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Una nueva masacre deja al menos 68 muertos en una prisión de Ecuador

Al menos 68 presos han fallecido y otros 25 han resultado heridos en una nueva masacre registrada en la cárcel más poblada de la ciudad de Guayaquil, en el suroeste de Ecuador, tras un nuevo motín provocado por un enfrentamiento entre bandas.

Familiares de los presos lloran mientras esperan noticias en el exterior de la cárcel. (Fernando MÉNDEZ/AFP)

La Fiscalía General del Estado ha elevado a 68 el número de fallecidos en la cárcel del Litoral de la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, diez más que el balance preliminar dado inicialmente por la Gobernación de la provincia del Guayas y por la Policía.

Según el gobernador del Guayas, Pablo Arosemena, los enfrentamientos comenzaron la noche del viernes por la intención de un grupo de presos de acorralar a los que están recluidos en el pabellón 2, que se quedó sin su líder después de que la Justicia lo liberara.

La comandante general de la Policía, Tannya Varela, ha recalcado que los hechos obedecen a una disputa de territorios de bandas delictivas en el interior del centro penitenciario, donde algunos pabellones están sin sus cabecillas «pues de una manera que sorprende a toda la ciudadanía han sido puestos en libertad luego de haber cumplido el 60% de la pena».

Ese vacío de poder generó la disputa «de una manera más violenta de lo normal», ha señalado.

Según Varela, el uso de drones permitió detectar que habían presos de unos tres pabellones «deambulando libres por todo el centro penitenciario armados y con explosivos».

«Al estar ese pabellón sin cabecilla, otros pabellones con otras bandas pretendían doblegarlos, entrar a hacer una masacre total», ha explicado Arosemena en una rueda de prensa al comentar que en el pabellón 2 están recluidas aproximadamente 700 personas.

«Cruce de balas»

Ha asegurado que anoche se desplazó con otros funcionarios hasta la penitenciaría y constataron «cruce de balas muy intensos, y muy cercanos a la puerta de ingreso a la penitenciaría, detonaciones, una situación de salvajismo».

La Policía usó gases lacrimógenos «para calmar la situación», ha dicho Arosemena, quien ha hecho hincapié en que los presos que intentaban entrar al pabellón 2 no sólo disparaban «y hacían detonaciones, sino que estaban tratando de hacer un hueco en la pared. Al no poder entrar por la puerta, (querían) hacer un gran orificio, ponerle dinamita y entrar para poder someterlos».

«Al mismo tiempo quemaban colchones, generando humo tóxico buscando intoxicar», ha afirmado el gobernador del Guayas, ante lo cual la Policía entró a los pabellones, específicamente al 2.

En opinión de Arosemena, el ingreso de la Policía Nacional de madrugada «permitió salvar vidas y que no sea una circunstancia aún mucho más lamentable».

Las fuerzas de seguridad actuaron en el perímetro uno, en las afueras del centro penitenciario, que es el límite permitido por una resolución de la Corte Constitucional.

El sistema penitenciario del país se encuentra bajo estado de excepción, declarado el 29 de setiembre tras la peor masacre ocurrida en esta misma prisión de Guayaquil, donde 118 presos fueron ejecutados, varios de ellos desmembrados, en medio de una reyerta entre bandas relacionadas con el narcotráfico, según la versión de las autoridades.

En la Penitenciaría del Litoral, la más poblada de Guayaquil, hay 8.000 presos distribuidos en doce pabellones de entre 700 y 800 personas cada uno.