Más de tres millones de personas han huido de Ucrania en solo tres semanas
Más de tres millones de personas han huido de Ucrania en apenas tres semanas desde que comenzó la invasión por parte de Rusia. El país vive una «catástrofe inconmensurable», según responsables de evacuar las ciudades asediadas.
Unos tres millones de personas han huido ya de Ucrania desde el inicio de la invasión rusa el 24 de febrero, según el recuento de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La mitad son niños, algunos de ellos sin padres o madres. Casi cada segundo que pasa un niño ucraniano se convierte en refugiado, según Unicef.
Además de la alta cifra, lo inusitado ha sido la rapidez del éxodo. Menos de tres semanas después del inicio de los combates, «tres millones de vidas han sido arrancadas. Tres millones de mujeres, niños y personas vulnerables están separados de sus seres queridos», lamentó el jefe de la OIM, Antonio Vitorino.
Europa no había visto una afluencia tan rápida de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial y todavía puede ir en aumento, dado que no se atisba el fin de la guerra. Los primeros pronósticos de la ONU advertían de que cuatro millones de personas podrían querer abandonar el país, pero pueden quedarse cortos.
Solo Polonia alberga a más de la mitad de todos los refugiados que han huido, alrededor de seis de cada 10. El Alto Comisionado para los Refugiados (Acnur), contabiliza 1.808.436 personas que se añaden a los 1,5 millones de ucranianos que iban, en su mayoría, a trabajar a ese país.
En Hungría ha contado 263.888 y en Eslovaquia, otros 213.000. Moldavia, Rumanía y otros Estados de la UE son también destino o lugar de paso para otros países, además de las 143.000 que han encontrado refugio en Rusia.
La comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, alertó de que esto «es solo el principio», preocupada por el riesgo de que la acogida de refugiados termine creando «cansancio», en particular en los países que hacen frontera con Ucrania y que están recibiendo el mayor número de personas. La ola de solidaridad existente «podría evaporarse pronto si no estamos con quienes hacen los esfuerzos en primera línea», avisó.
Sobre todo llamó la atención por las mujeres y niños que puedan caer en manos de redes de tráfico de personas que aprovechan ese tipo de crisis para explotarlas sexual o laboralmente. Alertó, en particular, de la situación de los huérfanos, que son «extremadamente vulnerables».
Varios miles aún tratan de salir de las ciudades asediadas y bombardeadas.
Catástrofe humanitaria
«La dimensión de la catástrofe humanitaria es inconmensurable», señaló Erik Tollefsen, uno de los responsables de la evacuación de la ciudad de Sumy, bombardeada en los últimos días y donde convoyes de 80 autobuses escoltados por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) iniciaron la evacuación de cientos de civiles que intentaban montar en los autocares.
Casi 4.000 vehículos pudieron también salir de Mariupol, en los que escaparon unas 20.000 personas, pero al menos 300.000 seguían atrapadas y escondidas en sótanos y privadas de alimentos y agua. En ocasiones anteriores, los intentos de evacuación fracasaron por los bombardeos que violaron los acuerdos temporales de cese de las hostilidades.
La capital, con las tropas rusas a pocos kilómetros y de la que ha escapado la mitad de la población, tampoco se libró ayer de los ataques. Su alcalde, Vitali Klitschko, advirtió de que vive «un momento peligroso y difícil» y amplió el toque de queda de 20.00 a 07.00.
En un bombardeo que alcanzó un edificio residencial de 15 plantas en el barrio de Sviatochin murieron al menos cuatro personas y decenas resultaron heridas. Los ataques se repitieron en otros barrios.
En Dnipro, el aeropuerto sufrió grandes daños durante la noche.