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Víctimas de abusos sexuales en la Iglesia solicitan oficialmente una reunión al cardenal Blázquez

Juan Cuatrecasas, presidente de la asociación Infancia Robada y padre de la víctima del Colegio Gaztelueta, ha remitido una carta al presidente de la Confederación Episcopal Española (CEE), el cardenal Ricardo Blázquez, y a su secretario general y portavoz, Luis Argüello, en la que les emplaza a mantener una reunión para abordar los «dramas» causados por la pederastia en el seno de la Iglesia católica.

Concentración de víctimas, entre ellas Juan Cuatrecasas, en Roma.

Tras su retorno de Ciudad del Vaticano, el presidente de la Confederación Episcopal Española (CEE) manifestó en público que no tenía «ningún problema» en reunirse con asociaciones de víctimas de abusos sexuales. Tomándole la palabra, Juan Cuatrecasas remitió ayer una carta al cardenal Ricardo Blázquez en la que le insta a que ponga «lugar, fecha y hora» para esa cita.

El objeto del encuentro, le avanza, es darle a conocer las medidas que desde la asociación Infancia Robada plantean para abordar la cuestión de los abusos sexuales. «Hablando se entiende la gente», destaca.

«Medidas que forman parte de nuestra experiencia humana y que consideramos urgentes e inapelables si en verdad existe voluntad de solucionar estos dramas humanos y articular el acompañamiento a las víctimas», sostiene Cuatrecasas, que indica a Blázquez que no comparte «muchas de sus aseveraciones» tras la histórica cumbre vaticana.

Así, no entiende cómo el cardenal plantea que la Iglesia española no debe investigar los casos que se produjeron en el pasado. «El pasado siempre nos alcanza y prescindir del pasado es en este caso demasiado grave, porque deja sin auxilio y protección a muchas de las víctimas de la pederastia sin fecha de caducidad en su dolor y sufrimiento», defiende. «El dolor y sufrimiento de las víctimas no tiene fecha de caducidad», enfatiza.

Añade el presidente de Infancia Robada de que «prevenir de cara al futuro es positivo siempre, pero es también positivo, urgente y necesario, que la Iglesia española no continúe ninguneando, desprotegiendo y por ende, ofendiendo a sus víctimas y no denunciando y excluyendo de las filas de la Iglesia a sus delincuentes y encubridores».

Obligación de la Iglesia

El padre del antiguo alumno de Gaztelueta que sufrió abusos en el colegio del Opus Dei reclama a los obispos que arropen a todas las víctimas. «Acompañar a sus víctimas, a todas sus víctimas, no es una elección de libre albedrío –remarca–, es una obligación desde el deber que tiene la Iglesia católica, de misericordia, humanismo y respeto incondicional a los derechos humanos».

Este representante de las víctimas insiste en pedir a la cúpula de los obispos «iniciativas y no más demoras» para que se las reconozca y repare. Aclara que la asociación no pretende dar lecciones ni cuestionar la existencia de la Iglesia católica. «El enemigo está situado intramuros, forma parte de la Iglesia y es la voz de las víctimas la única que ha activado y liderado este proceso de denuncia, justicia y verdad», expresa en su misiva.

Considera que esa reunión con la jerarquía eclesial española es necesaria. «Creemos necesario mantener ese encuentro libre de ataduras y corsés, incondicional y siempre tendente a crear puentes y derribar muros, tal y como pide el Papa Francisco», añade.

A la espera de la respuesta, Juan Cuatrecasas asegura que «solo de ese modo, pastores tiene la Iglesia, consideraremos que hay voluntad real de cambio y de misericordia hacia todas las víctimas, históricas o no, de abusos y agresiones sexuales en el ámbito de la Iglesia española».