El Ayuntamiento de Gasteiz rectifica y no admitirá los residuos del derrumbe de Zaldibar
El Ayuntamiento de Gasteiz solo asumirá en el vertedero público municipal de Gardelegi residuos no peligrosos que ya no se pueden depositar en la escombrera de Zaldibar, donde un desprendimiento sepultó el pasado jueves a dos trabajadores que todavía no han sido localizados.
El Ayuntamiento de Gasteiz se ofreció acoger residuos de Zaldibar contaminados con amianto en Gardelegi, lo que suscitó el rechazo frontal del grupo municipal de EH Bildu, al considerarlo una «irresponsabilidad» porque esos deshechos podrían contaminar el suelo y ser perjudiciales para la salud pública. También suponen un peligro para el río Zadorra, que ya sufrió filtraciones de lindano.
También los ecologistas de Equo se opuso a esa medida porque los residuos de Gardelegi «no están categorizados» y se desconoce su composición y origen.
Así, este jueves, el concejal de Planificación y Gestión ambiental, César Fernández de Landa, ha «aclarado» que ese ofrecimiento está «sujeto a que se cumplan los requisitos del propio vertedero municipal», que «no recibe residuos peligrosos» y solo está autorizado para acoger residuos sólidos urbanos.
«En ningún caso Vitoria se ha ofrecido para recibir los residuos que actualmente están depositados en Zaldibar», sino para «residuos no peligrosos» que ya no pueden enviarse a ese vertedero.
El edil ha insistido, a través de una nota, en que «tras el llamamiento del Gobierno Vasco ante un caso de emergencia, se está actuando desde la responsabilidad y la solidaridad» y ha pedido a los grupos la misma actitud «y no la búsqueda de una rentabilidad electoralista de las desgracias cercanas», si bien la alarma podría estar justificada, dado que en la última inspección ambiental efectuada por la viceconsejería de Medio Ambiente, Gardelegi apenas logró una calificación de «medio-bajo», que significa que «no se garantiza un cumplimiento adecuado de las condiciones de la autorización ambiental».
Cerrada la posibilidad de Gardelegi, el problema de qué hacer con las toneladas de tierra que han sepultado a los dos trabajadores siguen sin resolverse.