EEUU incrementa aún más su pantagruélico presupuesto militar
La Administración Biden incrementará un 4% su presupuesto militar con la excusa de la guerra de Ucrania, y pese a que asume que su gran rival es China, no Rusia. Washington gasta en «defensa» casi tres veces más que Pekín y diez veces más que Rusia y sus aliados europeos.
La Administración Biden ha presentado un presupuesto militar aún mayor que el que tiene EEUU. Aduce para ello la guerra en Ucrania, pese a que reconoce que su gran rival estratégico es China, no Rusia. Eso sí, trata de atajar las inevitables críticas del ala izquierda demócrata asegurando que lo financiará subiendo los impuestos a las corporaciones y a los más enriquecidos.
La Casa Blanca solicita que el Congreso apruebe para el año fiscal 2023, que comienza el mes de octubre, un presupuesto general de 5,79 billones de dólares, frente a los 5,85 billones de 2022.
En total, el Gobierno estadounidense quiere destinar 813.000 millones de dólares a defensa, lo que supone un incremento del 4% respecto al año fiscal 2022, de los que 31.000 millones de dólares serían en gasto nuevo.
Para la guerra en Ucrania y reforzar el flanco este de la OTAN, el Gobierno estadounidense busca asignar 6.900 millones de dólares con el fin de «contrarrestar» la invasión rusa del territorio ucraniano.
En comparecencia de prensa, el presidente, Joe Biden, justificó ayer lunes el aumento de los gastos militares porque «el mundo ha cambiado» por la competencia que suponen países como China y Rusia, lo que va a requerir de inversiones contra los ciberataques y en nuevas capacidades en el espacio, lo que incluye misiles hipersónicos.
«Esta será una de nuestras mayores inversiones en seguridad nacional», apuntó el inquilino de la Casa Blanca,
China, en el punto de mira
La 'número dos' del Pentágono, Kathleen Hicks, reconoció que EEUU considera a China su principal competidor estratégico aunque señala a Rusia como una «grave amenaza para el orden mundial» debido a su «invasión no provocada» y sus «tácticas viciosas».
En rueda de prensa, en la que detalló la solicitud de presupuesto de Defensa para el año fiscal 2023, Hicks confirmó que la estrategia de EEUU se basará en la «disuasión», con China como su «competidor estratégico más importante».
«La República Popular China tiene el potencial militar, económico y tecnológico para desafiar el sistema internacional y nuestros intereses dentro de él», alertó, agregando que otras de las «amenazas persistentes» serían Corea del Norte, Irán y «organizaciones extremistas violentas».
Al enumerar los objetivos de cara al próximo año, la número dos del Pentágono auguró que EEUUU se centrará en la región del Pacífico en materia de «inversiones» para respaldar «su ventaja militar comparativa, mejorar su postura, brindar una logística resiliente y aumentar la cooperación con los aliados y socios regionales».
«De manera similar, nuestra solicitud de presupuesto apoya el Comando Europeo de Estados Unidos y profundiza en nuestro compromiso férreo con la OTAN. Optimizaremos la capacidad de respuesta de la Fuerza Conjunta y brindaremos asistencia a Kiev a través de la Iniciativa de Asistencia para la Seguridad de Ucrania y reforzaremos los programas de cooperación», subrayó.
«La solicitud de presupuesto para el año fiscal 2023 se mantiene en línea con nuestro enfoque estratégico y prioriza a China como el desafío de ritmo y reconoce la grave amenaza que representa Rusia», zanjó Hicks.
Más policía
Ya en el terreno doméstico, la iniciativa presupuestaria incluye 17.400 millones de dólares para las fuerzas de seguridad para luchar contra el crimen en EEUU, de los que 1.700 millones serán para combatir el tráfico de armas de fuego.
Básicamente, como el propio Biden reconoció, el Gobierno quiere más policías en la calle y para ello va a dedicar más fondos a los cuerpos de seguridad para reducir los delitos.
El Gobierno quiere financiar este presupuesto al tiempo que disminuye el déficit federal en 1,3 billones de dólares este año, en «la mayor reducción anual de la historia de EEUU», subiendo los impuestos a los más ricos y las grandes empresas.
Esto sería posible, en parte, aumentando el impuesto a las corporaciones del 21% al 28%, algo a lo que se opone el ala moderada de los demócratas en el Congreso.
El Ejecutivo quiere también imponer un nuevo impuesto mínimo del 20% para los más ricos del país, las fortunas superiores a 100 millones de dólares.
Sobre los impuestos, la directora de la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca, Shalala Young, aseguró que este proyecto «garantiza que nadie que gane menos de 400.000 dólares al año pagará ni un centavo más en nuevos impuestos».
Young destacó que han elaborado esta propuesta presupuestaria tomando en base los datos económicos que indican que EEUU ha creado más de 6,5 millones de trabajo en un año, con un crecimiento del 5,7 % y un descenso del desempleo del 3,8 %.
Abandono de sus promesas
No obstante, este proyecto se separa de las prioridades establecidas por Biden en los presupuestos del año fiscal 2022, los primeros de su mandato, donde se marcaba como prioridad las políticas sociales y la lucha climática, algunas de las cuales no han salido adelante en el Congreso.
Todavía en camino de recuperarse de la pandemia, el Gobierno de EEUU solicita en su proyecto actual al Congreso 9.900 millones de dólares para reforzar la capacidad de los sistemas de salud frente a la covid-19 y 81.700 millones de dólares a lo largo de los próximos cinco años en seguridad sanitaria ante pandemias futuras.
Biden rememoró que su padre solía decir «no me digas tu valor, muéstrame tu presupuesto», y apuntó que su iniciativa manda un mensaje claro de que el Gobierno «valora primero, la responsabilidad fiscal; segundo, la seguridad; y tercero, las inversiones en capital humano para reconstruir un EE.UU. mejor».
La Casa Blanca proyecta que en 2023 el PIB crecerá el 5% frente a su pronóstico del 7,3% en 2022, además de augurar una inflación del 4,7% el próximo año, un punto porcentual más que en el actual.
Asimismo, predice que el desempleo caerá al 3,9% en 2023, frente a su proyección del 5,4% para 2022.
A principios de este mes, la Reserva Federal (Fed) llevó a cabo la primera subida de tipos de interés desde 2018 en un viraje hacia una política monetaria contractiva que permita combatir la elevada inflación, agravada por la invasión rusa de Ucrania.
El banco central estadounidense subió el tipo de interés oficial en 0,25 puntos porcentuales, lo que lo sitúa en una horquilla de entre el 0,25% y el 0,5%, tras dos años anclado en niveles cercanos a 0 para tratar de paliar los efectos sobre la economía de la pandemia.