¿Fracaso o decepción?
Los leones se quedan en puertas de Europa por deméritos propios, tras un partido condenado a un empate que no supieron gestionar.
SEVILLA 2
ATHLETIC 0
«No le pido que pare las que van dentro, pero no se meta las que van fuera», Alfredo Di Stefano
«No sé si la palabra es fracaso... decepción, palo. Sí, estamos jodidos». Era Iker Muniain, el ahora primer capitán rojiblanco. Su compañero Iñigo Martínez, que había tenido el premio europeo a falta de dos minutos del final en un chut que rompió la madera, tampoco escatimaba en sentimientos: «Ha sido un golpe muy duro para el equipo y para la afición». El propio entrenador Gaizka Garitano, que no hacía demasiada sangre de la dolorosa y hasta inesperada derrota en el Sánchez Pizjuán, asumía que sí, el vestuario estaba «jodido».
Nadar para ahogarse en la orilla. El Athletic se ha quedado compuesto y sin novio europeo. Y por deméritos propios. Derrota que no empaña la remontada histórica del equipo estos meses pero que deja un regusto bastante amargo cara a la próxima campaña, con un entrenador ‘tocado’ cuando no cuestionado. ¿Fracaso o decepción? Lo veníamos sosteniendo desde jornadas atrás: no entrar en Europa no era ningún fracaso, sí una decepción después de haber llegado hasta aquí. El equipo venía de cumplir con creces el nuevo objetivo que le pillló con el pie cambiado desde el mismo inicio de temporada; a partir de ahí, todo lo que viniera era un premio, una gesta, la «guinda del pastel», como lo definió el propio Iñaki Williamas, frustrado como sus compañeros bajo el sol sevillano. Pero estos últimos días, ciertos futbolistas han venido haciendo suya esa peligrosa palabra, la del fracaso. Y llevan razón, quedarse en puertas de jugar competición continental, una ilusión con la que olvidar lo tormentoso y sacrificado de esta campaña, es un fracaso personal deportivo, un palo gordo. Y eso sin entrar en lo que sienta el aficionado, seguramente sin saber todavía el día después a qué carta quedarse.
Fracaso, decepción o palo, esta derrota y lo que ello conlleva, y sobre todo el cómo más que el qué, lo que sí deja ‘tocada’ es la figura del entrenador cara a esa próxima temporada en la que no se atisban excesivos alicientes y que, al menos hoy, se vislumbra con sinuosas dudas. Este equipo se despide del curso con una imagen que se ha repetido a pesar de los resultados cosechados, una propuesta futbolística que deja encontradas sensaciones en el entorno y que, es una realidad que está en la calle, siembra incertidumbres sobre el paso adelante que el juego vaya a dar a partir de agosto.
Esas mismas sensaciones son la que terminan por definir esta temporada tan atribulada. Ni un pero, hay que insistir, a la gesta de este equipo y Garitano, pero de la misma manera que se suele decir aquello de que a las finales se llega para ganarlas, ese sabor de boca es el que hoy paladea el athleticzale. Sobre todo porque el fútbol se ha convertido en aquí y ahora. Incluido el Athletic. Y el ayer es ayer.
Y ayer, hay que decirlo, el Athletic todavía sigue dándole vueltas al partido. La consigna estaba clara: ver qué actitud tomaba el Sevilla y si por una carambola el equipo llegaba al descanso en ventaja, ir a por la sexta plaza. El hecho es que Athletic y Sevilla saltaron a verse venir. Ritmo muy bajo, carrusel de faltas, ningún acercamiento a portería, el único entre los rojiblanos que parecía tomárselo en serio era Raúl García. El primer saque de esquina llegaba sobre la media hora. Hasta entonces, un páramo futbolístico entre dos equipos que se miraban de lejos pero en el que, dentro del siempre sospechoso pacto de no agresión, si alguien estaba cerca de asustar al contrario, ese era el equipo de casa.
Escudero avisaba en un cabezazo que salía fuera por poco. Visto que el Athletic no se daba por aludido, Navas volvía a avisar con un disparo por encima del larguero. Y, precisamente, por esa banda que Garitano había decidido reforzar colocando a Yuri Berchiche por delante de Balenziaga, percutía el sevillano, ponía un centro que Dani García, en su intento de cortar el pase, remataba en plancha hacia un Herrerín que evitaba el autogol, pero su rechace lo aprovechaba un hasta entonces inédito Ben Yedder.
Ocho jugadores rojiblancos dentro del área y tres sevillistas: gol. ¿Que se veía venir? Fue toda una invitación al equipo de Joaquín Caparrós. Era el minuto 44 y los leones encajaban un gol que nadie se esperaba pero que vista su inacción, nadie descartaba. Con 45 minutos por delante, y como cuando vas a la playa y se te caen las llaves en la arena, los de Garitano daban un obligado paso adelante, pronto tenían noticia de que el Espanyol se adelantaba en Cornellá y entonces las miradas al cronómetro del Pizjuán marcaban el choque. Prisas, banquillo comiéndose las uñas, la cara de Beñat cuando el colegiado, VAR mediante, anulaba un penalti señalado por mano involuntaria de Mercado en el minuto 64...
El Athletic de la segunda mitad era un equipo ansioso al que ni la entrada de Aduriz y San José al alimón conseguían dinamitar. El partido se escurría entre las manijas del reloj cuando llegaban ese descuento a modo de broma macabra. En el minuto 92, Iñigo Martínez la rompía, dentro del área, al larguero, y en la continuación, salida en falso de Iago hasta el medio campo y Munir que remachaba el segundo. El resto es historia. «Dentro de unos días se valorará lo hecho», decía Garitano. Seguro, pero hoy es hoy. Decepción.
«Estamos jodidos, pero en unos días se valorará lo hecho»
El entrenador rojiblanco, Gaizka Garitano, reconoció que ahora estaban «jodidos, pero dentro de unos días se valorará lo hecho». No quiso hacer sangre el de Derio de la dolorosa derrota que dejó a los jugadores bilbainos literalmente abatidos sobre el césped del Pizjuán, algunos con lágrimas. El vizcaino aprovechó para recordar que cuando se hizo cargo del equipo en la jornada quince, con tan solo once puntos, estaban «muy abajo, en descenso» y ante el Sevilla ayer, defendió, merecieron el empate que le aseguraba la séptima posición. En ese sentido, Garitano lamentó el larguero con el que se encontró su equipo en el minuto 92, que hubiera supuesto el ansiado empate. «Hemos acabado en el área del Sevilla pero no hemos hecho el gol», asumió el preparador del Athletic, quien añadió que «ahora, lamentablemente al no estar clasificados» para Europa, se hará «otra planificación con la que se empieza de cero y en la que se intentará mantener la línea con la que se ha acabado» esta temporada. Preguntado sobre los comentarios de la semana que se referían que el Sevilla y el Athletic podían dar por bueno un empate, resaltó que «los dos equipos han salido a ganar y eso se ha visto» en el campo.
El presidente rojiblanco, Aitor Elizegi, también habló tras el partido. «Hay que poner en valor lo que hemos visto al equipo. Ese larguero no se me va a olvidar. El 1-1 lo hemos tenido a un segundo», declaró, poniendo en valor lo hecho: «Hemos hecho una remontada histórica. No hay momento para la decepción. Lo primero que he hecho ha sido felicitar a Gaizka por lo que ha hecho y lo mismo he hecho con cada jugador, por la forma en que le han dado la vuelta». El máximo mandatario rojiblanco dijo que «no pienso olvidar ese invierno en el que era muy complejo enfrentar partidos y viajes».J.V.