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El ISIS reconoce la muerte de Al Bagdadi y nombra un nuevo «califa», Abu Ibrahim Al Qurashi

El Estado Islámico ha reconocido la muerte de su líder, Abu Bakr Al Bagdadi, y de su portavoz, en una operación de Estados Unidos el pasado domingo, a la vez que ha anunciado el nombramiento de un nuevo «califa», Abu Ibrahim Al Qurashi.

Camión destruido en el ataque que mató al portavoz del ISIS en Jarabulus. (Aaref WATAD/AFP)

El Estado Islámico (ISIS) ha distribuido un audio atribuido a su nuevo portavoz en el que reconoce la muerte de su líder, Abu Bakr al Bagdadi, y anuncia el nombramiento de Abu Ibrahim al Qurashi como nuevo «califa».

En el audio, difundido en redes sociales afiliadas a los yihadistas, el ISIS llama a sus seguidores a seguir las instrucciones de Al Bagdadi, quien murió en una operación militar de Estados Unidos el pasado día 27 en la provincia noroccidental siria de Idleb. En otra operación paralela en la ciudad de Jarabulus, también murió el hasta entonces portavoz del grupo yihadista Abu Hasan al Muhajir.

El recién nombrado portavoz, que se identifica como Abu Hamza al Qurashi, informa en la grabación de que el consejo consultivo del ISIS se reunió tras la muerte de Al Bagdadi y acordó el nombramiento de Abu Ibrahim Al Qurashi como «emir de los creyentes y califa de los musulmanes».

La voz qurashi identifica a la tribu de la que formaba parte Mahoma, y cuyos principales clanes eran los omeya y los hachemitas.

«No te alegres por la muerte del jeque Al Bagdadi y no olvides la muerte que has sufrido a manos de él», advierte el portavoz en el mensaje a EEUU, y asegura que «viene quien te hará ver lo que nunca has visto», refiriéndose al nuevo califa del ISIS.

Asimismo, afirma que el destino de Estados Unidos «está controlado por un anciano estúpido que cambia de opinión de la noche a la mañana», en referencia al presidente estadounidense, Donald Trump, quien anunció la muerte de Al Bagdadi el día 27.

«Enterrado» en el mar

La muerte de Al Bagdadi se produjo en una operación llevada a cabo en la localidad de Barisha, a apenas seis kilómetros de la frontera de Siria y Turquía y en las proximidades de Idleb, con información de Inteligencia facilitada por las las milicias kurdosirias.

De acuerdo con la versión ofrecida por Trump y que ha repetido el Gobierno estadounidense, Al Bagdadi se inmoló haciendo detonar un chaleco explosivo junto a dos de sus hijos, aunque el comando estadounidense recuperó los restos para identificarlo a través del ADN.

El miércoles el general Kenneth F. McKenzie Jr., al mando del CENTCOM, exhibió fotos y vídeos de esa localización y explicó que las fuerzas de asalto rodearon las instalaciones y permitieron que salieran «pacíficamente» aquellos que se encontraban junto al líder yhadista.

Además, aseguró que «los restos de Al Bagdadi fueron 'enterrados' en el mar de acuerdo con la ley de conflictos armados dentro de las 24 horas que siguieron a su muerte».

«No sabemos gran cosa de él, salvo que es el principal juez del ISIS y que dirige la Autoridad de la sharia», ha indicado a AFP Hisham al Hashemi, un experto iraquí en el grupo yihadista. 

Movimiento disperso pero activo

Al Qurashi hereda un movimiento yihadista ya sin el territorio que llegó a contar con siete millones de habitantes, pero la caída del califato no lo ha hecho desaparecer. Disuelto en multitud de células clandestinas en Siria e Irak, aún supone un elevado riesgo.

El nuevo líder yihadista podría dirigir hasta 14.000 combatientes dispersos y sus células aún atacan esporádicamente. Además, miles de yihadistas prisioneros en campos de detención esperan para volver al combate.

En el mensaje de audio difundido hoy, el portavoz del grupo se ha referido también al llamamiento de Al Bagdadi a la liberación de los prisioneros en centros de detención controlados por las fuerzas kurdo-sirias.

Estas señalan que suponen alrededor de 12.000 supuestos yihadistas del ISIS, de ellos más de 2.000 extranjeros de más de 50 países diferentes que se niegan a la repatriación.

El ataque que sufren las fuerzas kurdas en Siria por parte de Turquía, facilitado precisamente por el repliegue de Estados Unidos en la zona, ha aumentado el riesgo de fuga de estos prisioneros.