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Los grandes excedentes auguran un año complicado para el txakoli alavés

Este año 2021 se presenta muy complicado para las ocho bodegas que componen la D.O. Arabako Txakolina. A la gran cantidad de litros que tienen en sus bodegas sin poder comercializar, se ha sumado una cosecha histórica, lo que les ha obligado a dejar sin recolectar unos 50.000 kilos de uva.

José Antonio Merino Belaustegui, secretario de la Denominación de Origen Arabako Txakolina, señala que la mayoría de las bodegas han llegado a la nueva cosecha con la mitad de la producción de 2019 sin comercializar. Juanan RUIZ | FOKU

La valoración de la cosecha que hacen los responsables de la D.O. Arabako Txakolina es agridulce, ya que por una parte, se encuentran ante una vendimia extraordinaria en cuanto a cantidad y calidad. Según los datos facilitados por el secretario de la Denominación de Origen, José Antonio Merino Belaustegui, en la pasada cosecha se han recogido casi 800.000 kilos de uva, lo que supone un aumento del 76% respecto a los 511.000 kilos del año anterior y la convierten en la más abundante de toda su historia.

Pero lo que debería ser una buena noticia, no hace sino aumentar la presión en las bodegas, que todavía disponen de un importante volumen de excedentes de la cosecha 2019 debido al desplome de las ventas provocado por la pandemia.

«El pasado año fue terrible –explica el secretario de la D.O.–, ya que a partir de marzo las bodegas no vendieron absolutamente nada, salvo en la segunda mitad del año, cuando comenzó a abrirse un poco la actividad económica. Así, la mayoría de las bodegas llegaron a la nueva cosecha con la mitad de la producción de 2019 sin vender, y esto supone un gran problema, ya que nuestros clientes nos están pidiendo ya el txakoli de 2020».

Este año, el panorama tampoco se presenta nada halagüeño, ya que las restricciones motivadas por la pandemia continúan dificultando la comercialización, sobre todo en el canal de la hostelería, donde las ventas han caído en picado. «Si la hostelería funcionara, tendríamos alguna posibilidad de salvar los muebles, pero visto cómo está el panorama, este objetivo se antoja muy difícil».

Rayo de esperanza

En este sombrío panorama, sin embargo, el txakoli alavés ha comenzado a ver un rayo de esperanza gracias a las exportaciones. Tal y como explica José Antonio Merino, «las tres bodegas que se dedican a la exportación están funcionando muy bien, ya que las ventas en EEUU se han disparado después de que el tema de los aranceles haya entrado en vías de solución, y en este momento acabamos de enviar un container con txakoli alavés a EEUU. Hasta ahora se enviaban palés –continúa–, pero ahora hemos conseguido completar todo un container. Es algo que no nos había pasado nunca y que nos llena de ilusión».

Además del mercado norteamericano, las bodegas alavesas también exportan a países europeos como Dinamarca, Holanda, Bélgica y Gran Bretaña, donde la amenaza del Brexit «tampoco ha afectado tanto y se está comportando muy bien», en palabras del secretario de la Denominación. Todo esto le lleva a afirmar que «quienes han trabajado y han invertido en exportación están ahora recogiendo los frutos, y muy satisfactorios».

Con el fin de revertir el bajón de las ventas en el mercado doméstico, las bodegas han hecho un gran esfuerzo para impulsar la comercialización online y la venta directa, aunque Merino reconoce que es muy difícil, sobre todo para los productores más pequeños. «La venta online requiere un gran esfuerzo para hacer el seguimiento de la página web, así como una importante gestión del reparto, aspectos a los que muchas veces no puede hacer frente una bodega familiar», concluye.