210 presos murieron en 2018 en las cárceles del Estado español
Un total de 210 presos murieron en las cárceles del Estado español mientras su vida y su salud dependía de las autoridades penitenciarias. En 2017 los fallecidos fueron 147. Son datos oficiales ofrecidos por el Gobierno al diputado Jon Iñarritu, de EH Bildu.
Cada semana murieron cuatro personas presas en las cárceles del Estado español en 2018. En total fueron 210 muertes mientras su vida y su salud dependían de las autoridades penitenciarias. 33 de esas personas se suicidaron y 62 fallecieron a consecuencia de una sobredosis de drogas. 105 presos murieron por causas que se califican como «naturales». De ellas, 59 lo hicieron en la propia cárcel y 46 después de haber sido hospitalizadas.
En 2018 en las cárceles vascas se produjeron dos muertes, que se dieron en la prisión de Basauri. Se definen como muertes «naturales». Llaman la atención las cifras de los centros penitenciarios de Puerto 3, en la que se produjeron 13 muertes, Sevilla 2, con 12 fallecimientos, y Sevilla 1, con 10. Son las únicas cárceles como más de la decena de decesos.
Son datos remitidos por el Gobierno al Congreso, a petición del diputado de EH Bildu, Jon Iñarritu, que se interesó también por saber cuáles son las enfermedades por las que se produjeron los fallecimientos, a lo que no se ha dado respuesta alegando la legislación vigente en protección de datos.
En cuanto a 2017, el numero total de personas presas muertas fue de 147. De ellas 28 a causa de sobredosis de drogas y 27 por suicidios.
De los 357 presos fallecidos entre 2017 y 2018, un total de 223 estaban clasificados en segundo grado, 19 en primer grado y 28 en tercero; 48 figuran como «sin clasificar» y 10 como «internado judicial».
Cuatro muertes en Zaballa
Por otra parte, cabe recordar que en lo que va de 2019 se han producido ya cuatro muertes en la prisión alavesa de Zaballa. Según los datos remitidos por el Gobierno al diputado Jon Iñarritu, dos de estos presos, de 22 y 24 años de edad, se suicidaron, mientras que otros dos, de 28 y 30 años, indiciariamente murieron por sobredosis de drogas.
La respuesta gubernamental indica que «en los últimos años se viene observando un incremento de ingresos en el centro penitenciario por parte de personas cuyo perfil les sitúa en una situación grave de vulnerabilidad: internos jóvenes, baja formación académica, con un historial toxicofílico dilatado cuyo inicio se remonta a edades tempranas(preadolescencia). En muchos casos presentan enfermedades mentales y/o trastornos de la personalidad, así como situaciones de desestructuración y abandono social».