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Esfuerzo grande pero disperso en los ensayos de medicamentos contra el coronavirus

Más de 130 medicamentos están siendo sometidos a cientos de ensayos en todo el mundo con el objetivo de encontrar cuanto antes un tratamiento para el Covid-19. Pero el gran esfuerzo investigador y económico se lleva a cabo de forma dispersa y, en ocasiones, sin metodologías sólidas ni pacientes suficientes.

Una investigadora examina una muestra en un laboratorio de Gante, Bélgica. (Kenzo TRIBOUILLARD/AFP)

En todo el mundo se están probando 130 medicamentos como tratamiento contra el coronavirus del Covid-19. Con la esperanza de una vacuna alejándose al menos hasta el año que viene (se están estudiando más de cien de las que ocho han entrado en ensayos clínicos), Estados y farmacéuticas intentan encontrar un remedio que al menos sirva de tratamiento para la enfermedad.

China, que comenzó antes, lidera los ensayos clínicos de los fármacos con 154 estudios, seguida de EEUU con 109, Irán, con 63, el Estado español (58), el Estado francés (51), Reino Unido (17), Alemania (16), Dinamarca (13) e Italia (11).

El esfuerzo es grande pero también disperso. Se intenta todo y se busca en posibles efectos de fármacos ya existentes. Bajo la égida de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ha lanzado un proyecto de ensayos clínicos denominado ‘Solidarity’ mientras en Europa, el proyecto Discovery se ha topado con dos problemas: lentitud para reclutar pacientes que someter a los ensayos y la fallida cooperación europea.

Este ensayo clínico coordinado por Inserm (el organismo público francés para la investigación médica) está probando cuatro tratamientos, incluida la controvertida hidroxicloroquina.

Los resultados se retrasan

Plantea grandes expectativas, pero los resultados tardarán más de lo que las previsiones optimistas y los deseos afirman.

Cuando se puso en marcha, el 22 de marzo, se esperaban las primeras respuestas en unas pocas semanas. Más tarde, la profesora Florence Ader, que dirige el estudio, advertía de que era necesario esperar «al menos a fines de abril» para conocer las «primeras tendencias». Pero nada sale.

Y el pasado lunes, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció resultados para el 14 de mayo, aunque reconocía que por el momento «no tenemos nada concluyente».

Este lunes un comité independiente hará balance y dirá si alguna de las pruebas sugiere cierta eficacia, pero lo más probable es que aún no surja nada y que simplemente recomiende continuar la inclusión de nuevos pacientes en los ensayos, según el profesor Yazdan Yazdanpanah, jefe del consorcio de investigación REACTing que supervisa Discovery.

Pocos pacientes

Y es que el número demasiado bajo de pacientes actualmente inscritos –740– es demasiado bajo en comparació con lo que demandaban los investigadores, al menos 3.200.

Los cuatro tratamientos evaluados no son moléculas diseñadas específicamente para atacar el nuevo coronavirus, sino medicamentos «reposicionados» ya existentes, y se espera que solo tengan una efectividad parcial, según la infectóloga Florence Ader.

«Mientras más moléculas sean parcialmente efectivas, más pacientes se necesitan en los ensayos» para poder determinar de manera fiable si brindan un beneficio real, explica.

Al menos se necesitan 600 pacientes por cada tratamiento sometido a prueba, según los científicos de Discovery: el antiviral remdesivi, la combinación de lopinavir / ritonavir (Kaletra), estos antirretrovirales combinados con interferón beta, la hidroxicloroquina y los derivados de la cloroquina antipalúdica. Además de un quinto grupo de pacientes que reciben «atención estándar», como referencia para evaluar el beneficio de otros tratamientos.

Para alcanzar este tamaño crítico, es urgente que otros países europeos incluyan pacientes, pero en un momento en el que la epidemia está desacelerándose tras siete semanas de confinamiento, también lo ha hecho la tasa de inclusión de enfermos en los ensayos en el Estado francés. Y en el resto de países involucrados, ni siquiera ha empezado.

Escasa cooperación europea

Inicialmente, al menos siete países, incluidos Gran Bretaña, Alemania, Estado español y Bélgica, habían anunciado su participación. Pero por ahora, solo se ha incluido un paciente fuera del Estado francés en Luxemburgo.

«Ningún país se ha retirado, pero las discusiones con los socios europeos son largas, particularmente para cuestiones de armonización regulatoria que son esenciales», lamenta Inserm.

«No encontramos ninguna mala voluntad», aseguró, lamentando a pesar de todo este tiempo perdido «comprender los circuitos de gestión reguladora de un país a otro», mientras en el Estado francés el protocolo y las autorizaciones se se hicieron en tiempo récord.

Cada país prioriza sus propias investigaciones. En los 58 ensayos aprobados en el Estado español van a participar más de 28.000 personas en hospitales de todo el país.

Además, para algunos países, los 4.500 a 5.000 euros de coste por cada paciente incluido en el estudio también pueden ser un problema, y la Unión Europea está discutiendo un fondo específico.

«No significa que no esté progresando, pero progresa lentamente», opina el profesor Yazdanpanah.

«Epidemia de investigaciones»

La profesora Ader también se pregunta si no debería detenerse la «epidemia de investigación» que ha provocado por Covid-19. Ella cree que, de los más de 800 ensayos clínicos en curso en el mundo solo sobre tratamientos potenciales, muchos son «abortados de inicio», a menudo realizados con muy pocos pacientes o con metodologías que no son suficientemente sólidas.

A juicio de esta especialista en enfermedades infecciosas, para responder rápidamente a las preguntas que surgen sobre la efectividad de los tratamientos, sería mejor centrar los esfuerzos en unos pocos grandes estudios.

A pesar de las grandes esperanzas, especialmente las de algunos médicos y políticos en la hidroxicloroquina, no deberíamos esperar una «molécula milagrosa», porque de lo contrario, los investigadores que comenzaron los ensayos antes, en China y en Italia, «ya la habría encontrado», advierte.

Dos intentos extendidos pero sin pruebas suficientes

Pero cada día se conocen más y más insólitos intentos de hallarla. Los anticuerpos generados por las llamas andinas, un tratamiento para reducir la testosterona en pacientes de cáncer de próstata, o la medicina tradicional africana propugnada en Madagascar a base de artemisa, y sobre la que la OMS ha vuelto a advertir del riesgo de los métodos no suficientemente probados.

Dos de los más difundidos –pero también cuestionados– son el remdesivir y la hidroxicloroquina,.

Después de que Estados Unidos diera luz verde al antiviral remdesivir para pacientes de Covid-19, el Gobierno de Japón aprobó el pasado jueves por la vía rápida el uso de este medicamento.

El medicamento patentado por la farmacéutica estadounidense Gilead se ha convertido en el primero en obtener el permiso necesario de las autoridades niponas como tratamiento para pacientes infectados del nuevo coronavirus.

En Japón, no obstante, ya se emplea de forma experimental el antiviral favipiravir, de la farmacéutica Fujifilm Toyama Chemical y desarrollado originalmente para combatir la gripe, y se espera también su aprobación por la vía rápida para finales de este mes.

El remdesivir, que se administra por vía intravenosa y se emplea para pacientes con síntomas más graves de Covid-19, recibió la «autorización de emergencia» del Gobierno de EEUU tras un reciente ensayo clínico que mostraba que el fármaco acortaba el tiempo de recuperación de algunos pacientes.

Pese a las grandes expectativas que había generado como potencial tratamiento contra el Covid-19 este fármaco originalmente desarrollado para tratar el ébola, hay estudios que señalan que su eficacia contra el nuevo coronavirus no está clara.

El «regalo de dios» de Trump

Lo mismo ocurre con la hidroxicloroquina, un medicamento creado contra el paludismo. Según un estudio realizado en hospitales de Nueva York, no ha mejorado ni empeorado significativamente la condición de pacientes críticos con coronavirus.

«El riesgo de intubación o muerte no fue significativamente mayor o menor entre los pacientes que recibieron hidroxicloroquina que entre los que no recibieron nada», señalaron los autores del estudio publicados en el “New England Journal” de medicina.

Los científicos señalan que el estudio «no debería usarse para descartar» los posibles beneficios o riesgos que puede traer el tratamiento con hidroxicloroquina, pero «nuestros resultados no respaldan su uso» por el momento.

El presidente de EEUU, Donald Trump, ha abogado regularmente por el uso de hidroxicloroquina como tratamiento para pacientes con coronavirus, y lo llegó a calificar como «un regalo de dios», si bien Trump también llegó a sugerir la inyección de desinfectante.

La hidroxicloroquina y la cloroquina se han utilizado durante años para tratar la malaria, ciertas enfermedades autoinmunes, como el lupus y la artritis reumatoide.

Las autoridades de salud canadienses y estadounidenses advirtieron, sin embargo, a fines de abril contra el uso fuera de los ensayos clínicos supervisados de estos dos antipalúdicos para prevenir la infección o tratar el nuevo coronavirus.

Curiosamente, Siria es otro de los países que está apostando por este medicamento, produciéndolo en seis instalaciones farmacéuticas, pese a las sanciones que afectan a materias primas y equipos para producir medicamentos.