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Andrea Trinchieri, el sastre que diseña el «traje a medida» del Bayern en la Euroliga

Saski Baskonia juega en Múnich ante el sorprendente cuarto clasificado de la Euroliga. Un equipo sin otra estrella que su técnico, el italiano Andrea Trinchieri, a cuyo carácter alegre y bohemio parece haberle añadido un gen competitivo mayor que durante su etapa en Bamberg.

Para bien y para mal, Andrea Trinchieri no deja indiferente a nadie. (EUROLEAGUE.NET)

Los elogios supuestamente sesudos los carga el diablo. El 22 de octubre publicábamos un elogioso reportaje sobre el Zalgiris Kaunas «post Saras Jasikevicius» justo el día en el que perdió su primer partido de la temporada en Euroliga, y después de aquel primer tortazo, los de Martin Schiller encadenaron una racha de una victoria contra seis derrotas, todas ellas consecutivas, antes de retormar el vuelo y encadenar dos triunfos, el último ante TD Systems Baskonia al que acribillaron a triples para imponerse por 92-73.

Los gasteiztarras, luego de encajar el capón del Zalgirio Arena, visitan ahora la cancha del Bayern de Múnich, otra de las revelaciones de la presente Euroliga, quien a las órdenes de Andrea Trinchieri, verdadera gran estrella de la escuadra bávara, ocupa la cuarta plaza de la competición, con un balance de 9-5, después de caer por 79-75 en su último partido ante el Zenit de San Petersburgo de Xavi Pascual, un partido que, en todo caso, dominaron los alemanes hasta los últimos minutos.

Es, pues, hora de elogiar a Andrea Trinchieri, una de las «raras avis» de la fauna de entrenadores que pululan en la Euroliga, y a ver si esta pieza es capaz o no gafarlo. Por si acaso, eludimos toda responsabilidad de los posteriores resultados del cuadro bávaro, ya que lo que inspira esta pieza, más allá de previa referencial del duelo de este viernes a las 19.30 ante Saski Baskonia, es la personalidad y la forma de entender el baloncesto del técnico milanés.

«La rutina, mata»

«Los jugadores deben tener diferentes impulsos a lo largo de la temporada, porque la rutina, mata», fue la declaración de este lombardo de 52 años, después de ordenar a su primer ayudante en Bamberg, Ilias Kantzouris, que dirigiera durante los 40 minutos un partido de la BBL; la Liga Alemana. La posterior pregunta de un joven –e incauto– periodista sobre si esa decisión había supuesto hacer de menos a su staff fue respondido con una reprimenda de primer grado del propio entrenador que, sin alzar la voz pero con rotundidad, afirmaba que «para poder obtener resultados, primero debo confiar y respetar a mis jugadores, al staff técnico y al club. No comprendo por qué tomar una decisión así puede a alguien parecerle una falta de respeto».

Y es que con este entrenador de aspecto bohemio y trotamundos por vocación –habla seis idiomas: italiano, inglés, alemán, griego, ruso y serbio, este último por parte de sus ascendencia familiar–, licenciado en Harvard y que prefirió el baloncesto –aunque su aspecto rechoncho indique que nunca pudo ser jugador profesional– a seguir los pasos paternales –cónsul de los Estados Unidos en Milán–, nunca se sabe. Este mismo año, el pasado 30 de octubre, su compatriota Luigi Lamonica –un gran árbitro que merece su propio reportaje– lo expulsó por soble técnica antes de cumplirse tres minutos y medio en el duelo que enfrentaba al Real Madrid con el Bayern.

O bien es capaz de salirse por la tangente en una entrevista rápida post partido a la hora de negarse a subrayar una actuación individual: «el éxito de un equipo, por definición, depende del trabajo en equipo, así que no voy a destacar a nadie», al tiempo que no duda en ponerse al frente de su equipo con una frase tan redonda que parece hasta ensayada: «no conozco a ningún general que se sitúe detrás de sus tropas».

Alemania como epicentro

Capaz de echar una mano a Brad Stevens, entrenador jefe de los Boston Celtics y también de dar un clínic de entrenadores en Mungia, algo que hizo en 2018, Trinchieri parece haber hallado su lugar en el mundo en Alemania, pese a que su currículo como entrenador tenga muchos sellos en su pasaporte: Cantu, Brose Bamberg, y Unics Kazan, y seleccionador de Grecia en los años 2013 y 2014 y Partizan de Belgrado antes de recalar este verano en el Bayern de Múnich.

Lo cierto es que su época al frente del Brose Baskets de Bamberg es el que más lustre ha dado a Trinchieri. Y al mismo tiempo, el que más lo ha hecho desesperar. Sobre todo aquel Bamberg de la campaña 2016/17, con jugadores de la talla de Nikos Zisis, Maodo Lo, Nicolo Melli, Daniel Theis, Brad Wanamaker, Janiks Strelnieks, Fabien Causeur o Daniel Hackett.

Fue una temporada frustrante para la escuadra alemana y su entrenador, sobre todo porque su equipo practicó uno de los mejores baloncestos, sobre todo con un Strelnieks a tremendo nivel, pero acabó con un balance de 10 victorias y 20 derrotas, ¡13! de ellas por cinco puntos o menos. Es decir, que los de Trinchieri mostraban un gran nivel de juego a lo largo de los 40 minutos, pero fallaron con estrépito a la hora de la verdad.

Como el tiempo pasa para todos, en esta campaña 2020/21, el Bayern de Múnich no tiene esos nombres de relumbrón de aquel Brose Bamberg. Sin embargo, por el momento ha solventado mucho mejor sus partidos igualados. De los seis partidos del cuadro bávaro que han terminado con cinco puntos o menos de diferencia, el Bayern ha ganado cuatro –Maccabi, Fenerbahçe, Efes y Khimki– por dos derrotas –Armani Milano y Zenit–, dando a entender una madurez a la hora de controlar las posesiones finales, posesiones, por definición, en las que el entrenador tiene mucho que ver ya que muchas de ellas se resuelven tras un tiempo muerto. Asimismo, el 82,7% de acierto en el tiro libre también ayuda a definir con éxito los momentos de máxima tensión.

Plasmación en el parqué

En ataque, el cuadro bávaro conforma el séptimo mayor por número de posesiones por partido y uno de los más tímidos en el uso del triple: 35% de tiros intentados en total son triples, para un correcto 36% de acierto. Como comentábamos antes, su agresividad en el ataque, con mucho 1×1, 2×2 y carga del rebote ofensivo le convierte en uno de los equipos que más va a la línea de tiros libres, siendo una gran fuente de anotación para el equipo.

Quizá por ello brille este Bayern sin estrellas, con un «esforzado de la carretera» como Vladimir Lucic principal anotador, con 14,4 puntos por partido, con otros compañeros como Zipser o Nihad Djedovic ejerciendo la creación. Jalen Reynolds es su mejor reboteador –y se ha hecho con los servicios con otro pívot obrero como James Gist–; Wade Baldwin IV es el mejor asistente y ladrón, y sin hacer espectaculares números, promedia 79.4 puntos, un punto más que Saski Baskonia, aunque los gasteiztarras conceden 74.8 puntos, por 76,6 del Bayern.

«El trabajo del entrenador, aparte de ganar todos los partidos que pueda, es mejorar individualmente a cada jugador», opina Trinchieri, que aboga por la claridad en los mensajes –desde las broncas a apelar a los sentimientos más nobles– y a la cara del jugador, tratando de coartar lo menos posible su libertad, dentro del sistema por él impuesto. «Los jugadores son como artistas, no hay que cohibir su creatividad porque entonces pasan a ser empleados». Todas estas citas, forman parte de su clínic en Mungia en 2018.

Por otro lado, Trnchieri subraya que el nivel físico marca el baloncesto en la actualidad. Según su filosofía del baloncesto, es poco práctico tratar de mover a la defensa rival durante 20 segundos para buscar un buen tiro «porque el nivel atlético de los jugadores lo hace imposible. Si el trabajo está bien hecho se puede crear ventaja en ataque con el primer movimiento ya en los primeros ocho segundos». Porque sobre todo, un coach es un sastre que «hace cada traje a medida, sin ser un dictador con los jugadores».

Es por todo esto por lo que Dusko Ivanovic ha alertado en la previa que «el Bayern es un equipo muy completo en el que, sin tener grandes estrellas, todo el mundo hace un buen trabajo haciendo su función». Youssoupha Fall ha añadido que «los dos equipos nos parecemos en cuanto que somos buenos competidores. Tenemos que mejorar nuestra comunicación en defensa y buscar correr, y estoy convencido de que las cosas nos irán mejor».