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La mirada a los refugiados, cuestión de ideología

SOS Racismo Gipuzkoa ha presentado las conclusiones de un estudio sobre las percepciones que la ciudadanía autóctona tiene ante la llegada de personas refugiadas y que denota que, aunque es común la sensibilidad ante ciertas situaciones, las posiciones a la izquierda son más proclives a la igualdad de derechos y a posiciones de respeto y apoyo, mientras situarse a la derecha se une más a posturas de desprecio y de apoyo a la política de la UE ante esta crisis.


Investigadoras de SOS Racismo Gipuzkoa adscritas al Departamento de Psicología Social y Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la UPV-EHU han analizado la percepción que tiene la ciudadanía ante la llegada de personas refugiadas. Se trata de un estudio en el que han participado más de 400 personas adultas autóctonas, principalmente en Gipuzkoa, y entre cuyas conclusiones subyace que la forma con la que se mira y se trata a las personas refugiadas tiene mucho que ver con la orientación ideológica.

Las impulsoras del estudio presentaron ayer sus resultados en una rueda de prensa en Alderdi Eder. Explicaron que si bien emociones como «la pena o la tristeza» son comunes a todos los sectores de la sociedad, «otras respuestas emocionales varían en función de las adscripciones ideológicas», y a este respecto precisaron que mientras las «emociones de respeto» se ligan a posiciones de izquierda, «el desprecio hacia la población refugiada se hace más saliente entre las participantes de derecha».

Es una tónica que se repite en otros parámetros, como al analizar cómo se observa la respuesta de Europa ante la crisis humanitaria relacionada con el derecho al refugio. «Cuanto más a la derecha se ubica la población, más surge el orgullo ante la respuesta institucional», detallaron.

El análisis concluye que las posturas de centro-derecha son más próximas a estereotipos ligados a «la poca moralidad» de las personas refugiadas y que este es un elemento que «suele servir de base para la negación de igualar personas en el acceso a derechos». «Son estos perfiles de población quienes más distancia cultural perciben respecto a las costumbres locales y quienes más exigencias de asimilación a los patrones de la sociedad receptora exigen en el camino a la integración», señalan las conclusiones del análisis, que agrega que los sectores «de izquierda y centro-izquierda están más de acuerdo con la igualdad de derechos de migrantes y la población refugiada».

Sondearon también qué opinan sobre las políticas de acogida. Las posturas más conservadoras son las que perciben que existe «un mayor apoyo institucional hacia las personas refugiadas en comparación a las de izquierdas», detectaron. Hay mayor disposición al voluntariado o la donación de ropa, utensilios o dinero, pero también estas «conductas prosociales» son menos habituales entre las participantes más conservadoras.

Lo musulmán, criminalizado

Parte del estudio, impulsado por SOS Racismo y financiado por Lakua y la Diputación guipuzcoana, buscó comprender si la sensación de amenaza ante las personas refugiadas tiene que ver con el rechazo. Lo que hallaron es que se vincula a los solicitantes de asilo «con la religión musulmana y con cierta tendencia a criminalizarla y que se invisibilizan la multiplicidad de factores que explican el desplazamiento forzado».

Sobre las causas que empujan a las personas a abandonar sus países de origen en busca de refugio, «ni la persecución por orientación sexual ni el desplazamiento por factores ambientales parecen ser suficientemente considerados», indicaron, sí en cambio las guerras y conflictos armados. Según apuntaron las investigadoras, aunque la amenaza percibida es «media-baja», vieron que esta forma de temor tiene que ver con atribuir menor competencia o moralidad y esto repercute en la deshumanización y en respuestas de desprecio e indiferencia.