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El Vaticano entona el «mea culpa» y promete su conversión radical

La cumbre antipederastia reconoce haber protegido a culpables y silenciado a las víctimas, y compromete su palabra para no repetir «los horrores del pasado».

El Papa atiende la Eucaristía en el acto que ha puesto fin a la cumbre antipederastia del Vaticano. Giuseppe Lami (AFP)

Desde el pasado jueves, convocados por el Papa en el Vaticano, 190 jerarcas de la Iglesia Católica han estado reflexionando sobre los escándalos de abusos sexuales a menores que han sacudido la institución, su reputación y credibilidad. Esta cita histórica ha reunido a 114 Conferencias Episcopales de todo el mundo con un solo punto en el orden del día: la pederastia. La responsabilidad de los obispos en este crimen continuado, el código omertá que ha protegido a los pederastas de la Iglesia y la falta de trasparencia y sensibilidad al tratar la crisis de los abusos.

En una liturgia penitencial que ha servido para exponer las conclusiones, los convocados por el Papa Francisco han entonado el «mea culpa» al confesar públicamente que «hemos ocasionado violencia a niños y jóvenes y no hemos protegido a quienes más necesitaban nuestra ayuda. Ni hemos reconocido su sufrimiento ni hemos ayudado a las víctimas».

Durante la ceremonia, presidida por el Papa, en un tono grave, han pedido perdón por haber callado con demasiada frecuencia, por haber mirado a otro lado y no haber tenido el coraje de enfrentarse al lado más oscuro y diabólico de su Iglesia. «Haremos lo posible para hacer justicia y sanar a los supervivientes de los abusos, les escucharemos y los creeremos, caminaremos con ellos y pediremos cuentas a quienes han ocultado y progido a los abusadores».

Y de cara al futuro, conscientes de que todos los obispos, superiores de órdenes y congregaciones religiosas tienen un «largo camino por delante para aplicar estas conclusiones de forma sostenible y adecuada», se han comprometido ante todo el «pueblo católico» a no limitarse a una mera «administración de esta crisis», sino a llevar a cabo una «verdadera conversión» para afrontar los abusos.

Los 8 puntos para combatir los abusos

Al final de la cumbre el Papa indicó los 8 puntos en los que la Iglesia se centrará para combatir los abusos a menores por parte de religiosos pederastas. Son los siguientes:

1.- La protección de los menores: Cambiar la mentalidad para combatir la actitud defensiva-reaccionaria de salvaguardar la Iglesia.

2.- Seriedad impecable: La Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes y nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso.

3.- Una verdadera purificación: Transformar los errores cometidos en oportunidades para erradicar este flagelo y jamás caer en la trampa de acusar a los otros.

4.- La formación: La exigencia de la selección y de la formación de los candidatos.

5.- Reforzar y verificar las directrices de las Conferencias Episcopales: Aplicación de parámetros que tengan valor de normas y no solo de orientación, y que ningún abuso debe ser jamás encubierto ni infravalorado.

6.- Acompañar a las personas abusadas: La Iglesia tiene el deber de ofrecerles todo el apoyo necesario, valiéndose de expertos en esta materia.

7.- El mundo digital: La protección de los menores debe tener en cuenta las nuevas formas de abuso sexual. Que en las normas jurídicas vaticanas aprobadas en 2010 –donde fueron añadidos como nuevos casos de delitos la adquisición, la retención o divulgación de material pornográfico– se eleve la de edad inferior a 14 años.

8.- El turismo sexual: Se necesita la acción represiva judicial, pero también el apoyo y proyectos de reinserción de las víctimas de dicho fenómeno criminal.