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Arranca el proceso de destitución: Trump pidió a Ucrania que investigara a Biden

La política de EEUU entra en un territorio desconocido, de alto voltaje. Los demócratas, que controlan el Congreso, anunciaron oficialmente ayer que dan luz verde al proceso que eventualmente podría derivar en la destitución de un Trump que habría presionado al presidente ucraniano para obtener información dañina sobre su rival, Joe Biden.


Tras largos años de cautela y precaución. temerosos de que un proceso de «impeachment» o destitución del presidente les hiciera desenfocar el discurso y alejarse de la labor de gobierno a la que aspiran, los demócratas se han echado a la piscina. Nancy Pelosi, líder de los demócratas en la Cámara de Representantes de EEUU, anunció el martes que dan luz verde al proceso que investigara a Trump y eventualmente lo destituirá.

Con ese anuncio formal, Trump se convertirá en el cuarto presidente en la historia de EEUU que haga frente a una petición de «impeachment». Los tres precedentes anteriores terminaron con la aprobación del trámite en el Congreso o con la dimisión del presidente.

¿A que se debe el cambio de rumbo de los demócratas? El Congreso habría tenido acceso a un informe oficial elaborado por un denunciante de la comunidad de Inteligencia sobre una llamada telefónica que Trump habría realizado al presidente de Ucrania. En la conversación entre ambos habría salido la figura del exvicepresidente Joe Biden, potencial adversario de Trump en las elecciones de 2020. Según denuncian los demócratas y confirman las notas que tomaron los funcionarios de la Casa Blanca dadas a conocer ayer, Trump habría atrasado la concesión de ayuda militar a Ucrania a cambio de información sobre Biden.

Procedimiento e implicaciones

El proceso de destitución se lanza en el Congreso, donde los demócratas tienen mayoría. Un comité judicial de la Cámara preparará y aprobará los artículos del «impeachment» contra Trump, que luego se enviarán al Senado para votarlos.

Si se aprueban los artículos de la petición de destitución, el Senado celebrará un juicio al presidente, donde se necesitará una mayoría de dos tercios de los senadores para condenar y destituir al presidente. Y con la composición actual del Senado, eso requeriría que 20 senadores republicanos cambiasen el sentido partidista de su voto y se alinearan con los demócratas.

Las implicaciones políticas de este paso son desconocidas. Los antecedentes dicen que el «impeachment» contra Bill Clinton en 1998 resultó contraproducente para sus impulsores republicanos. La popularidad de Clinton subió como la espuma y los republicanos se dieron un batacazo electoral en la siguiente cita con las urnas. Las encuestas tampoco se muestran muy partidarias del proceso. Como recordó ayer Pelosi, las que se han hecho desde 2017 dejan un resultado medio de un 38,5% a favor del «impeachment» y un 55,7% en contra.

Decisión de riesgo máximo

Entonces, ¿por qué ir ahora contra un presidente cuyo mandato si por algo se ha caracterizado es por romper a escala industrial consensos, normas y convenciones que parecían institucionalizadas? La respuesta no está aún clara pero, sin duda, como apuesta es muy arriesgada, para los dos bandos.

En términos políticos, tiene el riesgo de polarizar todavía más la profundamente dividida sociedad estadounidense. Para lo bueno y lo malo, obligará a hablar siempre de un Trump que sabe maniobrar en campos tan embarrados. Seguramente, la noticia tampoco hará muy felices a los candidatos demócratas más progresistas y al ala más izquierdista del partido..

 

Kiev surfea en el tsunami con una pistola en cada mano: una apunta a Trump, la otra a Biden

El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, parece haber tenido un papel secundario y accidental en esta historia. Pero las consecuencias de las misma pueden convertirle en un actor que, para bien o para mal, cambie el curso de la historia. Sin embargo, no le será fácil ponderar la situación. Tendrá que aprender a surfear en mitad de un tsunami, sin tomar partido ni por Trump ni por Biden, sabiendo que tiene sendas pistolas en mano, una apuntando a uno y otra al otro.

¿Pero qué pinta Ucrania en todo este escándalo? ¿Y por qué para quienes conocieron el Watergate todo este asunto empieza a rimar tanto? Según una denuncia oficial de un informante de la Inteligencia de EEUU que ha sido considerada «creíble» y de «tratamiento urgente» por el general Michael Atkinson, responsable de la vigilancia interna de los servicios de espionaje, –y que confirman las notas transcritas de la conversación telefónica que el pasado 25 de julio mantuvieron Zelensky y Trump tomadas por funcionarios de la Casa Blanca y hechas públicas ayer–, este se valió de su cargo para presionar al presidente ucraniano para que investigara a Joe Biden y le diera información dañina sobre quien eventualmente se enfrentará a él en las elecciones de 2020.

Durante esa llamada, en la que mencionó hasta ocho veces a Joe Biden, Trump informó a Zelensky de cómo en 2016, siendo Biden vicepresidente de EEUU, este habría maniobrado para que cesaran al fiscal general de Ucrania, Viktor Shokin, que estaría investigando a la compañía ucraniana de gas natural Burisma, en la que trabajaba Hunter Biden, el hijo del candidato demócrata. Trump sugirió a Zelensky que retomara aquella investigación y compartiera las informaciones recopiladas con su abogado personal, Rudolph Giuliani.

Esta llamada se produjo días después de que Trump suspendiera una ayuda militar de casi 400 millones de dólares, algo que se ha interpretado como un ejercicio de coerción contra Ucrania para que atendiera su petición, una especie de «quid pro quo».

Todas estas informaciones han sido la gota que ha colmado el vaso, o mejor, la gota que ha roto la presa. Los demócratas han cambiado de opinión, y de resistirse al proceso de destitución han pasado a apostar por él, y a hacerlo a velocidad superior. Y ya adelantan los cinco cargos a los que Trump trendría que hacer frente. A saber, obstrucción a la justicia, persecución de adversarios políticos, abuso de autoridad en la política exterior, intento de obstrucción de una investigación del Congreso y mentir al público estadounidense..M.Z.