Grecia: lecciones, las justas

Aceptando que han perdido, los resultados de Syriza en Grecia me han parecido espectaculares. Después de estos cuatro tremendos años, frente a la voluntad de humillarlos mostrada por la comunidad internacional, sufriendo un grado severo de pobreza y ruptura social, y siendo la primera estación europea del éxodo africano, que hayan mantenido el 31,5% del apoyo popular muestra que Syriza es un fenómeno políticamente mucho más interesante de lo que algunos sostienen.

Este resultado da para mencionar otros factores –la unidad de la derecha, el bonus de 50 diputados para la primera fuerza, la debacle de la nueva marca del PASOK, el éxito relativo, pero que muy relativo, de Varoufakis…–. Lo que no da es para mantener tesis que tengan como premisa el hundimiento de Syriza y la derrota de Alexis Tsipras. Las profecías autocumplidas de las encuestas no sirven para analizar los datos.

No es, de ninguna manera, que lo sucedido en Grecia no tenga lecciones para la izquierda europea. Pero esto es una cosa y otra muy diferente que estos resultados den derecho a la izquierda europea para dar lecciones a los y las griegas.

El paternalismo no deja de ser otra cara del izquierdismo. Y, a día de hoy, nadie ha hecho en este siglo y en Europa lo que hizo la ciudadanía griega, su gran coalición de izquierdas y sus líderes. Sus errores estuvieron, como máximo, a la altura de sus aciertos. Esta es una de las constantes de la historia de la izquierda. Eso sí, una de las enseñanzas que habría que recordar es que, entonces también, la ciudadanía griega hizo esas hazañas mientras el resto se dedicaba a explicarles lo que debían no hacer.