Diez malas prácticas, aunque sean sin querer, antes y después de las salidas de menores
Algunos elementos de esta lista son de sentido común, tantas veces el menos común de los sentidos. La mayor parte tienen que ver con desconocimiento más que con mala fe. En otras simplemente no se percibe el riesgo. La salida de menores el domingo reflejó que tras 45 días de confinamiento hay prácticas básicas que conviene repasar... o aprender.
Las redes sociales hirvieron el domingo con críticas a malas prácticas ciudadanas en la primera jornada de la salida de menores. Ojo, no todas estaban fundamentadas y en algunas no había un criterio de seguridad sino mero afán inquisitorial. Pero lo ocurrido lleva a pensar que sigue haciendo falta pedagogía sobre qué no hacer y qué hacer. Este listado no coincide exacta ni matemáticamente con las normas oficiales, pero puede ayudar a aclarar dudas y detectar errores:
La mascarilla es, sobre todo, para hablar
Muchas personas de todas las edades estrenaron mascarilla este domingo. Y casi todos apreciamos que algunas de ellas se la quitaban o retiraban para conversar con más comodidad. Pero el sentido de la mascarilla es precisamente ese: evitar las gotas respiratorias, en las que viaja el virus, que se expelen sobre todo al toser y al hablar.
La distancia es respecto a los demás
Una de las confusiones más habituales es la que tiene que ver con las distancias. La recomendación de mantener dos metros fue interpretada erróneamente por quienes pensaban que también dentro del núcleo familiar había que alejarse. Obviamente no tiene sentido que en la calle caminen separados quienes comen, ven la tele o duermen juntos en el domicilio, sino que lo que deben mantener es la distancia de seguridad con el resto de transeúntes.
Salir en pareja no es riesgo especial, aunque no se pueda aún
Sobre todo en las primeras semanas del confinamiento se produjeron situaciones de exceso policial como prohibir a parejas caminar de la mano, cuando lógicamente dentro del hogar esa relación física es continua y estrecha. En el Estado español aún no se permite salir en pareja –a partir del sábado 2 sí está previsto–, pero eso no supone que tenga más riesgo que el que conlleva convivir 24 horas al día en el domicilio.
Darse la mano o besarse es un error, aunque cueste evitarlo
Las salidas de menores se tradujeron el domingo en un rebrote de las relaciones sociales a todos los niveles. Y con ello volvieron los apretones de manos y besos que son fácil fuente de contagio si se producen fuera de la esfera de convivencia domiciliaria. Es difícil por las costumbres, inercias o la simple pulsión humana, pero por ahora toca saludarse de otro modo.
Abuelos-niños, no depende del cariño sino de la convivencia
La relación física entre aiton-amonak y txikis estará limitada una temporada larga, salvo en el caso de que ya convivan en el mismo domicilio. Desde el Ministerio de Sanidad se apunta que se permitirán los paseos juntos desde el sábado, pero matizando que no es lo recomendable y que conviene guardar las distancias. No se trata de evitar el afecto, sino precisamente de que el cariño ahora consiste en eso, en protegerse mutuamente.
Saltar, correr, jugar... no tiene riesgo en sí mismo
Tampoco aquí las contradicciones de mensajes oficiales lo han puesto fácil, así que es conveniente aclarar que no hay riesgo alguno para las personas en saltar, correr o jugar, siempre que sea de modo individual.
Hacer un partido o compartir juguetes sí es arriesgado
El punto anterior es la cara; la cruz es que ese mismo ejercicio físico o lúdico sí tiene riesgo de contagio si se hace en compañía, reduciendo las distancias o compartiendo elementos con las manos. Por eso, hay que evitar partidos de cualquier deporte que conlleve contacto físico, al igual que jugar con un balón o pelota compartidos con las manos (o una muñeca, un coche de carreras...). Es por ello que las zonas de columpios están cerradas.
Un bosque no es más seguro si está más concurrido
En este inicio del fin del confinamiento las áreas rurales lo tienen más fácil que las urbanas, pero eso no tiene que ver con las características de los entornos sino con la capacidad de mantener las distancias. Un bosque o una playa muy concurridas son enclaves de más riesgo que una calle mayor vacía.
Lavarse las manos: no es antes o después, es antes y después
Otro debate creciente tras el domingo es si las manos deben lavarse antes o después de las salidas. Interrogante inverosímil, puesto que la seguridad básica obliga a hacerlo antes (para eliminar eventualmente el virus antes de la salida, es decir para no infectar) y después (para neutralizarlo si se ha accedido a él, o sea para no infectarse).
Los guantes, como las mascarillas, solo salvan si se usan bien
Empezamos con las mascarillas y acabamos con los guantes: se equivoca quien todavía piense que vale con ponérselos. Si se ha tocado con ellos una superficie infectada, los guantes también retienen el Covid-19, por lo que es altamente peligroso luego tocarse la cara con ellos o hablar por el móvil sin quitárselos.