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Transparencia y tipo del 15% en la reforma fiscal de la UE

Aplicar el tipo mínimo del 15% en el Impuesto de Sociedades a las multinacionales y poner cerco a las empresas «fantasma» son las dos bases sobre las que se articula la directiva que Bruselas plantea a los Veintisiete para combatir la evasión y la elusión fiscal.

El comisario Gentiloni durante la presentación de la propuesta de la Comisión Europea contra la elusión fiscal. (John THYS/AFP)

La directiva que impulsa Bruselas no persigue «una armonización fiscal en la UE», sino que establece «un suelo para que al menos haya un tipo efectivo mínimo», según el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, quien precisó ayer que las diferencias entre sistemas fiscales seguirán estando dentro de la Unión Europea, pero evitando que «la competencia empresarial sea una carrera a la baja».

Los dos pilares sobre los que se asienta la propuesta son el pago de las multinacionales de un tipo mínimo del 15% en el Impuesto de Sociedades y el cerco a las empresas «fantasma».

En el primero se traslada a la legislación europea el acuerdo de la OCDE logrado en octubre para establecer un tipo efectivo mínimo del 15% en el Impuesto de Sociedades a las multinacionales. Afectará a las grandes compañías con ingresos de más de 750 millones y con una filial o empresa subsidiaria en algún Estado miembro de la UE.

Ese marco funcionará a través de un complemento tributario en caso de que el tipo mínimo no sea aplicado por el Estado miembro en el que se establezca la empresa y, además, la directiva incluirá provisiones para garantizar que las autoridades estatales aplican este «complemento» tributario.

La norma busca que el pago del impuesto sea efectivo también en casos en los que las filiales de las compañías se encuentren en un paraíso fiscal fuera de la Unión Europea, donde no se aplique reglas equivalentes.

Unanimidad necesaria

La directiva tiene que ser adoptada por unanimidad entre los Veintisiete, una exigencia que siempre plantea dificultades a la hora de sacar adelante reformas fiscales a nivel europeo.

Las miradas se centran en Hungría, Estonia y, sobre todo, Irlanda, Estados con baja presión fiscal que finalmente se adhirieron al pacto en la OCDE a pesar de sus dudas iniciales tras conseguir una serie de excepciones y periodos de transición que colmaron sus expectativas. Las autoridades europeas consideran «difícil» que  esos Estados se desdigan de «una decisión que tomaron hace dos meses».

La previsión es que se discuta en el encuentro que los ministros de finanzas celebrarán en enero, con la vista puesta en la adopción de un acuerdo durante la Presidencia francesa del Consejo, en el primer semestre de 2022, para que pueda entrar en vigor en 2023.

El otro pilar de la directiva dirige el foco a las sociedades «fantasma», las que son utilizadas por multinacionales y personas para reducir impuestos. Lo consiguen trasladando sus flujos financieros a empresas localizadas en jurisdicciones con impuestos muy bajos o incluso inexistentes y, por eso, el objetivo de la directiva es ayudar a las autoridades tributarias a identificar estas prácticas. Son consideradas clave para combatir la evasión fiscal.

La idea es garantizar que las entidades de la Unión Europea que tienen una actividad económica mínima o nula no puedan beneficiarse de ninguna ventaja fiscal y que no supongan una carga financiera para los contribuyentes.

Bruselas plantea tres indicadores de transparencia para determinar si una entidad puede ser considerada como «fantasma»: su cantidad de ingresos procedente de una actividad real, el número de transacciones con otras jurisdicciones o si la gestión y administración está externalizada.

Cuando una sociedad cumpla estos requisitos estará obligada a dar informes detallados a las autoridades tributarias sobre sus ingresos, sus instalaciones o los impuestos que paga el equipo directivo y el personal.

La empresa perderá el acceso a todos los beneficios fiscales que ofrezca el Estado miembro si la conclusión es que se trata de una entidad «fantasma» y que su naturaleza se basa únicamente en facilitar la evasión de impuestos.

Las medidas contra la evasión fiscal, que según Gentiloni «no es algo que pueda resolverse con una única batalla», no acaban en esta directiva. El comisario avanzó que Bruselas prepara nuevas iniciativas, como la relativa a aumentar la transparencia de las multinacionales.