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Histórico encuentro del papa Francisco con el ayatolá chií Ali al-Sistani en Nayaf

El papa Francisco ha mantenido hoy un histórico encuentros con el ayatolá chií Ali al-Sistani en Nayaf, en el marco de su viaje a Irak. Al-Sistani es una de las mayores referencias religiosas del país árabe y del chiísmo.

Ali al-Sistani y Francisco, en el encuentro que han mantenido en Nayaf. (STRINGER/VATICAN NEWS/AFP)

El papa Francisco se ha entrevistado hoy con el principal líder religioso chií, el ayatolá Ali al-Sistani, en Nayaf (Irak), en un gesto considerado histórico en las relaciones entre el Vaticano y el Islam, pero sin la presencia de los focos de las cámaras.

Solo se pudo ver a Francisco que entró en la modesta casa de Al-Sistani, en uno de los barrios humildes de Nayaf, rodeado de las fuerzas de seguridad.

Se trató del primer acto de la jornada del papa, que este viernes llegó a Irak para una visita de tres días y se convirtió en el primer pontífice en pisar este país.

Como señalaron hace unos días algunos expertos, Francisco tuvo que respetar el protocolo y quitarse los zapatos antes de entrar en la habitación de Al-Sistani.

La duda, ya que no hubo imágenes, es si Al-Sistani, que normalmente permanece sentado al recibir a sus visitas, como se había filtrado se puso en pie para recibir a Francisco, un gesto que nunca habría tenido.

Al-Sistani ha expresado al pontífice su «preocupación de que los ciudadanos cristianos deberían vivir, como todos los iraquíes, en seguridad y paz, y teniendo todos sus derechos constitucionales», según un comunicado de la oficina del ayatolá.

Al-Sistani ha hecho hincapié en el rol que ha desempeñado la autoridad religiosa en «proteger a todos aquellos que han sufrido injusticias y daños en los últimos años, especialmente durante el cual los terroristas tomaron amplias áreas en varias provincias iraquíes, donde cometieron actos criminales», se apunta en el comunicado.

Francisco ha viajado a esta ciudad sagrada, a unos 160 kilómetros al sur de Bagdad, principal centro religioso de esta rama del islam y destino de peregrinación de chiíes de todo el mundo.

La ciudad alberga la tumba de una de los figuras más veneradas del islamismo, Ali, primo y yerno de Mahoma y el primer hombre en convertirse al Islam.

Sin documento

No hubo un documento común como el que firmaron en Abu Dabi hace dos años el papa y el jeque egipcio Ahmad al Tayyeb, Gran Imán de Al-Azhar, la mayor institución suní, y que fue uno de los mayores pasos en las relaciones entre el islam y el catolicismo.

Pero la reunión en sí, como aseguraron algunos expertos, era el mensaje, ya que el ayatolá, de 90 años, nacido en Irán, es un guía espiritual muy apreciado por su sobriedad y sabiduría, incluso por quienes no pertenecen a la rama chií.

Sus fetuas, edictos religiosos, hicieron que se movilizasen en 2014 contra el Estado Islámico y en enero de 2019 Ali al-Sistani pidió investigar los «crímenes atroces» perpetrados por los yihadistas contra algunas minorías de la sociedad iraquí, como los yazidíes en Sinyar, los cristianos en Mosul y los turcomanos en Tal Afar.

Genocidio cristiano

Los cristianos iraquíes, originarios del país, han padecido un genocidio. Prueba de ello es que en la bíblica Ur de Caldea, que Francisco visitará en este viaje, solo queda una familia cristiana de la treintena que había antes de la intervención estadounidense.

Francisco ha afirmado hoy que los creyentes «no pueden callar cuando el terrorismo abusa de la religión», en un encuentro con los representantes de las otras religiones presentes en Irak que se celebró este sábado en la llanura de Ur y en el que recordó las atrocidades cometidas contra minorías como los yazidíes.

En Ur de Caldea, cuna de Abraham

En esta ciudad bíblica, cerca de Nasiriuyah, y frente a la llamada casa de Abraham y el monumental Zigurat, un imponente santuario piramidal sumerio, Francisco ha asegurado que «la ofensa más blasfema es profanar el nombre de Dios odiando al hermano».

«Hostilidad, extremismo y violencia no nacen de un espíritu religioso; son traiciones a la religión», ha clamado Francisco.

Y a los creyentes -ha añadido- que «no pueden callar cuando el terrorismo abusa de la religión. Es más, nos corresponde a nosotros resolver con claridad los malentendidos".

Rodeado de representantes de las religiones que forman este mosaico de civilizaciones que es Irak, suníes, chiíes, zoroastrianos y yazidíes, aunque no de los judíos, el papa ha recordado la persecución étnica y religiosa que sufrieron muchas comunidades durante la invasión en 2014 de los terroristas del Estado Islámico (EI).

Y en particular, como ya hizo en su discurso ante las autoridades, recordó a la comunidad yazidí, «que ha llorado la muerte de muchos hombres y ha visto a miles de mujeres, jóvenes y niños raptados, vendidos como esclavos y sometidos a violencias físicas y a conversiones forzadas».

Pidió rezar por «todos los que han padecido semejantes sufrimientos y por los que todavía se encuentran desaparecidos y secuestrados, para que pronto regresen a sus hogares».