervivencia aconseja romper amarras.