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Viggo Mortensen, más perceval que Aragorn

Mikel Insausti, crítico de GARA. (Gorka RUBIO/ARGAZKI PRESS)

Como trotamundos que es, Viggo Mortensen tiene mucho de caballero andante, lo veamos o no montado a caballo. Su presencia en esta edición pandémica del SSIFF es la mejor muestra de que siempre está dispuesto a colaborar, y cuando no sobra gente con la que poder contar él es la tabla salvadora. Por eso se trata de un premio Donostia que vale por varios a la vez, y esta recompensa sabe al Óscar que le fue injustamente negado por su entrañable trabajo actoral a las órdenes de Peter Farrelly en ‘Green Book’ (2018). Este ciudadano del mundo nunca para de viajar, y los rodajes en los que participa son como una prolongación de sus mudanzas de país en país, ya sea atravesando la Tierra Media, la Patagonia o la ruta 66. Un movimiento perpetuo que va con su condición de artista polifacético que lo misma hace cine, música, pinta, escribe o crea con su cámara fotográfica.

Perceval es el nombre de su editorial dedicada a la publicación literaria, plástica y fotográfica. También desde ahora es su productora cinematográfica, con la que debuta en la dirección a los 62 años de edad. Tal vez por ese largo proceso de maduración para decidirse a dar un paso tan importante, alguna crítica ha comparado ‘Falling’ (2020) con el trabajo del Clint Eastwood que fue dejando de ser actor para hacerse más cineasta. Es por ello que no tiene inconveniente en ceder el lucimiento estelar al grandísimo veterano Lance Henriksen, con quien mantiene un pulso interpretativo dentro de una relación paternofilial tan tensa como reveladora.