Arranca la campaña en Madrid con la lucha de bloques y la certeza de Ayuso ganadora
Derecha e izquierda pugnan por un escaño más en el inicio formal del proselitismo para el 4M. El PP duplicará sus diputados y aspira a renovar el Ejecutivo sin Cs y sólo con el apoyo de Vox. PSOE, Podemos y Más Madrid llaman a movilizarse como única opción. El debate de candidatos, este miércoles.
La campaña electoral para el mandato más corto de la historia de Madrid ha comenzado. Dos semanas para definir a un gobierno regional que durará poco más de año y medio pero con una repercusión política innegable en todo el Estado español. Seis candidatos, dos bloques antagónicos y una administración autonómica que es la joya más preciada de la derecha españolista.
Este domingo ha comenzado la actividad proselitista que concluirá el domingo 2 de Mayo, casualmente el día de la Comunidad de Madrid, por si a este culebrón castizo le faltaran más condimentos. Los comicios en los que se enfrentan PP, PSOE, Unidas Podemos, Más Madrid, Vox y Ciudadanos serán el martes 4 de mayo, un día hábil que no ha sido declarado festivo. Hábilmente por quienes tienen la potestad de decidirlo y saben que los sectores menos privilegiados -ergo, con menos facilidad para ir a votar en jornada laboral- les son esquivos.
Para peor, aún estará vigente el estado de alarma con su toque de queda madrileño a las 23.00. Ya son varios los periodistas y políticos que se preguntan cómo se hará para trabajar en esa larga noche con la normativa vigente.
Dos semanas al rojo vivo
El primer día de campaña ha estado signado, cómo no, por la pandemia. Actos poco masivos y transmitidos vía telemática, con aforos limitados. La presidenta Isabel Díaz Ayuso, que aspira a ser reelegida tras disolver la Asamblea por temor a una «perestroika» de Ciudadanos aliado con el PSOE, ha elegido comenzar su primer día de pedido del voto en Las Rozas, uno de los cinco ayuntamientos con mayor renta per cápita del Estado. Allí ha presentado los PP-Bus, que recorrerán la región con su cara, una bandera rojigualda y cartel con el lema elegido: «Libertad».
La estrategia de Ayuso es un clásico político de los que lideran por lejos las encuestas: no discutir con sus competidores sino con el oponente que más le sirve. En su caso, el presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez. La actitud es tan contundente que el candidato socialista, Angel Gabilondo, le ha pedido públicamente que se dirija a él porque Sánchez «no es el candidato».
A la nueva lideresa de los «populares» le importa poco y le ha respondido: «¿Cómo no vamos a seguir hablando de Sánchez en estas elecciones si es él el candidato en Madrid, si es él el que decide las mentiras que usted tiene que decir a partir de ahora cambiando el discurso, de tal manera que lo siguiente es que venga a un mitin y haga de telonero aquí?».
El PP de Madrid decidió que su candidata entre al escenario con música rock que transmita fuerza, mientras frena su paso haciéndose selfies con simpatizantes, bajo un solazo primaveral con aire fresco al pie de la Sierra de Guadarrama. Ayuso se ha permitido vacilar a Gabilondo incluso, haciéndose eco de lo que ya comentan las redes sociales sobre la «ayusización» del discurso del PSOE local, e ironiza: «Si Gabilondo ya no quiere cerrar el Zendal, ya no quiere cerrar la hostelería, ahora quiere bajar los impuestos y lo oigo decir que va a proteger la concertada... digo, pues que venga a un mitin nuestro».
El candidato del PSOE, por su parte, ha decidido un primer día con acto central en cuatro paredes, con candidatos presentes vía telemática y acompañado por Sánchez. Rodeado de color rojo y con el atril con el lema “Hazlo x Madrid”, Gabilondo ha acusado a Ayuso de «no tener más proyecto que la confrontación con el gobierno de España» y ha dicho que la región «necesita otra forma de entender la política».
«Somos la única fuerza capaz de parar el gobierno de Colón en Madrid. Frente al negacionismo, la corrupción y el pin parental; ciencia, feminismo, juventud. Somos la izquierda del diálogo y de gobierno», asevera Gabilondo, quien curiosamente no ha cerrado el acto, sino que ha dejado el último discurso al presidente Sánchez. Flaco favor para para alguien que se queja que se nacionalice la campaña madrileña.
El líder del PSOE ha dado un largo discurso defendiendo la política sanitaria de Moncloa y remarcando la idea de «la izquierda de gobierno» previsible que representa Gabilondo, una versión 2021 del «no poder dormir tranquilo» que representa la izquierda de Podemos. Sánchez ha recordado que gracias a la negociación de los fondos europeos de recuperación, Madrid contará con 461 millones de euros y que gracias a los presupuestos del Estado aprobados, crecerá «156% los fondos (del Estado) para Madrid, con respecto a los PGE del PP».
A la misma hora pero en el emblemático barrio de Lavapiés y en la más icónica Plaza Nelson Mandela, ha lanzado la campaña formal el exvicepresidente Pablo Iglesias, acompañado por la vicepresidenta y ya presidenciable Yolanda Díaz, en un mitin al aire libre con aforo limitado y el formato habitual de la formación morada: muchos y breves discursos que se van encadenando.
Pocos como los de UP saben la importancia de la movilización de la base electoral para cambiar el rumbo de las votaciones. Por eso la diputada por Nafarroa y ahora ministra, Ione Belarra, ha pedido que los madrileños «salgan masivamente a votar y digan que sí es posible echar» a la derecha y ha recalcado que «todo el país va a estar mirando a los madrileños el 4M». En su turno, y con gritos de «presidenta, presidenta» de fondo, la ministra de Trabajo ha sido contundente: «Os pido algo claro, movilizaros, que toméis esta campaña en serio. Hay que garantizar que UP esté fuerte, no es lo mismo el resultado que obtenga. No todos somos iguales».
El candidato a presidente regional ha dicho al tomar la palabra que «la ultraderecha odia este barrio y por eso lo intentan machacar; el día 4, a su odio, a su arrogancia y a su ruido, en silencio y con sonrisas, con la educación de un barrio diverso y plural, hay que darles la lección que se merecen. Que no se quede nadie en casa». Lavapies es el único barrio del ayuntamiento de la capital en el que UP gana las elecciones generales.
Iglesias ha cuestionado la gestión del Gobierno de Ayuso en la pandemia, recordado que evitó el traslado de mayores de las residencias a hospitales y afirmado que «la vida de los madrileños era la gasolina política que el PP necesitaba para incendiar España». Y ha lamentado que «en toda Europa sea consenso» el valor de la sanidad pública «menos en un lugar: en la derecha y ultraderecha de Madrid».
La candidata de Más Madrid, Mónica García, ha ido junto a Iñigo Errejón al obrero barrio de Vallecas a lanzar su campaña. El diputado ha exigido al PSOE que no ofrezca «pactos al PP» porque «no es el momento» ni de «dudar ni de titubear, sino de ganar las elecciones».
García, una médica que se hizo famosa por ser el ariete de Ayuso en la Asamblea frente al tema de la pandemia, ha criticado que Ayuso diga que la libertad «es tomarse cañas y pisar la prójimo». Y, con una música de rumba de fondo, ha reivindicado el ecologismo que intenta transmitir su formación nueva para diferenciarse de las otras izquierdas locales.
La candidata de Vox, Rocío Monasterio, ha elegido visitar Móstoles, el segundo ayuntamiento más poblado del Estado español que no es una capital después del barcelonés Hospitalet.
En un mitin con la gente apiñada sin distancia social y acompañada por Santiago Abascal, la candidata ha llamado a «elegir entre incertidumbre y seguridad» y, en un distrito de mayoría trabajadora, ha recordado a los mostoleños que allí se «levantaron contra los franceses». Ha pedido ese «espíritu valiente» para votar y llevar a la ultraderecha «a llegar al gobierno de la nación».
Edmundo Bal, el sorpresivo candidato de Ciudadanos, que surge como una sustitución del hasta ahora líder local y exvicepresidente madrileño Angel Aguado, ha dado puntapié inicial de campaña en la serrana localidad de El Molar, junto a Inés Arrimadas. Bajo el lema “Elige Centro”, ha reivindicado el rol de los naranjas en los ayuntamientos madrileños para «políticas de transparencia y bajar la deuda».
Un plebiscito con enigma hasta el final
«A lo mejor España me debe tres», ha dicho Ayuso, en alusión a que su triunfo arrasador, que ya nadie pone en duda, pueda expulsar a Sánchez de la Moncloa, como según ella logró con Iglesias al renunciar él para bajarse a Madrid. Su anhelo quedará sólo en eso, pero es imposible negar que la versión que ella representa del PP (que se contrapone a varios liderazgos en otras autonomías) será catapultada el 4M y sólo el milagro de la movilización de los sectores medios y bajos puede impedirlo.
Para los desprevenidos, la clave de estas elecciones es sumar 69 escaños, que son la mayoría de la Asamblea. Pero Madrid tiene la peculiaridad de tener un suelo de 5%. Quien obtenga un voto menos no podrá aspirar a ninguno de los siete escaños con que cualquier formación entra al hemiciclo ubicado en Vallecas.
Allí radica la esperanza de las izquierdas: que Ayuso crezca tanto (duplicará sus escaños según todas las encuestas) que devore a Ciudadanos y sea un techo para Vox, por lo que la suma de las derecha no llegue a los 69. Por ahora, según todos los sondeos, esto es improbable y sólo podrá ocurrir con una histórica movilización de la base progresista, algo difícil en un día hábil como el martes 4.
El promedio de las últimas diez encuestas apunta a que en esta elección, que prácticamente es un plebiscito sobre Ayuso, la presidenta obtendrá el 41,1% de los votos y 60 escaños, el doble que en 2019. Con estos números podría gobernar con el apoyo de la ultraderecha, que conseguiría 12 escaños y un 8,5%. El PSOE lideraría la oposición con 24% y UP y Más Madrid pugnan por el tercer lugar con alrededor del 12%, liderando el errejonismo. Cs tiene entre 4 y 5 puntos, por lo que posiblemente su debacle lo lleve a perder 17 diputados actuales.
La izquierda suele repetir que Madrid no es de derecha sino que su derecha vota más. Los números indican que en el rico distrito Salamanca se suele participar 20% más de las elecciones que en el menos privilegiado Villaverde. Dependerá de una gran tracción de voto contrarrestar el huracán Ayuso, cuya campaña con un discurso desprejuiciado y facilista, guste o no, es hasta ahora la más efectiva.