La UE no se pone de acuerdo no ya solo sobre Ucrania sino sobre el gas
Con la espada de Damocles del gas ruso, y mientras EEUU guiña a Europa prometiéndole que incrementará sus insuficientes suministros de gas natural licuado con los envíos de Qatar, la UE libra su propia batalla energética.
La crisis energética por la explosión del precio del gas y la electricidad centró ayer por segundo día consecutivo la reunión informal en Amiens (Estado francés) de los ministros de Energía de los Veintisiete, que se debaten entre la exigencia de la presidencia francesa de la Unión de reformar el mercado de electricidad, incluyendo la energía nuclear como variable reconocida al nivel de las renovables, la insistencia de otros países en asegurar suficientes stocks de gas y la apuesta de otros por no incluir ni el gas ni la nuclear en el mismo baremo de las energías sostenibles.
El Estado francés apuesta por reformar la forma en que se establece el precio de la energía, forma que depende en última instancia del precio del gas, que se ha disparado en los últimos meses y no tiene visos de bajar en plena crisis con Rusia por Ucrania y en medio del tensionamiento de las relaciones entre Marruecos y Argelia, suministrador de gas en el sur del Viejo Continente.
París aspira a que el establecimiento del precio tenga en cuenta la energía nuclear (el Estado francés dispone a día de hoy de energía nuclear barata por sus 58 reactores nucleares).
Mas allá de la cuestión del establecimiento del precio marginal de la energía –que se fija por el del gas– Francia aspira a incorporar la energía nuclear al mismo nivel de legitimidad climática –emisiones de C02– que las renovables. La Comisión Europea ha hecho suya en primera lectura esta propuesta, e incorpora incluso el gas como alternativa sostenible.
El Estado español, Austria, Dinamarca y Luxemburgo rechazan esta propuesta inicial de Bruselas para incluir el átomo y el gas en la taxonomía verde.
En esta discusión, en la que Alemania presenta un perfil bajo, hay países como Luxemburgo y Austria que, apostando por las renovables, insisten en incrementar las reservas de gas para intentar bajar su precio.
Miran para ello, y para no depender tanto de Rusia, a países como Noruega y Canadá. La propia Alemania, Bélgica, Holanda e incluso Polonia ven con buenos ojos impulsar esta política.
Por su parte, EEUU pedirá a Qatar que envíe gas natural licuado (GNL) a Europa en caso de corte de suministro ruso por la crisis con Ucrania, Solo el 5% del GNL de Qatar, uno de los principales productores mundiales, llega a Europa, ya que prioriza el mercado asiático.