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Sundance sobrevivió, una vez más

Por segundo año consecutivo, el gran escaparate del cine indie se tiene que refugiar en el formato online para capear la pandemia del coronavirus, una tempestad que aún no amaina.

Cartel anunciador de la nueva edición de Sundance, en Utah. (George Frey | AFP)

Hablar del Festival de Sundance, evidentemente implica explorar ese cine que, a pesar de todo, consigue existir. Cuenta la leyenda que con la voluntad (o directamente necesidad) de apartarse del asfixiante radio de influencia de la industria hollywoodiense, la súper-estrella Robert Redford se cobijó en el remoto estado de Utah. En unos parajes montañosos, lejos (pero no demasiado) de la capital mormona Salt Lake City, el actor dio con Park City, una especie de recreación de aquellos diminutos poblados con los que los colonos fueron domesticando el salvaje oeste. Allí, en ese improbable núcleo urbano-rural de apenas 7000 habitantes, florecería uno de los certámenes cinematográficos más importantes del mundo.

Todo esto ocurrió en 1984. 38 años después, Sundance (nombre heredado de uno de los personajes más legendarios en la filmografía de Redford) se ha asentado en la agridulce contradicción de haberse erigido en epicentro de otra industria fílmica: la del cine inde. Una fuente de prestigio de la que tanto artistas emergentes como autoridades consagradas quieren beber, y a la que por supuesto quieren seguir surtiendo de ese mágico maná: el cine del que es imposible no enamorarse. Siempre es buen momento para recordar que en Sundance se descubrieron los primeros grandes trabajos de Quentin Tarantino, Paul Thomas Anderson, Steven Soderbergh, James Wan o Jim Jarmusch.

Talentos descomunales que estaban destinados a dejar huella en la cinefilia mundial, pero que para ello necesitaban que alguien les pusiera antes en el radar. Tabitha Jackson, quien encara su tercer año como Directora Artística de la cita, demuestra haber entendido a la perfección este compromiso primordial de Sundance: en su de momento breve pero intenso mandato, ha primado, como no podía ser de otra manera, el gusto por el descubrimiento, y desde luego, la selección de películas para esta edición de 2022 no marca la excepción.

Así, no sorprende comprobar que sus seis principales secciones (donde se agrupan películas de ficción, documentales, títulos de género y propuestas más experimentales) están dominadas por primeros o segundos trabajos; por cineastas prácticamente debutantes, vaya. Abi Damaris Corbin, Krystin Ver Linden, Cooper Raiff, Mariama Diallo o Carlota Martínez Pereda. Esas nuevas voces que aún no conocemos (del todo), pero cuyos nombres y obras seguramente no tardarán en formar parte del estrellato del séptimo arte.

Pero por supuesto, también habrá hueco para esos nombres que van a aportar a Sundance ese punto glamuroso sin el cual este tipo de citas parece que vayan cojas. Ahí van a estar los actores Jesse Eisenberg y Eva Longoria, por ejemplo, quienes presentarán respectivamente ‘When You Finish Saving the World’ y ‘La guerra civil’, proyectos donde han ejercido como realizadores. También podremos ver, por ejemplo, ‘Sharp Stick’, nuevo film como actriz, guionista y directora de Lena Dunham, referente feminista detrás de la fundamental ‘Girls’.

Y ahí iba a estar también el oscarizado Michel Hazanavicius, quien después de su sonado éxito con la silente ‘The Artist’, pretendía presentar ‘Z (Comme Z)’, con Romain Duris y Bérénice Bejo, remake del título de culto moderno japonés ‘One Cut of the Dead’. Dicha película ya estaba anunciada como una de las propuestas más esperadas de esta 38ª edición de Sundance, y sin embargo, al final va a ser que no. ¿Qué pasó? Pues que el director parisino anunció que si no podía presentar presencialmente su último film, entonces prefería quedarse en casa.

Y en efecto, así estamos todos: en casa. El año pasado, la evolución de la pandemia del coronavirus quiso que Sundance se celebrara íntegramente en formato online. En 2022, estaba todo preparado para una edición híbrida, es decir, para una mezcla de proyecciones en las salas de cine (de Park City, se entiende) y en nuestros hogares. Pero la variante Ómicron, ya se sabe, ha dinamitado nuestros planes de vuelta a la –«antigua»– normalidad. A falta de apenas un mes para la jornada de inauguración, el equipo de Tabitha Jackson tuvo que recular y refugiarse, por segunda vez consecutiva, en el online. Algunos, si se me permite, la mar de contentos por ahorrarnos el viaje a la gélida Utah; otros tristes por no poder/querer estrenar su nueva película en pantalla grande. Pero es lo que hay: con o sin covid, nunca nieva a gusto de todos.