El 80% de la población de Gaza pasa gran parte de su vida sin electricidad
Un nuevo estudio del Comité Internacional de la Cruz Roja muestra que la mayoría de gazatíes solo dispone de 10 a 12 horas de electricidad por día, lo que «afecta de lleno» a su día a día y pone en riesgo su salud.
Un estudio del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) realizado en Gaza revela que el 80% de la población pasa gran parte de su vida a oscuras, ya que «apenas tienen entre diez y doce horas de electricidad por día».
La organización ha detallado en un comunicado que este problema se vuelve «mucho más grave» durante la temporada de calor y representa una «amenaza para la salud y la cotidianidad de los pobladores».
«La mayoría de ellos no puede refrigerar los alimentos, y es imposible poner en funcionamiento las plantas de tratamiento de aguas residuales», ha apuntado el CICR, que ha incidido en que el estudio evidencia que la escasez «crónica y prolongada» de electricidad y los cortes de energía «afectan psicológicamente a la población».
Así, el 94% de los encuestados manifiesta que esta situación impacta en su salud mental, un mal que se ve agravado tras la última ofensiva israelí en mayo de este año, que repercutió también en daños a la infraestructura y causó cortes masivos en las principales líneas de alta tensión, «lo que disminuyó el tiempo de suministro de electricidad a cuatro o cinco horas diarias».
El CICR ha cifrado en 500.000 las personas, «como mínimo», que se ven obligadas a pasar la mayor parte del día sin electricidad, mientras algunos pueden costear el suministro de energía adicional mediante generadores.
Según el estudio, el 27% de las personas encuestadas revela que no tienen acceso a otra forma de energía eléctrica cuando se interrumpe el servicio eléctrico municipal, y el 91% de ellas indica que no pueden hacer frente al coste de formas de energía alternativas.
«Tenemos una batería pequeña que alimenta las luces LED, pero solo podemos recargarla cuando hay electricidad. La carga dura una o dos horas solamente y luego tenemos que estar a oscuras. Las luces LED están apagadas la mayor parte del tiempo», relata al respecto Ahmed Darwish, un hombre de 64 años que vive en el campamento de refugiados de Bureij.
Los habitantes de Gaza describen una situación en la que la escasez de electricidad ha afectado de «manera negativa su vida durante años», ha lamentado la organización, que apunta a que para estos «es casi imposible realizar las tareas domésticas», mientras «los niños no pueden completar las tareas escolares».
«Cuando hay cortes de energía eléctrica, esto parece un cementerio. Todo queda a oscuras. Enciendo la lámpara de aceite. Las luces LED no alcanzan, porque las baterías no tienen carga suficiente. Además, no siempre tengo aceite para la lámpara, y mis hijos no pueden estudiar», manifiesta, por otra parte, Mariam Hunaideq, una madre de seis hijos que vive en Nahr el-Bared, en el sur de la Franja de Gaza.
Por otro lado, el CICR ha añadido que la falta de electricidad impide el funcionamiento de las plantas de tratamiento de aguas residuales, de modo que estas son vertidas al mar sin tratamiento previo, lo que contamina gran parte de la costa de Gaza.
«La contaminación no afecta solo al mar, sino que también contribuye a la propagación de bacterias resistentes a los antibióticos, que ponen en peligro la salud de los habitantes de Gaza y de las zonas vecinas», ha aseverado la organización.
De esta manera, la jefa de la subdelegación del CICR en Gaza, Mirjam Muller, ha hecho un llamamiento a las autoridades responsables y a la comunidad internacional para que «reconozcan la situación y tomen medidas para mejorarla».