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Entrevue
Mertxe Fernández
Paciente con enfermedad crónica

«No me siento más importante que nadie, pero sí más vulnerable que muchos»

Mertxe Fernández sufre ceguera y tiene problemas cardiovasculares. Como muchos pacientes con enfermedades crónicas, pide que a los afectados se les priorice en el plan de vacunación de la CAV porque se debe de proteger a los ciudadanos «empezando por los más débiles».

(Gorka RUBIO/FOKU)

Mertxe Fernández, de 57 años, terminó sus estudios de Biología y sufrió una pérdida de la visión debido a una complicación de la diabetes. Su sistema vascular está deteriorado y tiene colocados tres stent en las arterias coronarias. Como en la pandemia, denuncia que a los enfermos crónicos también se les está «dejando atrás» en el plan de vacunación.

«Las personas vulnerables somos las que nos morimos cuando nos infectamos. Entiendo que hay escasez de vacunas, pero creo que necesitamos un grado de prioridad importante porque los enfermos con patologías somos un grupo de riesgo», señala.

Fernández ha trabajado durante veinte años, pero a raíz de una preeclampsia durante el parto de su segunda hija sus problemas fueron deteriorándose, hasta el punto de que la Seguridad Social le concedió la invalidez y por lo tanto ha permanecido en casa durante la pandemia. «Tengo miedo, no salgo casi ni de mi habitación, estoy con mascarilla...», detalla.

Sus dos hijas acuden a diario al instituto y Fernández remarca que no están libres de contagiarse. «Imagínate que se da una situación en la que una de mis hijas tiene el virus, me contagia y yo paso a estado grave o muero. Primero, soy madre soltera y, segundo, imagínate el cargo de conciencia que puede tener mi hija si eso ocurre. Esta es mi situación, pero seguro que hay otros miles con una situación parecida».

La especial vulnerabilidad en la que se encuentran los enfermos crónicos es un gran problema para estos pacientes que, a día de hoy, siguen sin saber cuándo serán vacunados. «Los enfermos de diálisis van al hospital tres veces por semana, hay diabéticos, cardiovasculares, enfermos con problemas pulmonares graves, enfermos renales... que si enferman van a la UCI casi seguro. Estamos ocupando camas», subraya.

De este modo, Fernández explica que la vacuna reduce la gravedad de una enfermedad que «para nosotros es muy grave, muchas veces mortal», por lo que pide paso en el proceso de vacunación. «No estoy pidiendo ser los primeros, porque entiendo que las residencias van antes, entiendo que los médicos, sociosanitarios y personal de primera línea van antes, entiendo que las personas de más de 100, 90 y 80 años van antes... pero hasta ahí. Realmente estoy convencida que somos nosotros los siguientes, así debe ser por sentido médico, común y ético».

Fernández cree que el protocolo de vacunación de la CAV es opaco. «No nos enteramos de quiénes son los siguientes hasta el día que empiezan a vacunar», añade. En este sentido, recuerda que llamó el 12 de febrero al Servicio de Atención al Paciente y la respuesta fue que sería vacunada en el turno correspondiente a su franja de edad. «Yo tengo 57 pero hay crónicos graves de 30 años... ¿qué va a pasar con ellos?», se pregunta.

Una semana más tarde, el Ministerio español de Sanidad anunció que las vacunas de Pfizer y Moderna irán para los mayores de 80, 70 y 60 años, y más adelante para los menores de 60 «con condiciones de riesgo alto de padecer enfermedad grave por la covid-19», sin precisar cuáles son esas condiciones. El Departamento de Salud de Lakua sitúa asimismo a los menores de 60 con condicienes de riesgo alto en el último grupo de vacunación, junto al resto de población. Fernández cree que «no es la solución» e insiste en que deberían vacunarse «después de los mayores de 80».

Muchos pacientes crónicos creen que la edad no debería de ser el único factor para determinar la vulnerabilidad frente al covid-19. «Parece que la vida de las personas enfermas es menos digna de ser vivida. La Consejería de Salud debe de proteger a los ciudadanos empezando por los más débiles», afirma.

Si el día a día de una persona «polimedicada y ciega» ya es difícil, Fernández relata que desde marzo «todo se ha complicado». Sin embargo, su optimismo aumentó con la llegada de la vacuna. «¿Qué hay que hacer ahora?», se pregunta, y rápidamente añade: «Vacunar con rapidez a los más vulnerables».

En principio, el plan de Sanidad deja fuera de la dosis de AstraZeneca a aquellas personas que tienen patologías que les hagan más vulnerables frente al covid, y por eso señala que también deben vacunar a otros grupos con este fármaco. Sin embargo, exige al Departamento de Salud de Lakua que, con Pfizer y Moderna, «nos ponga en el rango que desgraciadamente merecemos».

«A la mayor parte de la población no le importa que las personas vulnerables por patologías seamos vacunados antes. Lo entienden perfectamente. Yo no quiero ir delante de nadie ni me siento más importante que nadie. Pero me siento más vulnerable que muchos», añade.

«Como no trabajamos y por tanto no estamos sindicados, estamos sin voz. Pero es necesario que nos escuchen. Ojalá estuviese sana como una manzana y me tocase la última. Ojalá», zanja.