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Accesibilidad, movilidad y servicios, puntas de lanza de la lucha de las vecinas de Masustegi

La asociación vecinal San Gabriel, de los barrios bilbainos de Masustegi, Mintegitxueta y Kobeta, ha vuelto a reactivarse para exigir mejoras. Varias vecinas han explicado a NAIZ la situación y han destacado como problemas principales la falta de servicios y las carencias en accesibilidad.

Las viviendas de Masustegi, en Bilbo.

Masustegi, Mintegitxueta (Monte Caramelo) y Kobeta, situados en las laderas de los montes Kobeta y Arraiz, se crearon como muchos otros barrios bilbainos en las décadas de 1950 y 1960 con la llegada de miles de personas en busca de trabajo en la industria vasca. En este terreno, antiguamente lleno de moras (de ahí el nombre Masustegi, ya que ‘masusta’ en euskara significa mora), se establecieron principalmente gente proveniente de Galicia.

Tal y como recuerdan sus gentes, fueron los propios trabajadores y sus familias los que construyeron sus casas en la ladera y, con el paso de los años, toda la infraestructura del barrio: alumbrado, caminos, escaleras, fuentes, desagües... Esto creó una gran comunidad entre sus habitantes, que hasta 2010 tuvieron que mantener el barrio ellos mismos, porque el terreno pertenecía al empresario Miguel de la Vía y quedaba fuera del Plan General de Ordenación Urbana del Consistorio.

En 2010, tras la muerte de De la Vía, el Ayuntamiento compró los terrenos de Masustegi y comenzó a regenerar la zona. En un principio, su idea era tirar la mayoría de las casas para edificar pisos, pero finalmente no logró un acuerdo con los vecinos y se rehabilitaron las casas que estaban en peores condiciones. Los vecinos reconocen algunas de las mejoras que ha habido desde entonces, pero señalan que las carencias del barrio siguen siendo muchas, y en gran parte se sienten «abandonados».

La asociación San Gabriel, que se fundó formalmente en 1979, llevaba varios años parada debido a la falta de voluntarios, y hace un año volvieron a empezar a reunirse y a intentar involucrar a otros vecinos. Jennifer Fernández, la actual presidenta de la asociación, señala que los problemas de accesibilidad y movilidad del barrio fueron dos de las razones por la que la asociación volvió a resurgir.

Movilidad y accesibilidad

De hecho, la lucha por la mejora de la Línea 58 de Bilbobus fue uno de los detonantes. Se trata de la única forma para acceder al barrio en transporte público, una línea con una frecuencia de 20 minutos los días laborales y de 30 minutos los sábados y domingos, que tarda una hora desde Mintegitxueta a Atxuri y no conecta con la mayoría de barrios de Bilbo.

Los vecinos pidieron al Ayuntamiento que se reforzará esta línea y realizaron una manifestación el 27 de marzo. Pero, según han denunciado, el Ayuntamiento lo rechazó argumentando «problemas presupuestarios y el descenso del número de personas usuarias». «Se trata de un servicio público, y por lo tanto, no debería ser analizado desde un punto de vista empresarial», sostienen desde la asociación.

Las vecinas de Masustegi, Mintegitxueta y Kobeta señalan que hay una gran falta de servicios y de comercio en el barrio. De hecho no hay ni ambulatorio, ni farmacias, ni comercios, ni sucursales bancarias… «Todas las compras y gestiones las tenemos que hacer fuera de nuestro barrio, al igual que trabajar, por lo que tener un buen transporte público es esencial para nuestras vidas», señala una vecina.

«Hay que tener en cuenta que vivimos en un barrio que está situado en una ladera con gran pendiente, lo que dificulta enormemente los desplazamientos tanto a las personas mayores como a cualquier vecino o vecina con problemas de movilidad o que tenga que llevar un carrito de niño. Además, la población cada vez es de edad más avanzada», detalla otra vecina.

«El Ayuntamiento no pone soluciones a nuestros problemas»

La iluminación y la situación de las carreteras de acceso al barrio son otros puntos que preocupan a las gentes de estos tres barrios. «En los alrededores y las vías de acceso, la iluminación es muy precaria. Hay farolas muy antiguas y muy altas que prácticamente no alumbran la carretera. En esas vías tampoco hay caminos para los peatones, hay que ir por el mismo camino que los coches y de noche sobre todo es muy peligroso», comenta una vecina que asegura que han transmitido este malestar al Ayuntamiento, «pero no pone soluciones».

De hecho, una de las quejas principales es la falta de respuestas por parte del Ayuntamiento a las peticiones de los y las vecinas. Asimismo, señalan que cuando se celebra el BBK Live, a pocos metros de Masustegi, el Ayuntamiento acondiciona la zona y pone más autobuses que de normal. «Pero durante el resto del año parece que esta zona no existe», denuncian.

Masustegi tampoco cuenta con centros educativos. Alrededor del 1990 se cerró el colegio que había, y desde entonces han tenido que enviar a los hijos e hijas a centros de otros barrios, como Basurto. Esto impide que se desarrolle una comunidad escolar vinculada al barrio y que los niños y jóvenes se conozcan menos entre ellos. De hecho, las vecinas aseguran que «el buen rollo» y el comunitarismo que siempre ha habido en el barrio ha ido decayendo en las últimas décadas. «Aunque parece que en los últimos años está volviendo a resurgir. Puede que la pandemia nos haya unido», añade otra vecina.

Orgullo de barrio

Las y los miembros de la asociación vecinal aseguran que seguirán luchando para conseguir todas las mejoras que plantean para el barrio, y también para que haya un buen mantenimiento de las infraestructuras. «A pesar de todo, estamos muy orgullosas de nuestro barrio. Somos como un pueblo, en el que nos conocemos entre todos» señalan al mismo tiempo que aseguran que no se irían vivir a ninguna otra parte.