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Las clases de autodefensa se disparan en Londres tras una oleada de agresiones sexuales

Tras una oleada de crímenes machistas y agresiones sexuales, el más conocido el que costó la vida a Sarah Everard, cada vez más mujeres londinenses se apuntan a clases de autodefensa.

Clases de defensa personal en Londres. (Tolga AKMEN/AFP)

El club Urban Fit and Fearless, situado en el sur de Londres, ofrece clases de Krav Maga, una técnica de combate cuerpo a cuerpo enseñada al ejército israelí. En el cursillo hay varias caras nuevas. «En este momento muchas mujeres, sobre todo las que viven en Londres, están bastante angustiadas», explica Laura Thompson, una de las alumnas.

Cuando llegan por primera vez, les preguntan si alguna vez han sufrido algún trauma. Ya que este tipo de cursos de defensa personal se hacen más populares cuando hay un miedo mayor a sufrir una agresión machista. Es decir, tras una serie de crímenes contra las mujeres en la capital británica.

Thompson, de 29 años, confiesa durante su primera clase de autodefensa que tiene «muchas amigas que hablan abiertamente de su preocupación o del hecho de que no se sienten seguras».

La desaparición el pasado marzo de Sarah Everard, una londinense de 33 años, secuestrada, violada y estrangulada hasta morir por un policía cuando regresaba a su casa en el sur de Londres, traumatizó al Reino Unido e impulsó el debate sobre la seguridad de las mujeres en el país anglosajón.

Unos meses antes, las hermanas Bibaa Henry y Nicole Smallman fueron apuñaladas hasta la muerte durante un ataque en un parque del noroeste de Londres. Asimismo, Sabina Nessa, una maestra de 28 años, fue asaltada y después matada cuando iba camino de reunirse con unos amigos a cinco minutos de su casa.

Patrice Bonnafoux, madre de una adolescente, comenzó a informarse sobre estos cursos tras la desaparición de Everard: «Creo que el hecho de que el atacante fuese un policía sorprendió a un buen número de personas. ¡Si ni siquiera podemos confiar en la policía, entonces tenemos que hacer algo!».

Miedo a agresiones machistas

El caso de Sarah Everard también fue lo que hizo que Hanna Feiner, de 31 años, diera el paso de participar en clases de defensa personal: «Realmente no me siento segura en Londres en este momento. Crecí aquí y es la primera vez que me siento insegura en la calle. Tenía que hacer algo, recuperar el control».

A lo largo del curso, en el que dos tercios de los 26 participantes son mujeres, se da a entender que estas técnicas podrían salvar la vida de una de ellas.

«Pon tu peso sobre mí, agárrame la garganta», explica el instructor Patrice Bonnafoux a una voluntaria, mientras muestra cómo liberarse de una llave en el suelo. «Cuando se clava a alguien en el piso, es fácil para las mujeres considerar el peor escenario», comenta.

Según él, es habitual detectar un aumento del número de participantes después de acontecimientos violentos. El número de mujeres que aprenden Krav Maga aumentó exponencialmente en los últimos años, estima, aunque «el interés de las mujeres por la autodefensa es fuerte desde hace mucho tiempo».