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Jornada electoral en Nicaragua entre el boicot opositor y la presión internacional

Nicaragua vota en unas elecciones presidenciales y generales con la segura victoria de Daniel Ortega, entre llamamientos al boicot de opositores y la presión exterior ante la que Managua dice que no se va a dejar intimidar. El Gobierno confía en la participación para hacer frente a las críticas.

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y la vicepresidenta, Rosario Murillo. (César PÉREZ/AFP)

El presidente nicaragüense y candidato a la reelección, Daniel Ortega, ha rechazado los llamamientos de la oposición al boicot electoral, afirmando que «aunque se vistan como se vistan, son demonios que no quieren paz, ni tranquilidad para nuestro país» y vinculándolo al «intento de golpe terrorista del 2018», en referencia a las protestas antigubernamentales en las que murieron más de 200 personas, muchas de ellas sandinistas.

Según Ortega, la oposición «opta por el desprestigio para que Nicaragua tenga de nuevo enfrentamientos violentos. Esos no quieren la paz, son sembradores de muerte, de odio».

En cuanto a las detenciones de los últimos meses, se ha referido a que «Estados Unidos tiene en prisión a simpatizantes miembros del otro partido que participaron en los hechos de violencia, mientras ellos aquí han financiado, promovido a través de los que viven de rodillas ante ellos». 

Detenciones

La reelección de Daniel Ortega como presidente, de su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta y la victoria del FSLN en las legislativas se da por segura, sobre todo después de las detención de siete posibles candidatos de la oposición y la eliminación de tres partidos políticos opositores.

El Gobierno ha aumentado en los últimos meses los arrestos de políticos, periodistas y empresarios, bajo acusaciones como lavado de dinero, traición a la patria o conspiración contra la integridad nacional, al amparo de leyes que Managua esgrime como defensa ante las injerencias externas, temiendo una intervención exterior a través de líderes opositores, cuya sospecha las autoridades han ido extendiendo a decenas de personas.

La participación, clave para el FSLN

En este contexto, la legitimidad de las elecciones generales en Nicaragua ha sido puesta en entredicho por Estados Unidos, la UE, la OEA y otros países y organismos

El Gobierno nicaragüense espera una participación suficiente que haga frente al boicot opositor y a las presiones internacionales.

El director de la Policía Nacional de Nicaragua, Francisco Díaz, ha asegurado que  «la votación está siendo masiva, en paz y en tranquilidad».

Rechazo a presiones y sanciones

Por su parte, el ministro nicaragüense de Relaciones Exteriores, Denis Moncada, ha afirmado que el Gobierno de Ortega no teme que la comunidad internacional ignore las elecciones y aumente las sanciones.

Ha precisado que el Ejecutivo sandinista «no se va a dejar intimidar con amenazas, con medidas unilaterales, con sanciones o con advertencias de ignorar las elecciones».

El jefe de la diplomacia nicaragüense ha insistido en la defensa de la legalidad de los comicios y sostuvo que se están realizando «en el marco de la institucionalidad nicaragüense, no institucionalidad extranjera de los países que quieren imponer su voluntad a los nicaragüenses».

«Si una elección es justa, transparente y además legal, no le corresponde a la comunidad internacional definir a las autoridades con su intervencionismo», ha añadido.

El responsable de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, ha asegurado que las elecciones en Nicaragua son «completamente un ‘fake’» y de ellas no se puede esperar ningún «resultado legítimo».

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha anunciado que firmará la llamada ley Renacer, por la que ampliará sanciones a Nicaragua.

Moncada ha cargado en particular contra la Organización de Estados Americanos (OEA) y ha justificado su ausencia como observador electoral «porque está clarísimo que la OEA nació como organismo de intervención norteamericano para hacer efectiva la doctrina Monroe, es decir de dominio y de control de todos los países de América Latina y el Caribe, como si fueran parte de Estados Unidos».

La oposición se moviliza en el exterior

Mientras, grupos opositores han llevado a cabo movilizaciones en varios países, entre las que ha destacado la protesta en San José de Costa Rica, y en las que han denunciado lo que califican de un «fraude» electoral y han pedido a la comunidad internacional que no reconozca los comicios. Según estos grupos, se han llevado a cabo protestas en 26 ciudades del mundo.

Además, han denunciado que en las horas previas a las elecciones han sido detenidas al menos otras 21 personas.

Más de 4,4 millones de nicaragüenses estaban llamados a las urnas para elegir a su presidente y vicepresidente, 90 diputados ante la Asamblea Nacional, y 20 ante el Parlamento Centroamericano (Parlacen).

Además del FSLN, participan el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), el Partido Liberal Independiente (PLI), la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), Camino Cristiano Nicaragüense (CCN), la Alianza por la República (Apre) y Yatama (Hijos de la madre tierra, en lengua miskita)