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El COVID-19 pone en jaque las municipales francesas tras la primera vuelta

El Estado francés celebró este domingo la primera vuelta de unas elecciones municipales marcadas por una abstención histórica a causa del coronavirus, que pone en jaque la celebración dentro de una semana del segundo asalto.

Medidas contra el coronavirus durante las elecciones municipales francesas. (Jeff PACHOUD / AFP)

Apenas ocho horas después de que el Gobierno ordenara el cierre de todo establecimiento público «no indispensable», abrieron 70.000 mesas electorales para acoger a los más de 47 millones de censados, una paradoja que se tradujo en un desplome de la participación.

Menos de la mitad de los franceses (en torno al 45 % según las estimaciones) acudió a las urnas. Apenas cerradas las mesas, responsables de los partidos pidieron al Gobierno que no se celebre la segundo ronda.

Este nuevo discurso contrastó con el que los líderes de la oposición mantuvieron el pasado jueves, cuando algunos insinuaron que el presidente, Emmanuel Macron, cometería un «golpe de Estado institucional» si retrasaba los comicios.

El avance de la epidemia y la situación de algunos estados vecinos, como Italia y España, ha cambiado la percepción en apenas unos días.

Mientras crecen los temores a que el Gobierno ordene el confinamiento total de la población, la abstención récord registrada pone de manifiesto que los ciudadanos no tienen la mente puesta en las municipales, y los líderes políticos recogieron esa tendencia.

«La segunda vuelta no tendrá lugar», aseguró la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, cuyo partido salió bien parado de la extraña jornada electoral, en cabeza en Perpiñán, que puede convertirse en la mayor presa municipal del partido.

También el líder ecologista Yannick Jadot pidió un retraso del segundo asalto, tras un primero en el que dieron la sorpresa, mejorando incluso los buenos augurios que les daban los sondeos, con victorias en ciudades importantes como Lyon, Estrasburgo y Grenoble, además del segundo puesto en Toulouse o Burdeos, según las proyecciones de voto.

El partido conservador Los Republicanos, el más beligerante contra el retraso electoral hasta ahora, cambió de opinión. Con su líder, Christian Jacob, ausente tras haber dado positivo por coronavirus, fue su portavoz en el Senado, Bruno Retailleau, quien solicitó la anulación de la segunda vuelta.

Al tiempo, señaló que el pasado jueves desconocían el avance tan rápido de la epidemia en el país, ni que el Ejecutivo decretaría el cierre de locales no indispensables, lo que, a su juicio, «creó una oleada de pánico» que vació las urnas.

También los socialistas emitieron dudas sobre la segunda vuelta, pese a que en la primera mantuvieron algunos de sus feudos, en particular París, donde Anne Hidalgo logró un resultado superior a lo que le auguraban los sondeos y se situó en muy buena posición para revalidar el cargo.

Consulta del Gobierno a expertos

Frente a las demandas de todos los sectores de la oposición, el Gobierno apostó por aparentar calma.

El primer ministro, Édouard Philippe, aseguró que a partir de mañana lunes consultarán con científicos y partidos para tomar una decisión sobre la continuidad del proceso electoral, que mostró su deseo de que se tome «por consenso».

Pese a que consideró «impecable» el desarrollo de la primera vuelta, reconoció una «elevada abstención» que atribuyó a la «inquietud creciente» por el coronavirus.

El resultado de Philippe en las municipales de Le Havre, donde opta a la alcaldía, fue una de las pocas buenas noticias que registró el partido de Macron.

El primer ministro recibió el 43% de los votos, casi diez puntos menos que en las pasadas municipales, cuando fue elegido sin necesidad de la segunda vuelta.