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Troitiño sigue en Estremera y con quimio dos semanas después del auto de excarcelación

Etxerat ha expresado su «hartazgo» con la situación impuesta a Antton Troitiño, dado que dos semanas después de aprobarse la excarcelación sigue preso y recibiendo quimioterapia por culpa del «laberinto burocrático» de la Audiencia Nacional.

Antton Troitiño, en Londres, antes de su extradición y último encarcelamiento. (Justin TALLIS/AFP)

NAIZ publicó el pasado 12 de enero que el preso Antton Troitiño iba a ser liberado tras más de 30 años de cárcel por una grave enfermedad. Lo había aprobado el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional y se esperaba que se hiciera efectivo en horas o como mucho unos pocos días, pero este martes se van a cumplir dos semanas y la excarcelación sigue sin materializarse.

Etxerat ha salido a la palestra este lunes para denunciarlo, más aún teniendo en cuenta que el preso donostiarra «ha sido trasladado hasta en cuatro ocasiones al hospital para recibir sesiones de quimioterapia, en condiciones muy adversas».

La situación también está afectando tremendamente a la familia, que según explica ha acudido ya dos veces a Madrid estas dos semanas para acompañarle en el camino a casa y ha tenido que regresar sin él.

¿Qué está ocurriendo? Etxerat señala al «laberinto burocrático de la Audiencia Nacional española». Por un lado, hasta el pasado viernes no se declaró firme el auto dictado el pasado 11 de enero, por el que se le aplicaba a Antton Troitiño el artículo 104.4 (tercer grado). Pero además, entre medio un informe de Instituciones Penitenciarias ha propuesto aplicarle la libertad condicional y no solo el tercer grado, lo que paradójicamente puede seguir dilatando la vuelta a casa mientras se resuelve.

Ante esta grave situación humanitaria, Etxerat expresa su «hartazgo por la ausencia de criterios y prácticas planteadas desde el respeto a la dignidad de las personas en casos de presos con enfermedades y dolencias graves, detrás de quienes, además, hay siempre familias. Estamos ya en otro tiempo, y el final de la política penitenciaria de excepción, más allá de la desactivación total del alejamiento y de otras medidas de excepción en los casos de los presos vascos, debe asimismo evolucionar hacia posiciones respetuosas con los derechos de los presos y hacia una dignificación de sus condiciones de vida».

«Por sufrir muy de cerca las consecuencias de la desatención, cuando no del trato degradante, Etxerat viene manifestando desde hace mucho tiempo la necesidad de humanizar la política penitenciaria, comenzando por una asistencia sanitaria digna para nuestros familiares presos. Es notorio que la situación se ha agravado con la pandemia de la covid-19, de hecho, incluso sindicatos de prisiones han denunciado la desasistencia y en algunos casos, la falta de médicos en las cárceles», sigue.

Primeros síntomas ya en abril del año pasado
 
La nota del colectivo de familiares añade algunos datos sobre su enfermedad y que ponen en duda la atención recibida. «Antton Troitiño sintió los primeros síntomas de su dolencia hacia abril del pasado año 2020. En aquellas fechas había muy pocos médicos para atender a los presos de Estremera y, de hecho, no atendían en la consulta semanal que correspondía al módulo de aislamiento en el que se encontraba el preso donostiarra. No recibió asistencia debidamente dirigida hasta el pasado setiembre».

Continúa explicando que tras las pruebas practicadas la defensa solicitó su libertad ya el 27 de octubre. No se le ha concedido hasta el 11 de enero, en un auto firmado por el juez José Luis de Castro que es muy taxativo sobre la grave enfermedad del preso y la necesidad de excarcelación. Y este 25 de enero sigue sin llevarse a efecto. riesgo añadido provocado por el covid-19.

«Etxerat reitera su llamamiento a la administración penitenciaria para que garantice, en todos los casos, el derecho a la salud y a una asistencia sanitaria digna para todos los presos. Volvemos a reclamar de los gobiernos español y francés la libertad inmediata de los 17 presos y presas vascas con enfermedades graves, así como de los mayores de 65 años de edad, mientras acercan a todas y todos a Euskal Herria», concluye.