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La nueva Constitución bielorrusa limita los mandatos y da inmunidad al presidente

La nueva Constitución bielorrusa, que será sometida a referéndum en 2022, limita a dos los mandatos presidenciales e impide la persecución judicial del jefe de Estado una vez que deje el cargo.

El presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, el pasado 15 de noviembre en una reunión sobre la futura Constitución. (EUROPA PRESS)

La nueva Constitución bielorrusa, que será sometida a referéndum en 2022, limita a dos los mandatos presidenciales. Según el artículo 81 del proyecto publicado este lunes, el futuro jefe de Estado sólo podrá ostentar el cargo durante dos mandatos de cinco años cada uno. Esta cláusula, sin embargo, no incumbe al actual presidente, Aleksandr Lukashenko, sino al que será elegido tras la celebración de nuevos comicios.

El candidato presidencial deberá tener más de 40 años de edad, haber residido en el país durante los últimos 20 años y carecer de ciudadanía de otro Estado. El presidente sólo puede ser destituido por la Asamblea Popular de Toda Bielorrusia, que es acuñada en la Carta Magna como «máximo órgano representativo».

El proyecto precisa que el jefe de Estado será relevado en caso de violación burda o sistemática de la Constitución, alta traición u otro crimen grave. Y según el artículo 89, una vez abandonado el cargo, el presidente no podrá ser perseguido judicialmente.

Durante los cinco años de mandato, dicha asamblea, que estará integrada por miembros de los poderes ejecutivo, legislativo, judicial y de la sociedad civil, y diputados municipales, se ocupará de determinar la política interior y exterior, la estrategia de desarrollo económico y la doctrina militar y de seguridad nacional.

También podrá declarar el estado de emergencia o la ley marcial, enviar tropas al extranjero, proponer enmiendas a la Constitución y la celebración de referéndum, además de valorar la legitimidad de los procesos electorales.

La Constitución defiende el derecho de reunión, incluido la celebración de manifestaciones, mítines y piquetes, al igual que el derecho de asociación en forma de formación de partidos.

Según la Carta Magna, el ruso y el bielorruso son los idiomas oficiales del Estado; se prohíbe la financiación electoral extranjera y se promueve el desarrollo de la energía nuclear con fines pacíficos.

Además de defender el arreglo pacífico de los conflictos y no injerencia en los asuntos de otros países, descarta una agresión militar a otro país desde el territorio nacional.

En un intento de superar la crisis política en 2020, Lukashenko acordó con el presidente ruso, Vladímir Putin, que reformaría la Constitución.

No obstante, la oposición teme que Lukashenko modifique la Carta Magna para seguir en el poder, sea como jefe del Estado o como presidente de la Asamblea Popular de Toda Bielorrusia.

La oposición en el exilio demanda nuevas elecciones sin la participación de Lukashenko, la puesta en libertad de todos los detenidos y el procesamiento judicial de los funcionarios que ordenaron la represión de las protestas.