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Rusia maniobra en Bielorrusia en pleno repunte de la guerra en el Donbass

El Kremlin sigue moviendo sus piezas y retrasa el fin de sus maniobras en Bielorrusia, aduciendo el repunte de la guerra en el este de Ucrania. Occidente alerta de una guerra sin precedentes desde 1945 para «redefinir el orden mundial» y amenaza con unas sanciones cuya efectividad no está tan clara.

Imagen cedida por el Ministerio ruso de Defensa sobre maniobras en Bielorrusia. (AFP)

Bielorrusia ha anunciado este domingo que los ejercicios militares conjuntos con Rusia en su territorio, que debían terminar hoy mismo, proseguirán por la agravación de la tensión bélica en Ucrania.

«Habida cuenta del incremento de la actividad militar cerca de la frontera (…) y del agravamiento de la situación en el Donbass, los presidentes de Bielorrusia y Rusia han decidido seguir con la inspección de fuerzas», ha anunciado el Ministerio ruso de Defensa en su cuenta Telegram.

Pese a que el anuncio procede de Minsk, no cabe duda de que la decisión proviene del Kremlin. El presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, depende totalmente de Moscú desde que pidiera apoyo al presidente ruso, Vladimir Putin, para resistir ante la revuelta popular que surgió en agosto de 2020 tras unas elecciones en las que encarceló a los principales líderes opositores y reivindicó su victoria con un 80% de votos en un recuento calificado de fraudulento.

Choques en el este de Ucrania

Los militares ucranianos y las milicias pro-rusas del este ucraniano (Donbass) han vuelto  a cruzar acusaciones de violación del alto el fuego por ambas partes.

El centro de prensa de la Operación de las Fuerzas Conjuntas de Ucrania ha acusado a los rebeldes de «repetidas infracciones» de la tregua con armamento pesado prohibido por los acuerdos de Minsk.

Las repúblicas auto-proclamadas de Donetsk y Lugansk, que declararon la movilización general por aumento de las tensiones con Kiev, también acusan a los militares ucranianos de utilizar armamento prohibido por los acuerdos de Minsk y disparar contra núcleos de población, lo que ha dejado a un civil herido.

El Comité Internacional de la Cruz Roja ha exigido a ambos bandos que dejen inmediatamente de atacar infraestructuras civiles

Las potencias occidentales sospechan que Bielorrusia podría convertirse en la punta de lanza de una posible invasión rusa de Ucrania. Las maniobras, llamadas Resolución Aliada - 2022, comenzaron hace diez días y fueron observadas con profunda suspicacia tanto desde la OTAN como del propio Gobierno ucraniano.

Occidente acusa y amenaza

El primer ministro británico, Boris Johnson, ha acusado a Rusia de estar preparando «la mayor guerra en Europa desde 1945» con una invasión total de Ucrania.

Johnson aseguró que, en ese caso, Washington y Londres impedirán a las empresas rusas «comerciar en libras y dólares». No está clara la efectividad de esta amenaza y de esa eventual medida, ya que la eurasiática Rusia está inmersa, como otros países de Asia, en un proceso incipiente pero determinado de desdolarización de sus economías.

Semejante sanción podría acelerar el proceso, como ocurrió con los castigos económicos tras la anexión de Crimea a Rusia. Moscú respondió con el impulso de su autosuficiencia productiva, con resultados desiguales pero que mantiene, aun con deficiencias, la economía del país.

El primer ministro británico ha amenazado a los oligarcas rusos con confiscarles sus posesiones en Inglaterra, sobre todo en la capital británica, y con frustrar sus inversiones. Tampoco está claro a quién perjudicaría más, si a Moscú y sus intereses, o a Londres.

El responsable de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, ha asegurado en la conferencia de seguridad de Múnich que Rusia y China quieren redefinir el orden mundial, marcado por la primacía de Occidente, liderado por EEUU desde el fin de la II Guerra Mundial.

«Estamos ante una lucha de narrativas, parte de esa lucha es un intento por redefinir el orden mundial», ha insistido, para añadir que hay que oponerse a ello «para defender los derechos de los pueblos y los derechos humanos».

Sorprende la apelación del político español y catalán habida cuenta de su posición beligerante respecto al derecho de autodeterminación de Catalunya.

«Para Rusia y China solo los estados son soberanos, no los pueblos», ha concluido Borrell, en referencia al documento conjunto que publicaron el 4 de febrero Putin y su homólogo chino, Xi Jinping, en un enciento con motivo del arranque de los Juegos Olímpicos de Pekín.

Pese a todo ello, parece que aún hay espacio para la diplomacia y Putin ha mantenido una conversación telefónica con el presidente francés, Emmanuel Macron.