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Dos frenos tras lanzarse la desescalada: solo viajes imprescindibles y todo es revertible

La reapertura hostelera parcial y el levantamiento del cierre por municipios han sido matizados desde primera hora del jueves por responsables de Lakua como Bingen Zupiria o Jonan Fernández, que temen que se malinterprete.

Jonan Fernández (derecha), en una reunión anterior del LABI. (Raul BOGAJO | FOKU)

El Gobierno de Lakua lanzó el caballo a la carrera el miércoles noche con los anuncios de levantamiento de restricciones hechos por el lehendakari Urkullu y esta mañana de jueves ha tratado de frenarlo con dos avisos, uno del portavoz Bingen Zupiria y otro del coordinador técnico contra la pandemia, Jonan Fernández. El primero ha remarcado que solo deberían hacerse desplazamientos imprescindibles y el segundo, que todas las medidas son reversibles si los indicadores empeoran.

El portavoz Zupiria ha pedido que no haya desplazamientos a otros municipios, si no es «por necesidad», dado que la flexibilización de las medidas adoptadas por la pandemia del covid-19 desde el próximo sábado no son «una invitación» a la movilidad. Tras insistir en que la situación sigue siendo de «emergencia y alto riesgo», ha considerado que hasta verano de 2021 no se podrá hacer «una vida más normal» y, por lo tanto, exige «compromiso personal y colectivo».

En una entrevista concedida a Radio Euskadi, recogida por Europa Press, Zupiria ha transmitido este jueves a la ciudadanía que la CAV está «en una situación de urgencia sanitaria, con un nivel de contagios todavía alto, con un nivel de presión alto en hospitales y UCIs, con una invitación permanente a que se reduzca lo máximo posible la movilidad, a que no se reúnan más de seis, y a no reunirse con unidades de convivencia que no son las más próximas».

El portavoz del Ejecutivo ha señalado que los representantes institucionales se dedicarán a intentar comunicar esto, «de forma adecuada: que es un momento de emergencia, de riesgo y en el que hay que actuar con muchísimo cuidado».

Bingen Zupiria ha subrayado que en ningún caso de la declaración que ayer realizó el lehendakari ni del decreto que se publicará este viernes con las nuevas medidas «se puede sacar como consecuencia que se está haciendo una invitación a la gente a desplazarse para encontrarse con amigos, a venir de Durango a Bilbao para tomarse potes con los amigos o hacer deporte con tus compañeros, es todo lo contrario».

«La medida que se ha adoptado respecto a la hostelería no es una invitación para que hagamos planes en el pueblo vecino. Cada uno sabrá si tiene o no la necesidad de ir de Durango a Bilbao, de Oion a Vitoria o de Hernani a Beasain a tomar un pote. Creo que no es algo imprescindible», ha remarcado. Por ello, ha apuntado que es algo que no se debería hacer, «salvo que haya una causa familiar, profesional, etc, que impulse a hacerlo».

En este sentido, ha asegurado que la modificación en las restricciones buscan «un equilibrio entre la salud y la economía, entre la salud y la cultura, entre la salud y la convivencia, entre la salud y la actividad deportiva, entre la salud y el bienestar emocional de las personas».

Fernández, hipótesis y posibilidades

Por su parte, el coordinador de la comisión técnica para el control de la pandemia en la CAV, Jonan Fernández, ha advertido de que si en la próximas semanas se detectan datos que indican un empeoramiento de la situación habría que tomar nuevas medidas restrictivas, aunque el Gobierno Urkullu trabaja con la hipótesis de que irán a mejor.

En una entrevista en Onda Vasca, Fernández ha no ha querido poner «paños calientes», ha remarcado que el territorio ha pasado de una situación epidemiológica «muy mala» a una «mala» y ha explicado que las medidas anunciadas este miércoles tratan de buscar un «equilibrio» para aliviar la situación pero tratando que después de las fiestas «no estemos peor». La nueva evaluación se está anunciando para el 11 de enero, que es cuando dijo Urkullu que podrían analizarse otras opciones como facilitar el deporte escolar.

Fernández ha indicado que el Gobierno debe «preservar el bien mayor de la salud» al mismo tiempo que evalúa «cómo producir el menor impacto en la economía y en la salud emocional de las personas», ya que, ha admitido, «la soledad y la tristeza también son epidemias y para muchas personas vivir estas fechas en soledad tiene un valor negativo añadido que hay que considerar».