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Coronavirus en África: interrogantes en torno a una temida catástrofe

El Covid-19 ya ha llegado a casi todos los países del continente africano, pero sus cifras están todavía muy alejadas de las que se han alcanzado en Europa o en Estados Unidos. Los datos oficiales suman 12.000 casos confirmados y 700 fallecimientos.

Un hombre se lava las manos tras hacer cola para entrar a un centro comercial de Johanesburgo, en Sudáfrica. (Michele SPATARI | AFP)

Hace apenas dos semanas, las previsiones de los expertos eran aterradoras. África iba a quedar sumergida rápidamente en la pandemia del nuevo coronavirus, inevitablemente desastrosa para un continente pobre con sistemas de salud deficientes.

Desde entonces, el número de contagios confirmados ha ido aumentando significativamente, desde El Cairo hasta Ciudad del Cabo, pero sigue estando muy por debajo de los graves balances que presentan Estados Unidos o Europa.

Por ello, conviene plantearse las siguientes cuestiones.
 

¿Dónde se encuentra la epidemia?

Según el recuento realizado por la agencia France-Presse este sábado, 11 de abril, en África se han registrado oficialmente más de 12.000 casos de contagio y cerca de 700 muertes, sumando los recogidos en 52 de los 54 estados (sin incluir a Sáhara Occidental). Solo el archipiélago de las Comoras y el pequeño reino de Lesotho han logrado escapar a este virus por el momento.

Sudáfrica, el país más afectado del África subsahariana, ha sobrepasado los 2.000 casos y 24 fallecimientos, mientras que en el norte del continente Argelia cuenta 256 muertes por cerca de 1.800 casos.

Nada que ver con los más de 871.000 casos y 71.000 fallecidos registrados en Europa. Pero la marea está subiendo, según alertan los expertos.

«En los cuatro últimos días, hemos visto que las cifras se han duplicado», advirtió el jueves, 9 de abril, Michel Yao, encargado de situaciones de emergencia en África para la Organización Mundial de la Salud (OMS).

«Algunos países podrían conocer un pico importante muy pronto», añadió sin citar a ninguno.

«El virus se va extendiendo más allá de las grandes ciudades. Esto quiere decir que se ha abierto un nuevo frente», dijo con preocupación la jefa de la OMS para el continente, la doctora Matshidiso Moeti.

¿Las cifras oficiales reflejan la realidad?

Esta es la gran incógnita, que pone el foco sobre la disponibilidad de pruebas diagnósticas. Pese a la generosidad del multimillonario chino Jack Ma –el fundador de Alibaba–, que ha prometido la entrega de más de un millón de test, la escasez es evidente.

Sudáfrica, que dispone del sistema de salud más desarrollado del África subsahariana, afirma que ha realizado más de 73.000 test hasta la fecha, para una población de 57 millones de habitantes.

«Es demasiado poco para el desafío al que se enfrenta nuestro país», comentó su ministro de Salud, Zweli Mkhize, que prevé aumentar la capacidad diaria hasta 30.000 test.

En comparación, Nigeria no ha elevado su contador oficial más que hasta 5.000 test para… 190 millones de habitantes. «El sistema de detección está completamente saturado –confiesa un médico de una clínica privada de Lagos– y ni siquiera sabemos si los resultados son fiables».

A falta de test, muchos países se ven obligados a usar solo estimaciones.

Kenia auguró a finales de marzo hasta 10.000 casos positivos para el 30 de abril. Por ahora solo ha contabilizado 189. «No hacemos pruebas en las comunidades», reconoció el viernes el director general del Ministerio de Salud, el doctor Patrick Amoth. «Pero nos atenemos a nuestras proyecciones, ya veremos…».

El doctor John Nkengasong, jefe del Centro Africano para el Control y la Prevención de Enfermedades, asume que, con esa falta de test, las estadísticas no son «perfectas». Pero descarta la idea de que sean muchos los casos que pasan desapercibidos para los radares médicos. Los hospitales «se verían invadidos de pacientes», lo que no está sucediendo, subrayó con satisfacción.

¿La prevención está siendo eficaz?

La epidemia alcanzó África varias semanas después de haberse hecho presente en Europa, permitiendo a sus dirigentes adoptar medidas de prevención bastante antes.

La mayor parte de los gobiernos han cerrado sus fronteras y han restringido fuertemente los desplazamientos y los contactos públicos en su territorio. Toque de queda, estado de emergencia, confinamiento… toda la gama ha sido utilizada.

Estas medidas se han encontrado con dificultades en los barrios más densamente poblados y en los más pobres, donde el distanciamiento social es una mera ilusión y quedarse en casa equivale a morirse de hambre.

No obstante, ¿estas decisiones han ralentizado la epidemia? «Todavía es muy pronto para afirmarlo», reitera Moeti.

Apoyándose en las cifras, el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, está convencido de que ha sido así. «Antes del confinamiento, la subida media del número de casos diarios era del 42%. Desde que se inició el confinamiento, ha pasado al 4%», precisó.

¿Ha tenido tiempo África para prepararse?

A falta de medios, el tiempo quizás ganado ante la pandemia gracias a los confinamientos y otros tipos de cuarentenas no ha permitido a los sistemas de salud africanos tapar sus agujeros, ni mucho menos.

«Hay una grave penuria de estructuras de tratamiento para los casos críticos de Covid-19», indicó la OMS.

El número de camas disponibles en las unidades de cuidados intensivos (UCI) no pasa de 5 para cada millón de habitantes, frente a 4.000 en Europa. Y el de respiradores en los hospitales públicos es inferior a 2.000.

Con estos hechos constatados, nadie se atreve a pronosticar la amplitud que la epidemia tomará en este continente.

La OMS informó de que 31 países africanos han registrado hasta ahora menos de cien casos, por lo que todavía cree que «la contención es posible». Pero la amenaza persiste. «El Covid-19 puede no solo causar miles de muertos, sino también sembrar la devastación económica y social», señaló Moeti.