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Hasta la zona cero en Eitzaga, con los trabajadores, para pedir «que dejen de mentir»

Una gran manifestación ha marchado hacia las inmediaciones del vertedero, donde aún puede verse humo. La indignación como el olor siguen en la calle, pendiente de las dos personas desaparecidas, las que han pagado con su vida el desatre que rodea la gestión pasada y presente de una vieja conocida escombrera.

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Miles de personas han marchado en tres columnas que han partido de Eibar, Ermua y Elgeta y se fundieron en Eitzaga, frente al vertedero en el que aún es visible una columna de humo.

Muchos de los participantes portaban mascarillas y hasta monos blancos, en los que podía leerse «nuestra salud, vuestro negocio».

En Eibar no se habla de otra cosa. La preocupación, la indignación y la rabia son palpables en la calle y lo más común es empezar contando que hay dos personas enterradas que aún no se han encontrado, en referencia a los dos trabajadores que siguen desaparecidos, Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán.

Impacta ver manifestantes con camisetas en las que puede leerse «senideak gurekin nahi ditugu» y muchos de los testimonios recabados por NAIZ en las calle inciden precisamente en que fueron quienes han pagado con su vida quienes habían alertado de las grietas, quienes pudieron advertir a otros compañeros que se alejaran cuando comenzaron a sentir que iba a producirse el derrumbe.

El primer mensaje de la movilización de hoy es para familias y allegados de ambos. «Queremos hacerles llegar nuestra solidaridad y nuestro apoyo», comenta Jokin Bergara, de la plataforma ciudadana Zaldibar Argitu.

El otro mensaje es el que emplaza a las instituciones a decir la verdad y asumir responsabilidades, tras un desastre que ha evidenciado la falta de garantías de un modelo de gestión de residuos que se basa en el negocio de terceros.

Mientras, en Eibar, el olor en la calle no desaparece, y eso que hoy, según aseguran, el viento estará llevándolo más hacia Elgeta.

Comentan Teresa e Idoia que ese olor «como a plástico o neumático quemado» se ha instalado en Eibar. «Vivo delante de un parque en el que días como hoy suele haber muchos niños y hoy no había nadie», señala una de ellas.

«Esto está cogiendo un color muy feo, aquí ha habido mucho negocio, es impresentable que no den la cara», apuntan.

Sara es madre de dos niñas de 9 y 5 años. Participa en la manifestación junto a su familia. «No podemos hacer deporte pero, ¿podemos estar en la calle? Nosotros en casa hemos empezado a comprar agua», comenta, y agrega que «son ya muchas mentiras, hay dos personas que no aparecen, hasta ayer no pasaba nada, ahora hay que tomar medidas, no sabemos ya qué hacer ni qué creer».

Que el vertedero «reventara» el pasado viernes tampoco parece extrañar a una parte de la ciudadanía, que insiste en que «ahí entraban camiones y camiones y ahora sabemos que no se estaba controlando qué entraba».

«Hay gente de caseríos cercanos que dice que entraban camiones europeos, vete a saber, con lo que estamos viendo te puedes creer de todo», comentan en las terrazas de una concurrida calle del centro de Eibar, en el que algunos restaurantes acusan ya la anulación de las reservas por la suspensión del derby de mañana entre la Sociedad Deportiva Eibar y la Real Sociedad.

Eso de que se anule el partido está bien, para que se dé credibilidad a la preocupación de la gente, subrayan, porque a «a la gente de la calle no nos hacen mucho caso, pero si han llegado a anular un partido de la liga, para muchos son palabras mayores».

Unai, Ibon, Jésica y Natalia participaban en la marcha junto a un grupo de jóvenes de Ermua. «Nos hemos sentido abandonados por el gobierno y nuestros ayuntamientos, que deberían controlar esas actividades con estudios independientes de la empresa y de las instituciones», apuntan a NAIZ. «Nadie sabía en el pueblo que había residuos tóxicos, y por lo que parece ningún ente público está controlando como debe estos vertederos», señalan, al tiempo que agregan que hasta ayer la cuenta de Twitter del Gobierno de Ermua decía que la calidad del aire «era muy buena» y hubo hasta papeles firmados por el alcalde en los portales tranquilizando sobre la calidad del aire. «Con lo que sabemos ahora, ¿qué pasa con los alumnos del colegio San Morenzo, en la antigua salida de Ermua, a 200 metros en línea recta del vertedero?», se preguntan.