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Los talibanes mantienen el cierre de las escuelas para las alumnas de secundaria

Los talibanes mantienen selladas las escuelas para las adolescentes de secundaria horas después de la reapertura de los centros educativos. La confusión y la decepción es patente, ya que muchas llevan más de un año sin ir a clase. Primero por el covid, luego y todavía, por los rigoristas.
 

Jóvenes afganas vuelven a casa tras no poder acceder a la escuela. (Ahmad SAHEL ARMAN | AFP)

«Las escuelas para las niñas adolescentes (entre 12 y 18 años de edad) siguen cerradas», ha confirmado el portavoz adjunto del Gobierno interino de los talibanes, Inamullah Samangani, el mismo día en que se reabrían las escuelas en el país tras el parón invernal.

El portavoz talibán asegura que las adolescentes afganas deberán esperar a un «segundo permiso del Emirato Islámico», como se autodenomina el régimen de los talibanes, sin aportar más detalles sobre la repentina decisión.

Decepción entre las estudiantes

La directora de una escuela secundaria para niñas del Gobierno en Kabul denuncia en declaraciones desde el anonimato a Efe la súbita orden de no reabrir el centro, a pesar de las promesas en este sentido de los rigoristas el pasado fin de semana.

«Todas las estudiantes y profesoras estaban muy contentas por volver a la escuela», lamenta.

La noticia ha caído como un jarro de agua fría sobre las jóvenes afganas que se disponían a acudir a las escuelas tras más de siete meses de cierre e incertidumbre.

Alia, una joven de unos 16 años estudiante en Kabul, afirmó a Efe antes de la marcha atrás talibán que estaba «muy excitada por volver a la escuela»  y reencontrarse con compañeras, profesoras y amigas.

De camino a casa tras el fallido comienzo escolar, un grupo de jóvenes estudiantes que también piden no ser identificadas no ocultan su desilusión.
«Estábamos muy felices de volver a la escuela después de tanto tiempo, pero por desgracia la directora de nuestra escuela nos ha dicho que vuelve a estar cerrada para nosotras que no podemos ir a clase», se queja una de ellas a Efe.
Una segunda alumna recuerda que había pasado la noche en vela «por la ilusión de volver a la escuela».

Por la pandemia, por los talibanes…

La enviada de Naciones Unidas para Afganistán, Deborah Lyons, ha mostrado su preocupación.

«Estoy oyendo informes inquietantes de que las estudiantes no han sido invitadas de vuelta a las escuelas por las autoridades. Si es cierto, ¿cuál es la razón?», señala Lyons en Twitter.

El Gobierno talibán anunció la semana pasada que, con la reapertura de las escuelas el miércoles en Afganistán tras el parón invernal, todas las niñas podrían regresar a las aulas.

En muchas provincias, las estudiantes de secundaria llevan más de un año sin ir a clase, ya que, con motivo de la pandemia, el Gobierno títere afgano cerró muchas escuelas. Al volver al poder, los talibanes mantuvieron el cierre.

Adaptación a la sharia

Los rigoristas justificaron el retraso la vuelta de las niñas a las escuelas secundarias para «adaptar»  su educación a la ley islámica o sharia, mientras que el acceso de las alumnas a la escuela primaria ha estado siempre permitido.

Entre las adaptaciones, los talibanes incluyeron la segregación de las escuelas por sexo y la necesidad de que las alumnas fueran instruidas por maestras. Además, las jóvenes de secundaria deberían llevar velo, y si las escuelas no eran suficientes, niños y niñas deberían asistir al centro en horarios diferentes.

El de hoy era uno de los momentos más esperados en Afganistán tras la toma del poder de los talibanes, tanto por las jóvenes que habían visto interrumpida su educación como por la comunidad internacional, que reclama a los rigoristas que garanticen todos los derechos a los afganos, en especial a las mujeres.

Los 20 años de ocupación estadounidense de Afganistán no resolvieron ni de lejos la discriminación de la mujer afgana, insoportable en las zonas rurales, aunque supuso una mejora de la situación en las ciudades, sobre todo en Kabul.

Durante su primera estancia en el poder, entre 1996 y 2001, los fundamentalistas siguieron una rígida interpretación del islam que les llevó a prohibir la asistencia femenina a las escuelas y a recluir a las mujeres en el hogar.