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Carlos Peña emprende una travesía a nado de 24 horas en homenaje a las enfermeras

«Espero que a las enfermeras les llegue nuestro respeto, admiración y cariño», ha manifestado el tolosarra Carlos Peña, quien ha partido este sábado al mediodía desde el Arraunetxe de Orio. Tiene previsto volver el domingo a la misma hora, después de nadar ininterrumpidamente durante 24 horas.

El nadador Carlos Peña junto con la presidenta del Colegio de Enfermeras de Gipuzkoa (COEGI) Pilar Lekuona, antes del inicio de la travesía de 24 horas de nado ininterrumpido de Peña, en Orio. (Jon URBE/FOKU)

El nadador tolosarra Carlos Peña, que tiene en su palmarés dos récords mundiales y que se suele embarcar en proyectos solidarios y sin ánimo de lucro, ha comenzado al mediodía de este sábado una travesía extrema en Orio en homenaje y agradecimiento a las 5.465 enfermeras y enfermeros que trabajan en Gipuzkoa, por la labor que han realizado y siguen realizando durante la pandemia.

Peña ha partido desde el Arraunetxe de Orio, acompañado de dos amigos piragüistas y su equipo y con los ánimos de toda la gente que se ha acercado a apoyarle. Nadará de espaldas durante 24 horas ininterrumpidas para llegar al mismo punto a las 12.00 horas del domingo. Ese es el objetivo.

«Parece que lo hago fácil, pero no es nada fácil, es muy-muy difícil. Estaré sometido a muchísimo desgaste físico y mental. Puedo tener golpes, sobre todo a la noche. Lo importante para mí es que el equipo esté bien, coger la prueba con tranquilidad», contó a NAIZ la víspera, cuando todavía no sentía nervios.

La elección del nadador de realizar su travesía en Orio se debe a que habitualmente entrena en la ría de este municipio costero y hace seis años realizó una travesía similar en sus aguas, en ese caso en favor de Aspanogi. «El recorrido es ideal, la ría es bastante larga y ancha, y no hay apenas tráfico marítimo. Además, conozco el pueblo, me gusta, y hace seis años se portaron fenomenal».

El evento se realizará en coordinación con el Ayuntamiento y el Colegio Oficial de Enfermería de Gipuzkoa (COEGI). «Iré dirección al mar. Pasaré por el pueblo, donde se me verá durante dos horas y media. Luego nadaré hacia Usurbil y no se me verá durante ocho horas. Pero mantendré continuamente el contacto con tierra. Los organizadores estarán pendientes de mí y del equipo».

Comer el pastel trozo a trozo

Ya hemos dicho que no es su primera proeza de este tipo y preguntado por lo que suele pensar en tanto tiempo nadando, de espaldas, sin ver el camino –por eso le tienen que guiar–, responde que va poco a poco, comiéndose trozo a trozo el pastel de las 24 horas. «Trato de pensar cosas positivas que me hayan pasado, anécdotas... Si me empieza a doler un músculo no me centro ahí, ni en lo que me queda».

Antes de la prueba tampoco suele estar pensando continuamente en ella «porque es mucho peso, es insoportable. Hay que pensar para planificar. Por ejemplo, sé que voy a tener bajones. Pero cuando me preguntan `¿vas a nadar 24 horas?´ me doy cuenta de que lo tenía olvidado».

Agradecimiento y reivindicación del COEGI

La presidenta del COEGI, Pilar Lekuona, ha hecho público el agradecimiento a Carlos Peña por el homenaje a la profesión de enfermera, «que demuestra cada día su profesionalidad y compromiso; algo que ha quedado más que demostrado, muy especialmente, durante el largo año de pandemia que nos ha tocado vivir».

Tras recordar que las enfermeras son el colectivo sanitario más numeroso, Lekuona ha subrayado que, según la última encuesta realizada por el COEGI, se calcula que un 21% de las enfermeras guipuzcoanas se ha contagiado de covid-19 y que el agotamiento mental y la carga de trabajo es lo que les está resultando más duro en estos momentos.

«En este punto de la pandemia, al igual que la ciudadanía nos agradece nuestra labor, también urge que la administración y las instituciones pongan en valor la necesidad de las enfermeras y enfermeros (...) Este reconocimiento se tiene que transformar en no permitir agravios comparativos entre provincias, en salarios, en la precariedad en los contratos de trabajo, en la exclusividad de trabajar en un ámbito –teniendo en cuenta la falta de profesionales en otros–; ni qué decir con respecto al intrusismo profesional y de las ratios adecuadas al perfil de cuidados que necesitan las personas y al reconocimiento de las competencias de las enfermeras».

«Sabemos que somos profesionales formadas, competentes, autónomas y con espíritu de sacrificio por las personas a las que atendemos, incluso perdiendo la salud. Por ello solicitamos un liderazgo en la gestión de estos temas», ha concluido.

Un chófer de autobús que también lo ha pasado mal

A Peña se le nota emocionado al otro lado del teléfono: «Después de lo que vi en la presentación, lo que está saliendo en los medios y sobre todo lo que te dicen Pilar Lekuona o la gente del Ayuntamiento de Orio... Veo que hay expectación, que les ha llegado el proyecto. Ellas no se sienten héroes, hacen su trabajo, pero esta vez la sobrecarga ha sido brutal, al enfrentarse a algo totalmente desconocido».

Él es chófer de autobús y lo ha pasado mal: «Primero las viajeras tenían que entrar por la puerta trasera, teníamos que utilizar guantes, pelearnos con los que no querían ponerse la mascarilla... Hago la ruta que va al hospital de Mendaro y hablo con las enfermeras. He visto a los helicópteros a tope, he visto sacar ataúdes de la morgue... No he estado en primera línea, pero el colectivo de las enfermeras sí».

Ilusionado aunque ha sido un año duro

Ha sido «un año muy malo» para Carlos Peña. «En mayo-junio me lesioné. No te puedo decir por qué. No tenía una actividad física elevada, todavía no estaba en forma. Supongo que fue por la postura de trabajar. Estuve de baja. Además, hace mes y medio murió mi padre. Pero pese a que estaba recuperando el hombro con el fisio, pese al dolor de mi padre, tenía claro que quería cumplir con mi palabra». Llevando eso encima, está ilusionado.

Todo dependerá de muchos factores: «Primero, cómo me encuentre mañana (por hoy). Cómo venga el día, el viento. Si hay viento fuerte del sur, que molesta, o del norte. La fuerza del viento puede producir olas, pequeñas, de medio metro, pero que pueden estar castigándote muchas horas. Depende también de la temperatura, que a la noche baja bastante, aunque lleve neopreno. Por otra parte, el estado mental es importante, aparte del físico. Son muchas horas, es muchísima paliza para el cuerpo, y es probable que tenga dos o tres bajones físicos y mentales. Los voy a tener. Siempre los tengo. La  historia es poder remontar eso, beber, comer más, bajar el ritmo, jugar con tu experiencia y saber que esos momentos los tiene cualquier deportista, por muy bien que estés preparado. Sé que habrá momentos malos pero que los superaré, como siempre».

Cuenta que suele comer y beber cada media hora (barritas, geles, proteína…), siempre en pocas cantidades pero continuamente durante las 24 horas. Tendrá 12 horas de luz y 12 de oscuridad. «La noche es parte de la prueba y también tiene ciertas ventajas: hay menos actividad y estás más tranquilo. Llevan linternas y va totalmente visible, pero no se ve tanto y hay que ir con cuidado. «Nadar de espaldas es peligroso. Si te das, te das en la cabeza».

Peña era atleta de fondo. Su pasión era correr. Pero en 1989 se lesionó y empezó a nadar, siempre de espaldas.