Cosas de un pasado que no termina
Cada vez que veo un juicio en la Audiencia Nacional española confirmo que se trata de un tribunal que corresponde al pasado, como la dispersión.
Lo hemos escrito un montón de veces. Y me temo que tendremos que seguir escribiéndolas otras tantas. Cada vez que veo un juicio en la Audiencia Nacional española confirmo que se trata de un tribunal que corresponde al pasado. Es como la dispersión, algo de un pasado que debería haber quedado atrás hace tiempo pero que sigue estando ahí, condicionando la vida de muchos ciudadanos vascos, de demasiados.
El juicio contra Galder Barbado y Aitor Zelaia me ha recordado al de los jóvenes de Altsasu. No entra en cabeza humana cómo una cuestión de este tipo acaba siendo juzgada en el tribunal especial. La doctrina del «todo es ETA» sigue vigente en los despachos de una audiencia que intenta justificar su utilidad para seguir existiendo. En la vista de ayer se contó que Zelaia tenía 17 años cuando ETA dejó las armas. Alguno de los enjuiciados de Altsasu era todavía bastante menor. Pero es igual. Si eres vasco eres sospechoso. Y si eres cercano a la izquierda abertzale, ya tienes redactada media sentencia. En contra, por supuesto.
Y no es solo algo que pasa en Madrid. sino que es una concepción que también está arraigada en Euskal Herria. De otra manera no se puede entender que un agente de la Ertzaintza únicamente baraje la posibilidad de que unos guantes, unas bridas y unos walkie-talkies en una mochila sirvan para la kale borroka. Y más si encima tienen papeles relacionados con la izquierda abertzale, a pesar de que sea una fuerza política legítima. Total, que era material del Hatortxu Rock y había una explicación lógica para que estuviera todo juntito en una mochila. Pero es que eso del Hatortxu también es algo de presos, lo que mantiene la sospecha.
La cosa sería de risa, pero hay dos jóvenes alaveses que se enfrentan a peticiones fiscales de hasta ocho años de cárcel. Es algo serio, demasiado serio. Y, sé que soy cenizo pero no tengo motivos para no serlo, cuando el tema llega a la Audiencia Nacional no tiene buena solución. Esperemos que tenga al menos la solución menos mala.