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El trazo de retorno a la experiencia y la emoción en las imágenes

Irudika acaba de celebrar su quinto aniversario en Gasteiz en formato presencial. Leire Salaberria, Brech Evens, Andre da Loba o Sol Undurraga entre otros autores han explorando las conexiones de la ilustración entre Euskal Herria, Chile, Bélgica y Portugal.

Una de las obras expuestas de Leire Salaberria. (NAIZ)

Dice el ilustrador Vicent Mathy que, incluso en este mundo visualmente hipersaturado, todavía creemos más en la veracidad de la imagen que en la del texto escrito cuando el mensaje entre ellos es contradictorio. De las tensiones entre el texto y la imagen ya nos advertía Magritte cuando anunciaba que aquella pipa del cuadro no era una pipa y que era urgente una ontología de la representación que, todavía hoy sigue ausente en la escuela, «no existe una educación ni una gramática de la imagen en el curriculum escolar» lamenta Mathy. Este creador belga que lleva más de veinte años reivindicando el carácter primordialmente lúdico de la ilustración en la educación, considera que los jóvenes naufragan entre imágenes y contenidos audiovisuales sin una mirada crítica.  

En ‘La sociedad del espectáculo’ Guy Debord aventuraba un cambio de paradigma donde la imagen parecía adquirir una vida propia suplantando a su referente; el ser suplantado por el espectáculo, por el parecer; la vida y las relaciones sociales suplantadas por su imagen. Debord escribe este texto a finales de los años 60 del siglo pasado cuando internet, Facebook, Instagram y Tik Tok no eran ni tan siquiera una quimera. Jesús Ibáñez en ‘Por una sociología e la vida cotidiana’, unos años más tarde, constataba que, en la sociedad de consumo, cuanto más naranja era la imagen de la naranja en el brik de zumo menos naranja había en su interior; como el retrato de Dorian Gray, la imagen acaba devorando al modelo. Vicent Mathy propone rescatar a la ilustración de la representación realista hacia un trabajo de síntesis que apela en última instancia a la sensación, a la emoción y, consecuentemente, a un cambio de perspectiva social.

El artista portugues André da Loba al repasar su trayectoria profesional constata, asimismo, un camino de búsqueda que le ha llevado de la ilustración de conceptos prefabricados y esquemas mentales preconcebidos a dibujar experiencias, tal y como lo haría una niña o un niño. Una especie de regresión hacia al inocencia de la representación.

Desde un enfoque similar, David Peña Toribio, Puño, critica esa deriva hacia las materias prácticas, alentada por la escuela, y que arrincona las competencias creativas por no aportar una utilidad inmediata. Siempre que me preguntan, dice este dibujante y divulgador madrileño, cuándo empece a dibujar respondo: ¿cuándo dejaste tú de hacerlo? La bióloga, ilustradora y divulgadora Cirenia Arias propone recuperar el dibujo y acercarse a él desde parámetros infantiles, sin complejos, como método de conocimiento y de autoconocimiento. Si para hablar no necesitamos ser unos grandes oradores,o para cocinar día a día no necesitamos poseer la excelencia de un chef por qué para dibujar tenemos ese nivel de autoexigencia técnica.

Esta crítica de la imagen y esa búsqueda de la emotividad y experiencia última han sido uno de los puntos de confluencia de las conferencias que durante tres días se han desarrollado en el museo Artium dentro de Irudika, un encuentro profesional internacional de ilustración que ha reunido a ilustradoras e ilustradores de la talla de Leire Salaberria, Carolina Celas, Brech Evans, los propios Vicent Mathy y Andre de la Loba o el dibujante de cómic Olivier Schrauwen, y en el que también han participado desde el mundo editorial Garazi Arrula, de Txalaparta y Cesar Sánchez de Fulgencio Pimentel.

Sánchez lleva quince años al frente de la editorial riojana y considera que su principal acierto es el cuidado y mimo en la edición y traducción de los textos, pero que nada de esto funcionaría sin la elección de dibujantes y obras con ‘alma’, como lo son las del propio Olivier Schrauwen, presente en esta edición de Irudika. Schrauwen se considera más un narrador que un dibujante pero es capaz de dinamitar con sus viñetas los recursos narrativos del tebeo y de llevar cada una de sus imágenes, mediante un juego  simplificación, al mínimo expresivo. Aquí sí es, con mucha alma, un ilustrador.  A ese ‘alma’ el fotógrafo Alberto García-Alix lo llama ‘aliento’. «Creo que el oficio de fotógrafo consiste no sólo en mostrar lo que se ve, sino en convertirlo en verídico y emocionante, aportarle un aliento», escribía en uno de sus catálogos el magnífico retratista madrileño.

Imagen creada por Brech Evens, publicada en ‘Les Rigoles’. (NAIZ)

El dibujante belga afincado en Paris Brech Evens es un buscador del ‘aliento’ en sus obras. Las creaciones de Evens lindan entre la ilustración y el formato narrativo del cómic, tratan de captar las sensaciones que hacen que una imagen pueda convertirse en una experiencia y huyen del iconismo representativo. Este dibujante reconocido por ‘Pantera’, una obra que se adentra en los miedos y en el maltrato infantil publicada aquí por Astiberri, recrea en su último trabajo, ‘Les Rigoles’ escenas urbanas que huyen del formato de la postal y apelan a la sensación inmersiva de caminar por una ciudad y ser participe de sus estímulos.

Carolina Celas es una experta en atrapar y hacer participe al lector en sus ilustraciones. En la obra de la ilustradora portuguesa el espectador se convierte en un personaje más, la disposición de sus  geometrías  son puertas abiertas que invitan a participar de las micronarraciones que se depliegan por su interior. En su álbum ilustrado ‘Horizontes’ el juego de las perspectivas sitúa la mirada en un plano físico y metafórico a la vez: se trata de horizontes pictóricos que nos cuestionan sobre esos otros horizontes vitales que pretendemos alcanzar.  

Leire Salaberria da cuenta del buen estado del mundo de la ilustración en Euskal Herria a pesar de que, a menudo, pueda parecer un nicho para iniciados alejado del gran público. Los libros con dibujos todavía son hoy, sobre todo, cosas de niños y el álbum ilustrado ocupaba, hasta no hace demasiado, las estanterías infantiles en bibliotecas y librerías, organizados por tramos de edad. Muchos de nuestros dibujantes, aun trabajando para grandes como Marvel, son casi desconocidos a pesar de su talento y calidad técnica; uno de ellos Angel Unzueta. Garazi Arrula editora de Txalaparta se reafirma en la calidad del cómic y la ilustración vasca y en el crecimiento exponencial de la creación y edición de obras en euskara. Son pocas las editoriales que dedicadas  principalmente a la narrativa como lo es Txalaparta no hayan incorporando en sus catálogos una sección de libro ilustrado y cómic.