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Once meses para preparar los verdaderos cambios del Brexit

Reino Unido comenzó ayer una «nueva era» en la que deberá superar las divisiones y redefinir su lugar en el mundo, negociando su nueva relación comercial con Bruselas, pero también con Washington. El primer día fuera de la UE apenas supuso cambios para la mayoría de los británicos, a la espera de once meses de transición tras los que –con acuerdo o sin él– se abrirá la nueva página. El primer ministro, Boris Johnson, detallará mañana sus objetivos.


«El telón se levanta para un nuevo acto en nuestro gran drama nacional», anunció el primer ministro, Boris Johnson, en un mensaje a la nación cuando todo el país pasó el viernes al otro lado del espejo entre los gritos de júbilo de unos y las lágrimas de tristeza de otros. «Despedida de la UE» (“The Times”), «El día que decimos adiós» (“The Guardian”) o «El Reino Unido corta finalmente lazos con la UE» (“Financial Times”), relataba la prensa la nueva página que se abre en el futuro del país. «Ahora a construir el Reino Unido », llamaba “The Mirror”.

Gracias a un periodo de transición hasta finales de diciembre, poco o nada cambia en realidad para la mayoría. El país ha dejado de tener voz y voto en las instituciones de la UE; sus 73 eurodiputados deben abandonar sus escaños y la hasta ahora denominada «Representación del Reino Unido ante la UE», cambió la placa de su edificio en Bruselas, que ahora dice «Misión del Reino Unido ante la Unión Europea», reflejando que ya no es miembro.

También tomó su puesto el nuevo embajador de los 27 en Londres, el portugués João Vale de Almeida. Pero más allá, se abre un periodo de espera para el verdadero cambio.

Ahora los británicos deben «usar esta soberanía recuperada para lograr los cambios por los que la gente votó», aseguró Johnson, quien sedujo a no pocos votantes con promesas de reunificar al país e invertir, en educación o sanidad, para mitigar las desigualdades.

«El Brexit está lejos de haber concluido. La batalla sobre la UE puede haber terminado, la batalla por el Reino Unido está a punto de empezar», afirmó el lobby probrexit de la industria pesquera que espera el fin de la presencia de barcos europeos. Mañana, Johnson marcará en un discurso sus grandes líneas para el futuro y qué papel en el mundo quiere para el nuevo Reino Unido. En los próximos meses, Londres buscará un acuerdo de libre comercio con Bruselas que asegure los intercambios sin aranceles a partir del 1 de enero de 2021. Pero a la vez, Johnson no quiere alinearse con las normas europeas, lo que podría perjudicar especialmente a las empresas que mantienen cadenas de producción a ambos lados del canal de la Mancha. «No podemos permitir que se establezca una competencia nefasta entre nosotros», advirtió el presidente francés, Emmanuel Macron, en una carta a los británicos publicada en “The Times”.

Las importaciones y exportaciones, así como el acceso recíproco de las firmas de servicios, continuarán sin fricciones al menos durante los próximos once meses.

Johnson dice estar listo para comenzar la negociación ya, pero los 27 –cada cual con su agenda– están aún discutiendo qué quieren obtener en esas negociaciones. La UE ha advertido de que es imposible alcanzar un acuerdo completo en el plazo previsto y sugiere que las conversaciones empezar podrían empezar en torno al 1 de marzo, pero el primer ministro británico insiste en que no pedirá una prórroga. Junio será su última oportunidad para hacerlo.

Bruselas podría optar por un acuerdo parcial sobre pesca, seguridad y comercio de bienes y dejar el resto para más adelante, mientras Londres, a la vez, intenta firmar un tratado comercial con EEUU, su principal baza para reemplazar a su socio europeo.

 

Nuevas condiciones para residentes y visitantes

Los cerca de 3,8 millones de europeos que residen en Reino Unido, así como aquellos que lleguen al país durante este año, pueden solicitar el estatus de «asentado» o «preasentado», que protegerá tras el Brexit sus derechos adquiridos. A partir de 2021, cuando termine la libre circulación, los comunitarios que quieran viajar o residir en el país deberán cumplir las normas migratorias que establezca el Gobierno británico. El informe de un comité asesor ofrece pistas sobre sus planes: quienes lleguen con una oferta de trabajo deberían tener asegurado un salario mínimo –actualmente más de 30.000 libras anuales (35.400 euros–) para obtener el visado. En cambio quienes viajen en busca de trabajo, deberían someterse a un sistema de puntos similar al de Australia, en función de criterios como nivel educativo, nivel de renta, dominio del idioma, edad y otros factores. Los cerca de 1,3 millones de británicos que viven en otros países de la UE tampoco percibirán grandes cambios hasta diciembre, más allá del simbólico color de sus pasaportes. Cada Estado regulará luego de forma independiente su nuevo estatus legal, lo que les complicará los cambios de residencia de un país a otro. Los jubilados británicos que ya están retirados en países de la UE tienen asegurada una pensión actualizada de por vida, pero los que lleguen después de 2021 dependerán de los arreglos a los que llegue Londres con cada Estado.GARA