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Los peritos calígrafos no pueden concluir que los presuntos grafitos falsos los hiciera Gil

Los tres peritos calígrafos que han declarado hoy en la vista por el jucio de Iruña-Veleia han señalado que no pueden concluir que los presuntos grafitos falsos sean obra de Eliseo Gil y han destacado que, aunque hay coincidencias con su letra, no hay un método científicio acreditado para poder imputárselos.

Eliseo Gil, a la derecha, entrando en la Audiencia alavesa. (Juanan RUIZ/FOKU)

Tres peritos calígrafos que han declarado en el juicio por la presunta falsificación de grafitos en el yacimiento alavés de Iruña-Veleia no han podido concluir que estos los hiciera el exdirector de esta explotación y principal imputado en este caso, Eliseo Gil.

Este miércoles han declarado en el juicio que se sigue por este caso en el Juzgado de lo Penal número 1 de Gasteiz dos peritos de la Ertzaintza y otra experta en caligrafía que elaboró un informe para la Diputación de Araba, propietaria del yacimiento y personada como acusación particular en este procedimiento.

Los tres han explicado que les remitieron para elaborar sus estudios informes y fotografías de los supuestos grafitos falsos hechos sobre arcilla y de los escritos e imágenes que, según han declarado varios arqueólogos en el juicio, Gil realizó sobre madera en la reproducción de una letrina para ser exhibida. El exdirector del yacimiento solo ha reconocido haber hecho los dibujos de esta réplica.

Los tres han indicado que observaron «coincidencias morfológicas», que la perito de la Diputación ha calificado de «muy relevantes, llamativas y elocuentes». Pero ninguno ha podido concluir que fueran hechos por la misma mano.

Y ello porque, según han explicado, no existe un método científico en todo el mundo para poder establecer conclusiones de este tipo analizando grafías hechas sobre materiales diferentes donde no se pueden estudiar y comparar aspectos importantes para los peritos caligráficos como la presión, la velocidad, los gestos tipo y la motricidad fina.

«No dudamos de las coincidencias (en la grafía), que se dan, existen», han incidido los dos peritos de la Ertzaintza, que sin embargo han añadido que ellos no pueden concluir que se trate de la misma mano.

Sin método científico

Los dos agentes han reconocido que no existe un método científico a día de hoy para abordar este trabajo y que para poder desarrollarlo se necesitaría tiempo y recursos.

También ha hablado de «situación inédita» la perito que elaboró el informe para la Diputación alavesa, quien ha insistido en que al ser materiales diferentes no se pueden valorar aspectos como la presión, la inclinación, la velocidad y los gestos típicos, lo que perjudica y no da seguridad al experto en sus conclusiones.

Ha remarcado que ella ha observado «parecidos muy relevantes que no son fruto del azar» con «coincidencias en catorce letra» pero ha afirmado también que «sería aventurado» por su parte asegurar que se trata de la misma mano. «Por prudencia» ha explicado que no puede llegar a esa conclusión.

Ha asegurado que lo correcto hubiera sido pedirle a Gil que escribiera sobre una de las piezas, pero que le dijeron que era una «bobada», aunque a continuación ha reconocido que no cree que con ello hubiera llegado a «buen puerto» porque no hay una metodología científica que haya analizado situaciones similares a esta.

Ha añadido que se ha sentido «bastante frustrada» por no poder concluir algo con «firmeza».

Testimonio de Amelia Baldeón

Ayer martes fue el turno de Amelia Baldeón, la que fuera responsable del Museo de Arqueología de Araba entre 1978 y 2009 y, por tanto, ocupaba dicho cargo cuando ocurrió el el hallazgo de los «excepcionales» grafitos.

En la sesión admitió que varios expertos le trasladaron sus dudas sobre la veracidad de los hallazgos y, que, de hecho, uno de ellos, Joaquin Gorrotxategi, le entregó un escrito confidencial en el que constaba su postura. Sin embargo, y según admitió la propia Baldeón, no abrió la carta y la guardo durante dos años en un cajón. tampoco aviso de la misma a sus superiores y no trato de esclarecer el asunto. Más adelante, cuando ya supo de la opinión de los expertos, aconsejó a Eliseo a Gil que pusiera cámaras en el yacimiento que exlotaba su empresa Lurmen S.L.

En la misma sesión testificaron, asismismo, las dos restauradoras de la Diputación, Isabel Ortiz y Paloma López. Ambas defendieron que las letras «RIP» sobre el dibujo de una cruz halladas en una pudiera ser el resultado de un «desconchado» por posible falta de barniz de la cerámica y que en realidad se trate de tres líneas verticales que se pueden interpretar de manera diferente.

El pasado lunes los ertzainas que investigaron el caso de Iruña-Veleia aseguraron en el juicio que en este yacimiento se cometió «la mayor falsificación o manipulación» realizada sobre material arqueológico romano y que «todos los indicios» apuntaban a una «maniobra orquestada» por Eliseo Gil, el arqueólogo Óscar Escribano y el físico Rubén Cerdán.

La Fiscalía pide Gil y Cerdán cinco años y medio de cárcel, mientras que Escribano ha llegado en el arranque del juicio a un acuerdo tras reconocer que hizo una inscripción sobre una pieza a modo de «broma» y ha aceptado un año de cárcel.

Cuando estos supuestos grafitos excepcionales, encontrados sobre 476 piezas, fueron presentados en público en junio de 2006 se calificaron como históricos, porque entre otras cuestiones, adelantaban al siglo III la aparición de los primeros textos escritos en euskara y la entrada del cristianismo a Euskal Herria.

El juicio continuará este jueves con la declaración de más peritos.