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Sánchez cede al avance del Covid-19 y paraliza la actividad económica

Se ha hecho esperar, pero tras una jornada negra en cuanto a fallecidos por coronavirus tanto en el Estado español como en Euskal Herria, Pedro Sánchez anunció al atardecer que todo trabajador que no se dedique a actividades esenciales deberá quedarse a partir de mañana en casa. Los detalles se conocerán hoy, tras el Consejo de Ministros.


El runrún se venía oyendo desde hace días, y ayer al mediodía, cuando Moncloa anunció la comparecencia de Pedro Sánchez a las 13.00, muchos dieron por hecho que venía el endurecimiento del estado de alarma. Pero no. Fue el omnipresente Fernando Simón el que salió por partida doble para intentar colocar el mensaje de optimismo sobre la estabilización de la crisis. Pero las cifras siguen sin ayudar el esfuerzo voluntarista: ayer fue el día más letal tanto en el Estado como en Euskal Herria, con 832 y 46 fallecidos en 24 horas, respectivamente.

Tras un nuevo globo sonda llegado a través de la Cadena Ser, que filtró el borrador de una orden del Ministerio de Industria sobre la paralización de la actividad económica, finalmente fue el propio Sánchez el que salió, a las 18.30, para dar a conocer una decisión que la rápida progresión del coronavirus venía anunciando desde hace días: el Consejo de Ministros aprobará hoy, en sesión extraordinaria, el cierre de toda actividad económica no esencial.

A diferencia del sábado pasado, cuando alargó durante una hora un discurso insulso en el que no adelantó la decisión que tenía guardada para el día siguiente –alargar el estado de alarma otras dos semanas–, ayer Sánchez fue directo, con un discurso mucho más breve y mejor medido. Empezó reafirmándose en el plante que Madrid y Roma realizaron ante Alemania y Holanda, que se niegan a compartir el coste económico de la crisis; y siguió remarcando la diferencia de movilidad que se registra, pese al estado de alarma, entre el fin de semana y el resto de la semana. De ahí solo le quedaba rematar a bocajarro: el objetivo es convertir la semana entera en un fin de semana.

Todo trabajador que no desempeñe funciones en actividades esenciales tendrá que quedarse en casa a partir de mañana y hasta Semana Santa. Son menos de dos semanas, durante las cuales el Gobierno español aprobará un «permiso retribuido recuperable», para seguir cobrando el salario. Pasada la crisis, podrán negociar con la empresa la recuperación de las horas pérdidas, según señaló Sánchez, que no dio demasiadas pistas al respecto. Tampoco definió las posibles excepciones al confinamiento total, ni se acabó de aclarar qué ocurre en aquellas empresas donde ya están en marcha los ERTE –en Mercedes de Gasteiz anunciaron ayer mismo el acuerdo entre la empresa y los trabajadores–.

Los sectores afectados por la orden de Sánchez se conocerán con mayor detalle hoy, pero preguntado por ellos, Sánchez adelantó ayer que serán todos aquellos que no estén incluidos en el decreto del estado de alarma como actividades esenciales. Si la filtración de la Cadena Ser se confirmase, la actividad que se mantendría sería realmente mínima. En el primer sector se mantendrían la agricultura, la pesca y la ganadería, para garantizar el abastecimiento alimentario; y en la industria poco más que los textiles y ropas de trabajo –relacionadas con la protección de los sanitarios–, así como la industria farmacéutica. Eso sí, el documento contempla hasta 51 excepciones, por los que será necesario leer la letra pequeña del documento que apruebe hoy el Consejo de Ministros para conocer la afectación real de este confinamiento total.

Objetivo: aliviar las UCI

La prioridad, en cualquier caso, se vuelca en el ámbito sanitario, donde se hace urgente aliviar las Unidades de Cuidado Intensivo, al borde del colapso en comunidades como Madrid. El propio Sánchez, y Simón antes que él, adelantaron que la ocupación de las UCIs es el elemento que más preocupa en estos momentos. La ecuación es dura, pero relativamente sencilla: si las UCIs colapsan, la letalidad del coronavirus se dispara.

En Hego Euskal Herria, tanto Nafarroa como la CAV aseguran que todavía no se ha llegado al límite de las capacidades, pero la cifra sigue creciendo, y ayer se elevó hasta los 253 los ingresados en estas unidades especiales. Es duro retratarlo así, pero resulta significativo: el aumento de fallecidos no está haciendo que las UCIs recuperen espacio.

Para hacernos una idea de la evolución de la crisis en tierras vascas, cabe señalar que, entre el 23 y el 25 de marzo fueron hospitalizadas 556 personas, de las cuales 53 fueron a la UCI; en ese periodo fallecieron, además 67 afectados. En los tres siguientes días, entre el 26 y el 28 de marzo, los hospitalizados fueron 893, los ingresados en la UCI 92, y los fallecidos, un total de 123. Es prácticamente el doble. De seguir la evolución, el colapso no tardaría en llegar también aquí.

En el Estado la evolución es todavía peor, lo que hace que la medida de un confinamiento aún más restringido aparezca como la secuencia lógica. De hecho, no eran pocas las voces, tanto desde el ámbito político como científico, que reclamaban esta medida con mayor premura. Entre ellas no estaba, desde luego, el Gobierno de Gasteiz, que había defendido a capa y espada el mantenimiento de la actividad industrial. Es más, el jeltzale Koldo Mediavilla tildó ayer de demagogos a los que venían defendiendo la medida que ayer tomó Sánchez. Sobre el tema, no dejen de leer a Iñaki Iriondo, en la página cuatro. Y sobre el argumento jeltzale acerca del «coma económico», a Joseba Garmendia, en la cinco. La contrariedad en Sabin Etxea la explicitaron anoche a través de su cuenta de Twitter, con un mensaje en el que manifestaron su «sorpresa por la forma en que el Gobierno español ha tomado y ha comunicado la medida de paralizar todas las “actividades no esenciales”, sin especificar cuáles son estas y sin detallar los criterios de los expertos en que se basa».

No parecen suficiente criterio las recomendaciones de la OMS o las propias cifras, tanto las vascas ya referidas, como las estatales, que no han dejado de agravarse durante las dos semanas de confinamiento parcial. El número de muertos se elevó ayer hasta los 5.690. Hay 4.575 personas ingresadas en diferentes UCI y la cifra global de positivos confirmados llega ya hasta los 72.248. Italia, que ayer superó los 10.000 fallecidos, sigue por delante, pero la progresión en el Estado español es más veloz.

Al margen de la postura del PNV, el confinamiento total recibió ayer el apoyo más o menos matizado de la mayoría de partidos. El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, consideró que la medida «llega tarde» y echó en falta no haberla puesto en marcha antes en Euskal Herria. En el Estado, hasta el principal partido de la oposición, el PP, culminó sus críticas a la gestión del Pedro Sánchez anunciando su apoyo a las medidas de confinamiento total.

Dos semanas cruciales

Al margen de vaivenes políticos, las dos semanas que arrancan mañana serán cruciales para observar la evolución de la pandemia. Habrá que seguir muy atentamente los datos, pero conviene ser cautos. La primera cifra que debería bajar es la de contagios, pero no es para nada fiable por la pequeña cantidad de test que se realizan –un informe del Instituto Carlos III señala que incluso los muertos por Coronavirus pueden ser bastantes más que los registrados–. Así, la curva real es la de hospitalizados y fallecidos, que se da por hecho que seguirá creciendo hasta el fin de semana que viene. Será entonces cuando deberán notarse realmente los efectos del largo confinamiento.