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Estrella mediática con escaso peso real en la política rusa

El autor analiza el caso más mediático de represión contra un contrincante político del Kremlin, el encarcelamiento de Aleksei Navalniy por incumplir las cláusulas de su libertad condicional. Una condena que ha suscitado protestas en las principales ciudades de Rusia.

Aleksei Navalniy fue condenado el pasado 2 de febrero por un tribunal de Moscú a dos años y ocho meses.

Aleksei Navalniy fue condenado el pasado 2 de febrero por un tribunal de Moscú a dos años y ocho meses de prisión por haber incumplido las condiciones de la libertad condicional en la que se encontraba en relación a dos polémicos casos. Eso ha provocado numerosas protestas en Rusia y la petición de libertad para Navalniy de la mayoría de las cancillerías occidentales. Navalniy encabezaba hasta su detención el Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK en sus siglas rusas), una ONG que se ha especializado en investigar los casos de corrupción de las élites rusas, especialmente el círculo cercano al presidente, Vladimir Putin.

Navalniy es un jurista moscovita que lleva 20 años en la política rusa, todo ese tiempo en la oposición al poder ejercido por Putin. Su trayectoria ha sido tan diversa como llamativa por sus coqueteos con el nacionalismo o el intento de asesinato que sufrió el verano pasado. Comenzó en el partido Yabloko, una formación socialdemócrata de la que fue expulsado por sus ideas nacionalistas. Participó en varias ocasiones en la Marcha Rusa, un desfile anual de nacionalistas por las calles de Moscú. Más tarde se reconvirtió en un político de centroderecha, llegando a participar en las elecciones a la Alcaldía de Moscú, en las que quedó segundo con un 27% de los votos.

A lo largo de su trayectoria también ha participado en algunas tramas empresariales, dos de las cuales lo llevaron a juicio. Una de ellas, el «caso Yves Rocher», le supuso una condena de tres años y cinco meses de libertad condicional en 2013. Según la Fiscalía rusa, Navalniy utilizó la filial rusa de la firma francesa para enriquecerse ilegalmente. El Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo ha calificado esta sentencia como motivada políticamente. A esa condena se le sumó en 2017 un periodo de prueba que terminaba el 30 de diciembre de 2020 y durante el cual el opositor debía informar de su localización a las autoridades rusas.

El 20 de agosto de 2020 Navalniy fue supuestamente envenenado y fue trasladado en coma a Alemania para su recuperación. Regresó el pasado 17 de enero a Rusia y fue detenido a su llegada al aeropuerto moscovita de Sheremetyevo. Las autoridades le acusaron de incumplir las condiciones de su periodo de prueba al no haber podido contactar con él mientras se encontraba en Alemania. Miles de sus simpatizantes salieron a las calles para protestar y más de 400 fueron detenidos cerca de los juzgados donde se leyó la sentencia.

Corrupción y votación inteligente. La condena deja a Navalniy fuera de la vida pública hasta los últimos meses de la Presidencia de Putin, que concluye en marzo de 2024. Desde que se hizo oficial la sentencia por el «caso Yves Rocher», no puede participar en elecciones, ya que la legislación rusa lo impide si se tiene antecedentes penales. Aun así, su influencia social, especialmente en las grandes ciudades, es notable. Sin Navalniy, el Kremlin gozará de mayor tranquilidad para preparar a un hipotético sucesor de Putin o para que el actual presidente siga gobernando.

La influencia de Navalniy en el panorama político nacional no es tan importante como en el ámbito mediático. No obstante, algunas de sus iniciativas causaron problemas al partido Rusia Unida de Putin. La más destacada de estas iniciativas es la denominada «votación inteligente», mediante la cual la organización de Navalniy indicaba en cada elección que se celebra en Rusia a que candidato opositor, sin importar el partido, hay que votar para ganar al aspirante del partido del Kremlin.

Aun así, donde mejores resultado ha obtenido Navalniy es en el ámbito de los reportajes de investigación sobre la corrupción de las élites del Kremlin. Sus mayores éxitos son una investigación sobre las amistades del expresidente y primer ministro, Dmitri Medvedev, que con 42 millones de visualizaciones generaron protestas en Moscú en 2017. O la investigación publicada este año sobre el supuesto palacio de Putin en el mar Negro, con 108 millones de visualizaciones.

Ninguno de los dos reportajes demuestra una implicación directa de Medvedev o de Putin en casos de corrupción, pero muestra el lujo del que se rodea su círculo más cercano, algo que irrita seriamente en la sociedad rusa que ve como su nivel de vida no sube desde 2014.

Los críticos de Navalniy señalan que no ha realizado nunca con éxito un proyecto empresarial o político, que prácticamente toda su vida se ha dedicado al activismo, sus lazos con los países occidentales, el hecho de que su hija estudie en Stanford y otras características que la propaganda estatal rusa explota para desprestigiarle.

A pesar de todo ello, no cabe duda de que su caso es otra muestra más del celo con el que Vladimir Putin protege la política nacional desde que llegara al poder el último día de 1999.