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Adur, Jokin y Oihan salen de prisión y ya pueden volver a Altsasu tras acceder al tercer grado

Adur, Jokin y Oihan salen de prisión y ya pueden volver a Altsasu tras acceder al tercer grado han salido esta mañana de la prisión de Zaballa después de obtener el tercer grado que les permite acceder a los permisos correspondientes tras más de tres años y medio en la cárcel.

Concentración multitudinaria en Iruñea por los jóvenes de Altsasu. (Iñigo URIZ/FOKU)

Ramírez de Alda, Unamuno y Arnanz, quienes recibieron las condenas más altas del Tribunal Supremo por el ‘caso Altsasu’, han salido de la cárcel de Zaballa y, tras más de tres años y medio, podrán volver a casa para pasar el fin de semana.

Al acceder al tercer grado, que se confirmó ayer mismo, los presos saldrán los fines de semana de la cárcel y solo acudirán para dormir entre semana.

Desde hoy han pasado a estar en una situación similar a la que accedieron el pasado diciembre Iñaki Abad y Aratz Urrizola, mientras que otros dos, Jon Ander Cob y Julen Goikoetxea, todavía permanecen en segundo grado en la prisión de Zaballa. Una octava altsasuarra, Ainara Urkijo, no entró en la cárcel al ser su condena inferior a dos años.

«Hoy a disfrutar y mañana otra vez al trabajo»

En declaraciones a los medios de comunicación, Koldo Arnanz, de Altsasu Gurasoak, ha reconocido que cuando recibieron ayer la noticia el «tartamudeo» era «total», «casi no acertábamos a hablar». «La sensación es muy fuerte», ha relatado tras afirmar que su hijo Oihan decía al salir: «hay mundo, detrás de estas paredes hay mundo».

Ha insistido que en desde el principio han luchado contra esta «injusticia» y que su objetivo es que esto «acabe cuanto antes».

«Mientras no salgan Julen y Jon Ander, que son los que quedan por desgracia ahí dentro, seguiremos en la brecha peleando hasta conseguirlo», ha afirmado Arnanz. «Hoy a disfrutar y mañana volver otra vez al trabajo», ha descrito.

En la misma línea se ha manifestado Antton Ramírez de Alda, quien ha reconocido que hoy ponen fin en «positivo» a una etapa de un proceso largo y «tremendamente injusto». «Es una pena» porque les han «robado una parte de su vida», ha asegurado.

Ha añadido que todavía queda «trabajo por hacer» y ha agradecido la solidaridad recibida en todo este proceso.