¿Se puede alcanzar la paz entre Rusia y Ucrania en Bielorrusia?
Hasta hace bien poco Bielorrusia ha intermediado entre Rusia y Ucrania, lo que sitúa al país en una posición privilegiada para acoger las conversaciones de paz. Mientras, la oposición a la guerra se moviliza en Bielorrusia y en Rusia, aunque con diferentes matices.
Las dos primeras rondas de conversaciones de paz han tenido lugar esta semana en Bielorrusia. Hasta el momento no ha habido grandes resultados, pero las dos partes acordaron ayer continuar con el proceso de negociación.
Minsk como zona libre de combates. La guerra en Ucrania continúa por octavo día. El primer día de la «operación militar especial», como la denominan en Moscú, el ritmo de la ofensiva del ejército ruso fue especialmente rápido. Ya en el segundo día de hostilidades, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, solicitó iniciar conversaciones de paz. Bielorrusia fue propuesta por la parte rusa como el lugar para su desarrollo.
Durante varios años el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, buscó desempeñar un papel de mediador en el conflicto entre la Federación Rusa y Ucrania. La posición de pacificador le permitió aliviar la presión política y económica de Occidente a cuenta de la violación de los principios democráticos y las libertades en Bielorrusia. Por otra parte, Minsk también ha estado vendiendo combustible (en realidad reexportación del ruso), electricidad y otros muchos productos en el mercado ucraniano. A pesar de todas las presiones de la Federación Rusa, Lukashenko no ha reconocido ni la anexión de Crimea, ni a las autoproclamadas Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk (LPR y DPR). Además, después del «Euromaidán» ucraniano y el inicio de la guerra en el Donbass en 2014, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Bielorrusia comenzó una política de acercamiento activo con Occidente. Dentro del país, hubo un cierto deshielo con la oposición liberal y nacionalista y las ONG financiadas por EEUU y la UE.
A pesar de todas las presiones de la Federación Rusa, Lukashenko no ha reconocido ni la anexión de Crimea, ni a las autoproclamadas Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk
Todo cambió después de las elecciones presidenciales en Bielorrusia en agosto de 2020. La oposición denunció que las elecciones habían sido amañadas, tras lo cual el país vivió unas protestas masivas y sin precedentes, que fueron brutalmente reprimidas. Esta vez, Occidente se negó a reconocer a Lukashenko como presidente legítimo y se impusieron duras sanciones económicas. Como resultado, comenzó un acercamiento cada vez más estrecho hacia el Kremlin. Según una de las teorías conspirativas propagada por la fracción nacional-conservadora de la oposición bielorrusa, Moscú estaba interesado en las protestas radicales en Bielorrusia y en su brutal represión para finalmente arrancar a Minsk de Occidente.
En vísperas del inicio de la operación militar en Ucrania, una gran cantidad de tropas rusas llegaron a Bielorrusia para las maniobras “Determinación aliada-2022”. Según denuncia la parte ucraniana, esas tropas están participando en la invasión y la parte bielorrusa está llevando a cabo ataques con cohetes contra instalaciones ucranianas.
Acuerdo para continuar las negociaciones. En este contexto, la oficina del presidente Zelensky rechazó inicialmente la plataforma bielorrusa de negociación, a pesar de las garantías de seguridad personal dadas por Alexander Lukashenko. Pero al final, el 28 de febrero, la parte ucraniana accedió a negociar en Bielorrusia, cerca de la frontera.
El contenido de las conversaciones no ha sido revelado oficialmente. De fuentes no oficiales, se supo que la delegación rusa exigió el estatus de neutralidad a Ucrania, el reconocimiento de Crimea y la LPR-DPR, y la parte ucraniana exigió la retirada inmediata de las tropas rusas de Ucrania. Asimismo, parece que Rusia pretende la federalización de Ucrania. La delegación rusa estuvo encabezada por Vladimir Medinsky, un exministro de cultura ruso conocido por sus sentimientos anticomunistas, e incluía al magnate Roman Abramovich.
Las negociaciones terminaron solo con un acuerdo abstracto: continuarlas la semana que viene en Bielorrusia. Esto solo demuestra que la clase capitalista dominante tanto en Rusia como en Ucrania no tiene ningún interés real en la paz, mientras los trabajadores siguen muriendo a ambos lados.
«La guerra es la paz…» Las tropas rusas han cercado la capital de Ucrania, Kiev, han ocupado Kherson, Berdyansk y están completando el cerco del grupo ucraniano más fuerte en el Donbass. Kharkov, Sumy, Chernihiv también están bloqueados. En la ciudad portuaria de Mariupol, está rodeada la formación neonazi «Azov», conocida por sus crímenes de guerra.
El objetivo oficial de la operación especial de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa es la «desnazificación y desmilitarización» de Ucrania, pero no todo el mundo lo cree. Durante los primeros días de combates, los ataques rusos se llevaron a cabo principalmente contra instalaciones militares de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Pero tras la primera ronda negociadora del lunes, las fuerzas armadas rusas comenzaron a usar armas pesadas de manera menos selectiva y más masiva. En Internet aparecieron videos de bombardeos con la ayuda de sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple (MLRS) en áreas residenciales en Kharkov, y Ucrania ha denunciado el presunto uso de una bomba de vacío. Y cada vez hay más informes de bajas de civiles ucranianas.
En los últimos dos días, los medios de propaganda ucranianos han estado difundiendo activamente rumores sobre una supuesta invasión de tropas bielorrusas en Ucrania o sobre su preparación. Y el secretario del Consejo de Seguridad Nacional de Ucrania, Oleksiy Danilov, dijo que si Zelensky lo ordenara, se podrían lanzar ataques con misiles contra Bielorrusia.
Al mismo tiempo, se está desarrollando un movimiento cada vez más amplio contra la guerra en Rusia, liderado por los liberales pero en el que también participan activistas de izquierda. El 27 de febrero se llevaron a cabo acciones contra la guerra en Bielorrusia y unas 800 personas fueron detenidas.
Sin embargo, el movimiento contra la guerra tiene sus propios matices y contradicciones. Los liberales rusos y los nacionalistas bielorrusos de derecha no están a favor de la paz como tal, sino de la victoria en esta guerra de uno de los Estados capitalistas: Ucrania. Parte de los activistas de izquierda se oponen a ello con la demanda de un cese inmediato de las hostilidades en ambos lados y la conclusión de la paz –«sin anexiones ni indemnizaciones», sin reconciliación de clase con sus élites gobernantes– para salvar vidas.
También es más probable que la mayoría de la población de Bielorrusia apoye el eslogan formulado por activistas de izquierda: «¡Paz inmediata, sin ganadores ni perdedores! ¡Las vidas de los ucranianos, rusos y bielorrusos importan!».